Seguros de que sus partidos, en alianza, iban a “arrasar” en la elección de julio pasado, los diputados locales del PAN y PRD, a propuesta de su jefe político, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, le dieron entrada y aprobaron dos semanas antes de los comicios una iniciativa de reforma constitucional –promulgada hasta octubre después de la aprobación de la mayoría de los 212 ayuntamientos– para que con motivo del informe que por escrito debe presentar el 15 de noviembre acerca del estado que guarda la administración pública, el Jefe del Ejecutivo estatal acudiera al Congreso después de la comparecencia de los Secretarios de Despacho o equivalentes “a responder las preguntas que le formulen los Diputados”.
Hace un año, sin aún estar obligado por la ley, Yunes Linares se presentó a responder las dudas e inquietudes de los legisladores sobre su primer informe de gobierno.
Pero en esa ocasión lo hizo ante un escenario cómodo, pues la LXIV Legislatura anterior estaba bajo control político de los diputados del PAN y PRD, sus incondicionales.
Además, en esa ocasión, recurrió a un argumento irrebatible. Expuso: “Al venir frente a ustedes parto de la base de que nadie supone que en el lapso de un año se puedan solventar rezagos y carencias ancestrales.
“Tampoco resolver totalmente en un año problemas que han tomado mayor potencia en los años recientes como el de la inseguridad y el desempleo.
“Sin embargo, puedo afirmar con mucha satisfacción que en un año hemos logrado enfrentar con éxito muchos escollos que parecían insalvables.”
Mañana, jueves 29, deberá regresar al Congreso, pero en esta ocasión tendrá que comparecer ante la LXV Legislatura controlada por el grupo mayoritario de MORENA, cuyos diputados presiden la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política.
A ellos corresponderá decidir a quiénes dejarán ingresar como espectadores al salón de sesiones: si a las porras de militantes del PAN y de funcionarios yunistas o a los representantes de los colectivos de desaparecidos, a los empresarios que siguen reclamando el pago de sus deudas –mismos que han organizado para la noche del viernes 30 una verbena popular en la Plaza Lerdo para celebrar el fin del gobierno de Yunes– o a las huestes del Movimiento Nacional de los 400 Pueblos, de César del Ángel, actualmente preso.
¿Será recibido con alfombra roja y vítores o deberá comparecer como gladiador en Coliseo romano?
Además, a diferencia de su comparecencia anterior, ahora no podrá recurrir a la misma justificación, ya que desde esa vez había asegurado que el cambio era evidente en Veracruz, que “a un año de gobierno ya nadie habla de corrupción, porque no la hay, hay controles estrictos y plena transparencia en el ejercicio del gasto público”, que “nadie habla de impunidad, porque están en la cárcel varios de los responsables del saqueo al erario público”, que “nadie habla de complicidad del gobernante con la delincuencia, porque no la hay; porque hoy los combatimos frontalmente”, que “ya no se habla de quiebra financiera del gobierno, porque ajustamos el gasto, bajamos el déficit y reestructuramos la deuda”, que “ya nadie habla de frivolidad del gobernador y sus funcionarios porque tenemos un comportamiento sobrio, austero y republicano, como lo merecen los veracruzanos”, y que “no vivimos en el mundo ideal, pero empezamos a salir de la más grave crisis que ha enfrentado Veracruz en su historia: crisis financiera, social, política, de seguridad, pero sobre todo crisis de valores y principios”.
Quizás en lo que sí tenga razón es que “el despertar social que dio pie a la transición democrática se ha traducido en una exigencia creciente de eficiencia en el ejercicio del gobierno, honestidad y transparencia en el manejo de los recursos, combate a la impunidad y –particularmente– exigencia de resultados positivos en seguridad pública.”
“Hoy la sociedad tiene voz y voceros libres. ¡Ese es uno de los grandes cambios por los que luchamos!”, presumió hace un año. Este jueves 29 lo comprobaremos en su última comparecencia ante el Congreso.
El 8, la comida de Amadeo
Tal como se ha venido realizando ininterrumpidamente desde finales de 1997 –hace 21 años–, el próximo sábado 8 de diciembre tendrá lugar la comida anual de Vía Veracruzana, la asociación política estatal cuyo líder fundador Felipe Amadeo Flores Espinosa pretende fortalecer para conseguir su registro legal como partido político local.
Existe obviamente cierta expectación por saber qué tan fuerte o dividida quedó esta agrupación después de que en la elección de este año decidió apoyar la alianza del PAN-PRD-Movimiento Ciudadano, luego de que desde la sucesión gubernamental de 1998 siempre participó como aliado del PRI.