Paloma Lerma Bergua, especialista y consultora internacional en lactancia materna y presidenta de Lacmater IBFAN en México, habló de “Comercialización de sucedáneos de leche materna y conflicto de interés”, en el 1er Curso sobre Lactancia Materna de la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual (CUSRS) de la Universidad Veracruzana (UV).
La actividad se desarrolló el 12 de octubre en el Auditorio “Gonzalo Pardo Fernández” del Sistema de Atención Integral a la Salud (SAISUV), donde la especialista citó el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna y leyes nacionales.
“No hay que tener ningún contacto con fabricantes o distribuidores de fórmulas y alimentos para niños menores de tres años. Es un código de comercialización; no están prohibidos las fórmulas ni los biberones, lo que está prohibido, de acuerdo al Código y a las leyes nacionales, es hacer promoción a las madres o personal de salud para que compren estos productos, porque se ha demostrado que son bastante dañinos para los bebés. No es un producto que se pueda utilizar indiscriminadamente; de hecho, hay enfermedades y muertes que se atribuyen al uso de las fórmulas.”
No obstante, están de por medio grandes intereses empresariales. Es más, “desgraciadamente”, las compañías forman parte de los consejos de salud, de los gobiernos y es difícil de erradicar el consumo de sucedáneos de la leche materna.
Tal situación, si bien viola los derechos humanos, éstos “nunca” han sido prioridad de la clase empresarial. Ese escenario se confirma no sólo con el tema del suministro de fórmulas a los menores, sino con la obesidad infantil, entre otros temas.
Lerma Bergua citó que entre las causas por la injerencia de sucedáneos de leche materna está la enterocolitis necrotizante, una enfermedad intestinal que se presenta en los bebés recién nacidos; diarreas, alergias, menor respuesta inmunitaria y bajo estado nutricio.
“Muchos dirán ‘las madres no pueden amamantar’, entonces es cuestión de ver 100 o mil años atrás y saber que cualquier mujer lo hacía perfectamente, igual que cualquier mamífero. Fue cuando las compañías, a través de los profesionales de salud, intervinieron y convencieron a las madres de que era una mejor opción la fórmula, sólo para vender. No tiene ningún otro interés más que vender.”
De tal escenario, remarcó, los responsables somos todos como sociedad. En el caso de las madres, necesitan estar bien informadas, así como el personal de salud.
Una de las técnicas de las compañías es orientar la culpabilidad o incapacidad hacia las madres. No obstante, si éstas “tuvieran el apoyo real, que quiere decir ‘dejarlas en paz’, para poder iniciar la lactancia como se hizo siempre, saldrían de los hospitales amamantando exitosamente y una madre que haga esto no dejará la lactancia”.
Karina de la Paz Reyes/Prensa UV