Perote, Ver.- Pequeños copos, que se deshacen al caer, y el frío en las mejillas y las manos, es lo que acompaña este miércoles al Cofre de Perote, con la primera nevada de la temporada invernal de este año.
La nevada es el resultado del frente frío número 10, acompañado por una masa de aire frío, que dejó temperaturas de cuatro grados y una concentración de humedad lo suficientemente intensa, para pintar de blanco la cima del Cofre de Perote.
Los manchones de pasto cubiertos de escarcha, las flores marchitas de golpe por la súbita bajada de temperatura, la neblina tan baja que cuesta trabajo ver hacia adelante, son parte de las estampas que reciben a los visitantes que van llegando a disfrutar de la nieve.
El camino para subir, empedrado con lajas, se torna resbaloso para los vehículos, sin embargo, uno a uno se aventura a subir a pesar de los derrapones y los saltos en los huecos que dejan las piedras sueltas.
Arriba no se escucha nada más que el viento, y a ratos el impacto de miles de gotitas de agua congeladas entre copos de nieve que se precipitan sobre las chamarras frías y mojadas, pesadas y gruesas, pero que mantienen el calor del cuerpo.
El viento en la parte más alta del Cofre, donde se encuentra «La Peña», golpea la cara y las orejas, se escucha su fuerza atravesando entre la piedra y los árboles y a ratos se llega a sentir tan intenso que empuja los pinos y a los turistas que van caminando despacio, tratando de llegar a la preciada nieve.
Ya cerca del mediodía, sigue sin verse el sol, la neblina es tan densa que oscurece el paisaje y hace difícil calcular la hora que es, por eso la nieve permanece sobre las rocas, las plantas y el suelo.
La nieve del camino se va compactando hasta convertirse en hielo, eso es lo que dificulta la subida, pues se pone resbaloso para quienes van en coche o a pie.
Eso no detiene a la gente, suben caminando, ligan el rinde en las camionetas que suben y las llevan a tope con el peso.
Sobre todo son jóvenes los que suben, gritando y con expresiones de asombro en sus rostros, pues para muchos es la primera vez que pueden apreciar este fenómeno de la naturaleza.
También familias completas, trayendo incluso bebés y perros, algunos niños bajaron de sus vehículos en pijama, a pesar del fuerte frío y viento que se sentía al subir.
Brisa Gómez/Avc