La Universidad Veracruzana (UV), a través del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca), desarrolla el proyecto “Las aves como indicadoras de calidad ambiental en el Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV)”, bajo la dirección del investigador Ernesto Ruelas Inzunza.
El propósito del proyecto es realizar un sistema de monitoreo que utilice a las aves como indicadoras de la calidad ambiental, está planteado a tres años y finalizó su primer año de trabajo en otoño de 2018.
“El reto es compatibilizar el desarrollo portuario, que tendrá un beneficio de 140 mil empleos fijos; una vez concluida la obra permitirá al puerto de Veracruz convertirse en un nodo de desarrollo económico del país”, dijo el investigador del Inbioteca.
“Estas obras no vienen exentas de generar un impacto al ambiente y la UV acompaña a la Administración Portuaria Integral de Veracruz (Apiver) para asegurarse de que los impactos se reducen, se mitigan o se compensan”, añadió.
La máxima casa de estudios lleva a cabo varios proyectos en diferentes temas y, en este sentido, agregó que el monitoreo de las aves brinda un aporte complementario a la información que se genera con la vinculación entre la Universidad y Apiver.
Ruelas Inzunza comentó que éste es el proyecto más reciente que ayuda a comprender mejor el sistema y tiene un enfoque en tres grandes grupos: aves marinas, playeras y terrestres; asimismo, a petición de Apiver se trabaja en la boca del río Antigua y en la estación costera de La Mancha.
“Además de trabajar con tres grupos de especies de aves, nos interesa entender el impacto de la actividad humana y otros procesos naturales a tres diferentes niveles; nos interesa saber qué le pasa al individuo pájaro, qué cosas se pueden detectar en las aves como su condición corporal, su plumaje, su peso, si tienen parásitos o si están contaminados o estresados.”
Se colectan muestras de plumas y de sangre para analizar la presencia de contaminantes, trabajando básicamente con metales como el plomo y el mercurio para entender sus efectos en la condición corporal.
Otro nivel de análisis es el poblacional, a través del muestreo de una serie de métodos estandarizados que permiten comparaciones para varios periodos de tiempo.
Un nivel de análisis de mayor escala está enfocado a la comunidad, entendida como el ensamble de especies que pueden agruparse como sensibles, moderadas y no sensibles con relación a las perturbaciones en su hábitat.
Por ejemplo, las especies no sensibles incluyen a los tordos y a los pichones porque pueden vivir en múltiples sitios.
“Entendiendo estas comunidades, uno puede transformar la información en índices y nos pueden mostrar las proporciones de especies en cada una de estas categorías.”
Un equipo de ocho profesionales empezó a trabajar en la observación de pájaros en septiembre-octubre de 2017 y finalizaron en otoño de 2018, ya presentaron un informe ante Apiver y al día de hoy analizan la información generada.
Apiver ha permitido que esta información sea utilizada para elaborar publicaciones científicas, hecho poco usual en este tipo de proyectos pues normalmente la reservan hasta cuando son finalizados, incluso se tiene presupuestado un recurso para la difusión de resultados a la comunidad científica y al público en general.
“Nuestro proyecto también está interesado en comunicar resultados y estamos preparando una exposición fotográfica que se va a montar en el malecón de Veracruz”, apuntó.
También se prepara un libro sobre las aves del puerto de Veracruz y del sistema ambiental regional que no pretende ser un libro técnico, sino que presente un nivel de información aceptable para el público.
Dentro de los planes del proyecto se contempla la realización de un foro sobre aves marinas y puertos para otoño de 2019.
Con el proyecto se busca conocer qué pájaros viven en este espacio y qué efectos se pueden identificar en estos tres niveles: individual, poblacional y de comunidad, para que una vez que terminen los tres años “podamos hacer un gran análisis de la información y decir qué censos y qué muestreos son más demostrativos para el proyecto; uno genera una línea base de información y para sostener el proyecto a largo plazo será posible tomar diferentes pulsos a lo largo de los años, así como tener una base de datos valiosa sobre la comunidad de aves y cómo refleja lo que está ocurriendo en la zona”, explicó Ernesto Ruelas.
“Pensamos que si podemos hacer estos muestreos a largo plazo podremos saber muchas cosas sobre la respuesta de los pájaros a la actividad portuaria”, puntualizó.
Ha habido estudiantes de posgrado en este proyecto que han realizado trabajos recepcionales y a la fecha colaboran con una iniciativa de la Universidad Estatal de Colorado relativa al paisaje genómico de las aves, lo cual implica a una red de colaboradores en diferentes países que colectan muestras de plumas para hacer el mapa de distribución genética de las especies.
“Esto vincula a la UV con investigaciones que se realizan en todo el mundo”, subrayó el investigador.
Para este segundo año de trabajo se efectuará una colecta de datos de campo, principalmente de contaminantes como metales e hidrocarburos, entre ellos plomo y mercurio.
El plomo está asociado con la actividad industrial, con pinturas y combustibles, mientras que el mercurio está relacionado con la contaminación industrial en cuerpos de agua.
“Confío que en corto plazo podamos hacer una integración de los datos que están generando los diferentes equipos y entender qué está pasando”, comentó el académico de Inbioteca.