La sinopsis de la obra Los 6 García, de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana (Orteuv) y cuya temporada de estreno está por iniciar, plantea: “En la oscuridad de un antro en una noche de fiesta, un hombre y una mujer a punto de besarse descubren que son medios hermanos. El inesperado hallazgo desatará un efecto dominó luego de que ambos tramen en complicidad desmantelar la cadena de repeticiones, secretismos, abandonos y despojos que han definido a su familia por generaciones”.
La obra, del director de la Orteuv y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), Luis Mario Moncada, se presentará del 5 de abril al 5 de mayo (excepto los días 7, 19, 20 y 21 de abril) en la Sala “Dagoberto Guillaumin” del Teatro del Estado “Gral. Ignacio de la Llave”. Los viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a 18:00 horas. El costo es de 80 pesos general, 60 para estudiantes e Inapam (habrá venta de boletos, en taquilla, desde 60 minutos previos a cada función).
Los 6 García, que reúne a 15 actores de la Orteuv, es dirigida por la también iluminadora e integrante del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca, Rocío Carrillo Reyes, quien en entrevista con Universo compartió el gusto y emoción que le causa esta puesta en escena, pues se trata de un trabajo compartido con Luis Mario Moncada que les requirió más de un año para crear, así como un trabajo de investigación y documentación sobre el tema central: la doble moral en México, también llamada “la casa chica”.
“La obra trata de la situación transgeneracional de seis familias en las que esta situación de que haya ‘casa chica’ es una circunstancia que se repite. Por otro lado, también planteamos un esbozo del origen de esto en el tránsito del mundo prehispánico al Virreinato de la Nueva España. Fue un trabajo de investigación sobre los orígenes de un fenómeno particularmente latinoamericano y de manera muy específica, mexicano.”
Rocío Carrillo recordó que entre los mexicas y otras culturas como la totonaca, existía la poliginia (régimen familiar en el que el hombre tiene varias esposas al mismo tiempo); al tratarse de una situación de estatus social, generalmente quienes lo ejercían eran aquellos de la alta jerarquía o clase gobernante. Pero, cuando inició la evangelización por los franciscanos, tal costumbre fue rechazada y se buscó implantar la monogamia (régimen familiar que no admite la pluralidad de cónyuges).
En ese periodo de trance “empezó a haber un acoso, en algunos casos más sutil y en otros abiertamente violento, para presionar a la modificación de esta costumbre; en esa situación se dio una enorme diversidad de circunstancias, desde los caciques prehispánicos que aceptaban a regañadientes, sacaban a las esposas de la casa principal, las ponían en la esquina y comienza a haber estas ‘casas chicas’ en las que, en realidad, la estructura familiar seguía funcionando de la misma manera”.
En su momento, el asunto escaló pues el gobierno y la Iglesia católica se vieron en la necesidad de presionar de una manera más radical, a grado tal que se generó una amenaza por parte de la Santa Inquisición, y quienes seguían practicando la poliginia fueron obligados a reconocer como legítima a una sola de las esposas. Sin embargo, planteó la directora e iluminadora, “¿qué pasó con las otras mujeres? Se quedaron desprotegidas, con hijos, entre otras circunstancias; entonces, eso favoreció a la creación de una segunda moral. La misma Iglesia era tolerante con esta situación: una es legítima, pero a las otras hay que proveerlas”.
Y hay un elemento más: la observancia de los indígenas por esa “doble moral” que a su vez tienen los españoles, quienes llegaron a la denominada Nueva España y al cabo de unos años es que arribaba la esposa desde el viejo continente, y mientras tanto establecían relaciones íntimas como las mujeres de acá.
“Se da una situación de tolerancia entre la Corona y la Iglesia por estas costumbres prehispánicas y que fue favoreciendo la creación de una doble moral que se ha repetido de una manera transgeneracional y que también tiene consecuencias”, explicó. A propósito de ello, citó que hace poco es que se modificó la legislación del país y se eliminó de las actas de nacimiento la categoría de “hijo natural”, lo que significa que “hay generaciones marcadas por ese estigma” de no ser un descendiente legítimo, según las normas institucionales, sociales y culturales.
Cabe aclarar que, aunque el tema de Los 6 García es propio de la conmemoración por los 500 años de la llegada de los españoles a las costas de Veracruz, no fue a propósito su estreno este año, sino una casualidad.
La fundadora de la Organización Secreta Teatro consideró que Los 6 García es una obra que sensibilizará al público. A diferencia de cómo lo ha tratado el cine y las telenovelas, “aquí buscamos crear una visión panorámica donde estemos observando qué sucede, qué hay más atrás, la complejidad que tienen los personajes; más que si estamos a favor o no, es observar qué conflictos ha conllevado esta herencia de una situación que ha ido a contracorriente de las normas impuestas por la sociedad y cultura en que vivimos”.
Consideró que se trata de una puesta en escena que garantiza diversión, porque quisieron tratar la situación con humor, bajo la creencia de que “la risa sana, la risa repara, no es el único enfoque, pero es importante”.
En síntesis, la obra contempla baile, un planteamiento crítico acerca del tema central, la referencia al mundo prehispánico y el Virreinato de la Nueva España y más, pues sus creadores se propusieron “un abordaje más amplio y por lo tanto más profundo” de la doble moral en el país.
Karina de la Paz Reyes Díaz / Prensa UV