La presidencia de la República, el Congreso –con sus Cámaras de Senadores y Diputados-, un buen número de gubernaturas y congresos locales, y ahora las leyes que amplían su fuerza política e institucional, pertenecen a Morena. Es la plenitud del pinche poder como no se había visto en décadas.
Las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF) avaladas ayer jueves por la Cámara de Senadores nos ha dejado dos lecciones: el nuevo gobierno tiene una necesidad urgente de concentrar el poder público y que el Congreso será el instrumento para lograrlo.
Estas reformas incluyen, entre otras disposiciones, más facultades al Presidente de la República, la creación de la nueva Secretaría de Seguridad, la reestructura administrativa de varias de las dependencias federales –entre ellas la Secretaría del Bienestar- y la creación de la figura de súper delegados estatales, que tendrán injerencia hasta en el tema de la seguridad pública.
La primera lección se explica, por ejemplo, con la decisión de que crear una nueva Secretaría de Seguridad, la cual tendrá la responsabilidad de tareas estratégicas -seguridad nacional, seguridad interior y protección civil- que hasta hoy son competencia de las Secretarías de Gobernación y de la Defensa Nacional. La nueva Guardia Nacional será el aporte de este gobierno en la fracasada lucha contra la inseguridad.
Otro caso es que la Secretaría de Hacienda controle -a través de su Oficialía Mayor- todas las compras y las licitaciones que hará el Gobierno. La decisión hace más burocrático el proceso y lo pone en manos de inexpertos que carecen de conocimiento técnico. No todo es comprar papel.
También desaparecen las delegaciones federales, creando la polémica figura de súper delegados que serán en la práctica los contrapesos a los gobernadores. Ayer, durante el debate en el Senado, Beatriz Paredes pidió –no puede hacer otra cosa- “no atropellar a los gobiernos locales; no conviertan a los gobernadores en figuras decorativas’’.
La segunda lección la tuvimos en la sesión de ayer en el Senado. Como sucedió en la Cámara de Diputados, la imposición de una mayoría legislativa de Morena, intolerante e irreflexiva, al servicio del Presidente de la misma forma en que operaba durante el régimen que han ofrecido cambiar.
La falta de respeto a las minorías y la imposición de un monólogo que no acepta el enriquecimiento de las propuestas, es una interpretación equivocada del apoyo logrado en las urnas. Pero para eso es el poder, para ejercerlo.
Un requisito indispensable para el buen gobierno es una administración pública profesional, con instituciones que respondan a las necesidades y demandas de su población. Es cierto que la honestidad combate la corrupción, pero no genera políticas públicas.
México y sus instituciones deben modernizarse para garantizar, como en el resto del mundo, gobiernos más abiertos y democráticos, con una efectiva autogestión y el empoderamiento de los ciudadanos. La reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal conlleva el riesgo de que terminen gobernando para sí mismos.
Y es precisamente por eso, que la oposición –esa minoría arrinconada- prepara alianzas para ir a la Suprema Corte e intentar revertir las acciones que vulneran la democracia, federalismo y las libertades. Hay que recordar que la propia Corte está lidiando para mantener su autonomía, algo en lo que encontraría una causa común con la oposición en el Congreso
Ni López Obrador ni Morena instauraron el Presidencialismo en el país, pero hoy tienen la posibilidad de moldearlo a su interés y convicción. Para eso se usan las mayorías.
O acaso el PRI ya olvidó aquélla histórica escena del diputado y ex dirigente del partido, Humberto Roque Villanueva, celebrando el triunfo de la votación para aumentar el IVA. Aunque polémica, algo de bueno habrá tenido la decisión que todos los gobiernos posteriores mantuvieron el gravamen. Aquélla izquierda que se desgarró las vestiduras, hoy tiene la oportunidad de bajar ese impuesto, pero no lo hará.
Ahora Morena ha hecho lo mismo. Para eso son las mayorías que conceden los votos. Será a la luz de los resultados y el desempeño del gobierno cuando sepamos si la cuarta transformación se encamina al gobierno monárquico o hacia la nueva República que tanto han defendido.
Por lo pronto, Morena hoy está en la plenitud del pinche poder.
Las del estribo…
- Ya en los últimos días de su encargo, el secretario de Salud, Irán Suárez Villa demostró ser el hombre más eficaz y congruente del gabinete. Encontró una dependencia literalmente en ruinas y sólo dejará pendientes de concluir dos centros médicos. No todo se hizo mal en estos dos años.
- La inminente llegada de Elba Esther Gordillo a la dirigencia nacional del SNTE es una prueba más de que muchas cosas van a cambiar para seguir igual. La maestra no viene a mejorar la educación del país, sino a cobrar revancha política a quienes la traicionaron, lo mismo en el sindicato que en la política. Malos tiempos para la educación pública en México.