Como parte de las Jornadas Académicas “De Tlatelolco a Ayotzinapa. Un paso adelante y tres atrás”, organizadas por la Universidad Veracruzana (UV) y el Ayuntamiento de Xalapa, cinco estudiantes de la Facultad de Letras Españolas de esta casa de estudios desarrollaron la mesa redonda “El 68 y Ayotzinapa en la literatura mexicana”.
La académica de esa Facultad, Monserrat Zúñiga, explicó que los sucesos violentos tanto de Tlatelolco como de Ayotzinapa necesitan entenderse más allá de las páginas de los periódicos y de los informes oficiales. “La crónica, género híbrido entre la ficción y lo práctico, ha sido elegida por varios autores con la intención de dejar una marca profunda en la memoria”.
Por ello, en la mesa redonda se presentaron dos lecturas sobre los hechos de 1968 y dos más sobre Ayotzinapa. Genaro Hernández Mota abrió con el tema “La construcción discursiva del 68 desde la perspectiva extranjera: el enemigo”, donde destacó, con base en testimonios de periodistas de otros países, el control que tenía el gobierno de la prensa mexicana y, en consecuencia, la matanza de los estudiantes fue “poco y mal reseñada, mientras que los juegos olímpicos ocupaban las planas de los diarios”.
Enseguida, Ámbar Espinosa Madera expuso “Poniatowska, el 68 y yo”, que si bien se centró en la obra La noche de Tlatelolco. Testimonios de historia oral de Elena Poniatowska, también expresó el sentir de sus padres y el propio, en el presente.
“Mis padres todos los días temen por mi seguridad. Para ellos todos los días son 2 de octubre, viven con la incertidumbre de recibir un mensaje o una llamada para saber si estoy bien. La memoria es la facultad que permite la supervivencia, y los años de experiencias en el mismo tema les provocan ya un hueco en el estómago cada vez que un nuevo rostro se agrega a la lista de desaparecidos.”
Para ella, la importancia de la obra de Poniatowska es que tal protesta tiene la misma vigencia que hace 50 años. “Estamos condenados a repetir nuestros errores si desconocemos nuestro pasado”, sentenció la joven oriunda de Cosamaloapan.
“¿No están cansados? Yo sí. Aprendí muy pronto lo que son los levantados, los desaparecidos, los embolsados y decapitados. Aprendí muy pronto a desconfiar de la policía y de cualquiera que portara armas largas. A los nueve años aprendí que en las calles no se juega ni se ríe a partir de cierta hora; cosas que no debería saber a esa edad y sin embargo las conocía porque crecí en un pueblo donde después de que balearon una farmacia, las puertas que estaban abiertas durante la noche para evitar el bochorno se cerraron.”
Por su parte, Yamileth Cruz Espinoza expuso “Estrategias discursivas aplicadas en la crónica Los 43 de Iguala de Sergio González Rodríguez”. Para ella, “la argumentación como base para construir la verdad detrás del mito, es un componente bien utilizado en esta crónica”.
Finalmente, María de los Ángeles Escobar Méndez y Hamid Raúl Hernández Lino expusieron “Diles que no nos vuelvan a matar: reconstrucción del discurso mortuorio de los 43”, tomado de la lectura de 43: Una vida detrás de cada nombre, libro que circula bajo el sello de la Editorial UV.
Esta actividad se desarrolló en el salón 17 del Edificio “F” de la ex Unidad de Humanidades, entre el público estuvieron presentes la organizadora del evento, coordinadora del programa “Tendiendo puentes por la paz” y de la Unidad de Género, Esther Hernández Palacios; así como la directora de la Facultad de Letras Españolas, Magali Velasco Vargas.
Karina de la Paz Reyes/Prensa UV