Alejandro Mira Tapia, egresado de la Maestría en Investigación Educativa (MIE) del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE) de la Universidad Veracruzana (UV), expresó que la existencia de universidades, institutos y/o programas educativos (PE) de licenciatura interculturales democratizan el acceso a la educación superior.
Lo anterior es uno de los planteamientos de su tesis intitulada “El papel de la profesionalización intercultural en los procesos de afirmación étnica y resignificación identitaria: los jóvenes otomíes de la Licenciatura en Emprendimientos en Economías Solidarias del Instituto Intercultural Ñöñho, Querétaro”, que resultó ganadora del Premio “Arte, Ciencia, Luz” 2018, en la categoría de Maestría.
Alejandro Mira cursó la Licenciatura en Psicología Social en la Universidad Autónoma de Querétaro, periodo en el que se involucró en un proyecto de alfabetización para adultos, basado en las premisas de Paulo Freire; esta experiencia marcó su formación profesional y pensó en continuar por este camino, así que buscó un posgrado que lo formara como investigador en el tema de los procesos educativos.
“Revisé varios programas de posgrado y observé que el Instituto de Investigaciones en Educación de la UV tenía esta perspectiva en más de una de sus líneas de investigación, además de que sus investigadores son de alto nivel académico. Esto fue lo que me motivó a participar en el proceso de selección de la maestría.”
Las universidades convencionales tienen que abrir la discusión sobre cómo marginan institucionalmente a ciertos sujetos escolares, por desigualdades sociales, de género y etnicidad
Al preguntarle sobre su estancia en el posgrado, dijo que se encontró con un ambiente académico muy fértil, además consideró que tuvo un acompañamiento privilegiado por parte de sus directores de tesis, investigadores del IIE y compañeros.
“Tuve la fortuna de compartir seminarios de investigación con estudiantes del doctorado y de otros posgrados, quienes indirectamente fueron también mis formadores; aprendí muchísimo de ellos; creo que estuve en un entorno que intelectualmente me estimuló mucho.”
Además, dijo que su conciencia política sobre lo que ocurre en México se amplió durante el periodo que estuvo en Xalapa para estudiar la maestría, “también es parte de mi experiencia social en la UV”.
Respecto al tema de la interculturalidad como objeto de estudio, Alejandro Mira contó que fue mientras preparaba el anteproyecto de investigación para ser aspirante a la MIE, escuchó sobre el Instituto Intercultural Ñöñho (otomí) de Amealco, en Querétaro.
“Cuando me percaté que en el IIE se analizaban y etnografiaban experiencias de educación intercultural, pensé que sería interesante acercarme a conocer qué ocurría en el Instituto Intercultural Ñöñho, qué enseñaban, cuál era su historia, y así lo hice, antes de irme a Xalapa ya tenía un vínculo.”
Con respecto al Premio “Arte, Ciencia, Luz”, dijo que es un estímulo para que los estudiantes realicen trabajos de investigación de calidad. “Creo que también visibiliza el trabajo serio y comprometido que hace la gente del Instituto Intercultural Nöñho”.
Contó que pertenece a la primera generación de una familia amplia que accede a la universidad y es el primero que hace estudios de posgrado, por ello considera que este premio es una alegría para toda su familia, “me atrevo a decir que es algo así como un precedente”.
De igual manera, dijo, el reconocimiento está vinculado al acompañamiento que tuve por parte de mi director y codirectora de tesis.
Hablar de educación indígena es hablar de asimetrías
Alejandro Mira mencionó que es importante hablar de la educación indígena, hoy llamada intercultural, porque es visibilizar las profundas asimetrías y relaciones racistas que mantiene el Estado con las comunidades indígenas, mismas que son legítimas en el imaginario de nuestra sociedad.
Por ello, en su tesis “El papel de la profesionalización intercultural en los procesos de afirmación étnica y resignificación identitaria”, estudió y analizó la educación intercultural en el nivel superior.
“Mostrar y documentar la existencia de experiencias de educación que confronten esta estructura de relaciones e imaginarios, y que al mismo tiempo aspiren a reposicionar la historia, la identidad, la lengua, los conocimientos, las concepciones del territorio y las pedagogías de las comunidades, parece que puede ser un aporte para acumular experiencia social sobre cómo seguir construyendo culturas escolares que no vayan en la línea de las pedagogías coloniales y del racismo.”
Con relación a la educación superior intercultural en el país, dijo que ahora hay universidades, institutos y PE de licenciatura interculturales, que han ayudado a democratizar el acceso de jóvenes indígenas y campesinos para realizar estudios profesionales en sus regiones de origen.
Sin embargo, opinó que es momento que las universidades convencionales abran públicamente la discusión sobre cómo marginan institucionalmente a ciertos sujetos escolares, sobre todo aquellos que por desigualdades sociales, de género y etnicidad no participan en sus procesos de admisión, son rechazados o si ingresan son discriminados.
“En su momento, países como Brasil plantearon políticas sociales y educativas para el acceso de estudiantes afrobrasileños e indígenas en algunas de sus universidades, asignando un número fijo de cupos en sus programas educativos. No sé si éste es el camino que debe de seguir nuestro sistema de educación pública superior, pero por lo menos debe de iniciarse esta discusión para plantear un camino.”
Experiencia socioeducativa en región indígena otomí
Alejandro Mira Tapia desarrolló su trabajo de investigación sobre el papel que tienen las políticas de identidad de orgullo étnico en la construcción de nuevos perfiles interculturales de profesionistas indígenas, que aspiran a producir un perfil de sujeto vinculado orgánicamente con las necesidades económicas, políticas y culturales de sus territorios de origen.
Analizó esta experiencia socioeducativa que ha comentado y que tiene lugar en la región indígena otomí del sur de Querétaro, en los límites con el norte del Estado de México: el Instituto Intercultural Ñöñho, una pequeña universidad indígena y asociación civil que diseñó un programa de licenciatura en economías solidarias.
“Aquí se forman jóvenes provenientes de familias campesinas, de artesanos y pequeños comerciantes de esta región, con el objetivo de construir proyectos sociales y económicos que puedan revertir las condiciones de precariedad en las que se encuentra parte de su población, al mismo tiempo que buscan ‘reavivar’ su cultura y lengua.”
Sobre los resultados de dicha investigación, indicó que espacios como el Instituto Intercultural Ñöñho plantea quiebres de ciertas lógicas culturales y educativas de la escuela que han tendido a inferiorizar a las comunidades indígenas.
“Cumple un papel descolonizante en términos académicos, pues forman a sus estudiantes desde una matriz de conocimientos (o de saber/poder) opuesta a la que ha denigrado los conocimientos de sus padres y abuelos, es decir, sus conocimientos comunitarios.”
UV/Paola Cortés Pérez