Raymundo Ochoa Catalina, egresado de la Facultad de Estadística e Informática (FEI) de la Universidad Veracruzana (UV), desarrolló un traductor de Braille como proyecto de investigación para concluir sus estudios de licenciatura.
En entrevista, contó que este proyecto nació de una plática que sostuvo con Gerardo Contreras Vega, director de su tesis y profesor de la FEI, sobre la necesidad de desarrollar una aplicación móvil que tradujera el código Braille de forma automática a través de una imagen de Internet o una fotografía.
Dijo que la investigación fue pensada como un beneficio y apoyo para las personas dedicadas a la traducción de este sistema de lectura y escritura táctil, así como para los familiares de las personas con discapacidad visual.
“Muchas personas con discapacidad visual enfrentan problemas de comunicación todos los días, así que ésta será una herramienta útil para quienes no saben el Braille.”
Destacó que para leer una hoja completa escrita en código Braille, aunque una persona conozca este lenguaje puede tardar entre 30 minutos y una hora, pero con esta aplicación podría leerse entre un minuto y medio y dos minutos.
Explicó que la aplicación puede traducir una imagen de un texto en Braille tomada de Internet, aunque por el momento no está disponible para el público en general pues sigue en desarrollo.
“Agregué lo básico del código Braille: sólo hay mayúsculas, minúsculas, números, operaciones matemáticas, fracciones y números ordinarios.”
Desarrollo del traductor
El primer paso que hicieron Raymundo y su director de tesis, fue analizar los diferentes dispositivos móviles para averiguar cuáles eran más eficientes, qué requerimientos necesitaban y qué sistemas operativos podrían utilizar.
“Estábamos entre usar Android o iOS, pero este último implicaba más dificultades al momento de desarrollarlo ya que necesitaba la misma plataforma y permisos para la aplicación. Mientras que en Android (el proceso) era más fácil y más compatible.”
Después de decidir que utilizarían el sistema operativo Android, iniciaron con la investigación. Contactó a un profesor de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” para aprender el sistema de lectura y escritura táctil, ya que era necesario para desarrollar el traductor.
Al preguntarle sobre las dificultades que enfrentó, dijo que principalmente fueron dos: uno, la técnica y todo lo relacionado con el código y el desarrollo del programa; y dos, aprender Braille.
“El código está conformado por 64 cajetines, que corresponde a cada una de las letras del abecedario Braille; cada cajetín tiene seis puntos que colocados de diferentes maneras forman una letra, pero si se agrega o quita un cajetín y/o punto, el significado de la palabra cambia por completo.”
Comentó que la aplicación es producto de prueba y error, por lo que si encontraba alguna falla, tenía que comenzar de nuevo para perfeccionarla.
Paola Cortés Pérez/ Prensa UV