Aunque por lo general los síntomas del virus del Zika no llegan a ser muy graves, sí que pueden provocar algunas complicaciones o desencadenar otras patologías, como el síndrome Guillain-Barré o la mielitis. Además, si se infecta una mujer embarazada puede transmitirse al feto, causándole malformaciones como la microcefalia. Este es el motivo por el que cientos de científicos llevan años en busca de una vacuna con la que proteger a los habitantes de zonas como Asia, Sudamérica o África, donde los mosquitos que transmiten la enfermedad son más frecuentes.
Aunque por el momento no se ha logrado comercializar ninguna de las opciones obtenidas, sí que hay en marcha algunos ensayos clínicos. Por lo general estos fármacos se basan en introducir en el organismo las proteínas presentes en la envoltura del virus, de modo que no se provoque la infección, pero sí se desencadene una respuesta inmune que proporciones los anticuerpos necesarios para luchar en caso de un ataque real del virus. ¿Pero qué pasaría si en vez de recurrir al propio virus se utilizara una proteína del mosquito que lo transmite? Esto es lo que ha hecho recientemente un equipo de científicos de la Universidad de Yale, cuyos resultados se muestran hoy en un estudio publicado en Nature Microbiology. En él, describen cómo se puede luchar contra la infección dirigiendo el sistema inmunológico hacia una proteína presente en la saliva del virus. Sus resultados en ratones han sido tan buenos que invitan al desarrollo de una vacuna basada en este mecanismo.
Un nuevo enfoque
El primer paso para la realización del estudio fue aislar los anticuerpos presentes en la sangre de ratones que habían sido previamente picados por mosquitos Aedes aegipty, conocidos por ser los principales transmisores de la enfermedad.
A continuación, reconocieron las proteínas frente a las que actuaban estos anticuerpos y comprobaron cuáles eran sus efectos, tanto en ratones infectados como en cultivos celulares. Así fue como descubrieron el papel de AgBR1, una proteína de la saliva de los mosquitos, que parecía agravar la infección por Zika en los roedores.
Finalmente, en experimentos posteriores comprobaron que el bloqueo de dicha proteína brindaba protección parcial frente a la enfermedad a los animales, además de disminuir los niveles de virus en sangre.
Se necesita mucha más investigación para poder afirmarlo con cierta rotundidad, pero este hallazgo podría conducir al desarrollo de vacunas tanto para el Zika como para otros virus transmitidos por mosquitos de la misma familia, como el dengue o la enfermedad del Nilo Occidental. Quizás se estaba trabajando sobre el objetivo equivocado, al menos ahora hay otro hilo del que tirar.