Entre 1618 y 1812, el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción de Orizaba representó un punto de servicio, hospedaje y curación para los transportistas que a diario recorrían el Camino Nuevo Veracruz-México, mencionó Aarón David Hernández Contreras, alumno de la Maestría en Ciencias Sociales, adscrita al Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV).
En el marco del Coloquio de Presentación de Avances de Investigación de dicho posgrado que concluyó el viernes 25 de enero, el joven universitario comentó que este tema es parte del primer capítulo de su tesis de maestría, un trabajo de larga duración dividido en tres periodos que abarcan los siglos XVII y primera década del XIX.
En su exposición realizada en el Auditorio “Gonzalo Aguirre Beltrán”, resaltó que el Camino Nuevo fue considerado el segundo de mayor importancia en el siglo XVII, pues comunicaba a Veracruz con la Ciudad de México.
Con imágenes mostró que el convento-hospital construido ex profeso para la gente que transitaba por esa vía, representó un espacio práctico y cultural religioso para quienes subían y bajaban por el Camino Nuevo, donde se brindaban servicios de hospedaje, alimentación, curación, sacramentos o entierros.
“El concepto de hospital obedece a una corporación social, la cual se puede entender como un espacio que permite comprender las estructuras emocionales y de pensamiento de los distintos grupos sociales, percibir sus intereses y sus deseos.”
Aarón David comentó algunos de los avances del primer capítulo denominado “La cultura popular de los que suben y bajan”, dividido a su vez en tres apartados. Explicó que el aumento del comercio hizo que el camino cobrara mayor importancia y se empezara a construir una infraestructura más amplia de caminos y puentes.
Planteó que los personajes que circulaban por el camino eran dueños de recuas y carros, “eran los profesionales de estos caminos que transportaban la mercancía de Veracruz y la que salía de la Ciudad de México”.
Con base en esta investigación, resaltó que varios de los elementos hablan de una cultura popular como la religiosidad y el interés por mantener el transporte de mercancías vivo.
“Es importante decir que en esa época Orizaba era vista como la frontera entre tierra caliente y la templada, de ahí que ese valle fuese lugar adecuado para el descanso y hacer trámites como los registros de mercancías”; es decir, se concebía como un lugar donde se llegaba a descansar, recibir sacramentos de parte de los religiosos, medicinas que les otorgaban los frailes de San Juan de Dios, o a morir ya que además de contar con una iglesia se construyó un cementerio.
Subrayó que en este capítulo se demuestra que los transportistas –más que los comerciantes– están detrás de la fundación del hospital. “Hay una decisión de ellos porque promueven, organizan, ven la necesidad de que se construya este tipo de lugares, acuden a una corporación religiosa como la orden de San Juan de Dios para resolver un problema como era el hospedaje, el cuidado de los trabajadores y también de ellos mismos en el camino”.
Cabe mencionar que en el siglo XVII, en el camino no había tantas ventas u hospederías como en el que cruzaba por Xalapa.
“Se trató de un hospital con una función práctica de servicio, hospedaje y curación, donde muchos transportistas llegaban a escuchar misa, a recibir el socorro espiritual, sacramentos, asegurar un lugar para su entierro y la salvación de su alma.”
Dio a conocer que su trabajo de investigación, el cual se enfrentó a muchas dificultades en cuanto a la búsqueda de fuentes, está sostenido por testamentos, registros de mercaderías y compraventas. Sin embargo, da pie para explicar la permanencia de este hospital que fue gestionado por transportistas, y que continuó como un hospital militar en la segunda mitad del siglo XVIII.
Hernández Contreras dijo que más adelante el estudio deberá explicar la subsistencia de un hospital que existió desde 1618 hasta la primera década del siglo XIX.
Claudia Peralta Vázquez/Prensa UV