De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación del Gobierno Federal, Veracruz ocupa el segundo lugar entre las entidades del país con mayor producción del sector agropecuario y pesquero.
La riqueza de las tierras veracruzanas es incuestionable. El esfuerzo cotidiano de quienes están involucrados en las cadenas productivas permite presumir el liderazgo nacional en caña de azúcar, maíz, naranja, limón persa y piña.
De igual manera, destaca Veracruz en la producción de café de extraordinaria calidad, de carne de bovino, aves y cerdo, además de huevo y leche.
Por si fuera poco, Veracruz aporta más del 4 por ciento de los productos pesqueros del país.
En el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal, correspondiente al primer trimestre del presente año (el más reciente del INEGI) se establece que el sector primario de la economía veracruzana registró un avance de 1.3 por ciento con relación al mismo trimestre del año anterior.
Veracruz fue de los estados que más contribuyeron a la variación total real de las actividades primarias del país; de hecho, el sector agropecuario fue el que más creció en Veracruz en el trimestre de referencia.
La generación de alimentos es una de las fortalezas de la entidad veracruzana; ello, sin embargo, no ha sido gracias, sino a pesar del gobierno.
Desde hace años, las manifestaciones de protesta por los escasos apoyos para el sector han sido frecuentes en Veracruz; prácticamente no hay organización de productores que no se plante en las puertas de Sedarpa y Sagarpa para exigir recursos.
La respuesta oficial ha sido invariablemente la misma: la organización de tianguis agropecuarios, como el que se desarrolló recientemente en Tantoyuca, tierra del titular de la Sedarpa, donde se ofrecen herramientas y equipo a bajo precio; y algún recurso destinado a proyectos productivos. De ahí no pasa.
El problema es que si bien esas acciones son de ayuda para los productores beneficiados, no resuelven de fondo los complejos problemas de un sector empobrecido.
Por si fuera poco, no se observa una estrategia gubernamental para promover el consumo de productos locales; ni transferencia para la mejora de la producción; ni acciones eficientes en materia de extensionismo, que es el proceso educativo que se enfoca en el desarrollo de las familias rurales.
El tema surge hoy a propósito del anuncio del gobernador electo de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, sobre el cambio en el área responsable del desarrollo agropecuario de la entidad.
En Martínez de la Torre, García Jiménez habló del cambio de nombre de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa), dependencia que a partir del primero de diciembre se convertirá en Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Forestal (Sedaf).
Señaló, además, que sin corrupción habrá un fuerte impulso al campo veracruzano.
Esperemos que el cambio de nombre de la dependencia estatal, anunciado este miércoles por el gobernador electo en su visita a Martínez, no sea un cambio de máscara y que realmente llegue a la par de una transformación de fondo en las políticas públicas para el sector; de mejores condiciones para incrementar la productividad; y de inversión en las vías de comunicación de las comunidades rurales, lo que será determinante para el traslado y la comercialización de los productos. Con esos retos llegará el nuevo gobierno a Veracruz en materia de desarrollo agropecuario, donde el avance, decía, no es gracias, sino a pesar de las dependencias gubernamentales. @luisromero85