De los 266 compromisos de campaña registrados ante Notario Público y expuestas por Enrique Peña Nieto en sus concentraciones en 2012, en su gran mayoría no fueron cumplidas, están a medias o definitivamente canceladas, pese a que el presidente saliente aseguró en su mensaje por el último informe de gobierno que había avanzado con 97 por ciento lo que prometió.
Del total de esos compromisos suscritos ante notario público, con Veracruz solo firmó 16, apenas el 6 por ciento, y solo uno cumplió engañosamente, el Libramiento de Coatepec, dejando en el limbo o en la parte de elaboración de proyectos prácticamente todos los que se refieren a infraestructura.
Y digo que el compromiso 221 lo cumplió engañosamente porque la parte principal del proyecto se realizó en el sexenio de Felipe Calderón y, como no lo hizo en la extensión necesaria para unir con Teocelo y Xico, no libra al Pueblo Mágico del tráfico pesado ni es utilizado para evitar las estrechas avenidas de la ciudad cafetalera.
Está por demás decir que en el primer tramo de su gestión dejó a los veracruzanos a merced de un gobierno estatal predador, encabezado por Javier Duarte de Ochoa, al que pudo contener para evitar una situación financiera insostenible que dejó huellas profundas en el desarrollo futuro de la entidad.
Para colmo, en materia de relación con el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, todo lo dejó en las manos del exsecretario de Gobernación y hoy líder de la más escuálida bancada priista del Senado, Miguel Ángel Osorio Chong, amigo de un mandatario que en dos años mantuvo las condiciones de endeudamiento, pese a una fallida negociación con instituciones financieras, y destinó buena parte del presupuesto a la campaña de su hijo primogénito.
El único mensaje dado durante los últimos tres años del gobierno duartista (que fueron los tres primeros de su gobierno en la Presidencia) fue la iniciativa de ley de disciplina financiera para estados y municipios, aprobada por el Congreso de la Unión, que no tuvo efectos en el enorme endeudamiento del gobierno veracruzano: el daño ya estaba hecho.
Te lo firmo… pero no te lo cumplo
Si al menos hubiera tenido voluntad de cumplir con sus compromisos más ambiciosos, habríamos experimentado algún atisbo de esperanza. Pero luego de espectaculares anuncios al inicio de su gestión, Peña Nieto echó atrás en la inversión federal, dejando solo la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.
Y es que de su brevísimo rosario de compromisos con Veracruz habría que hacer a un lado algunos que, o solo son de carácter político o simplemente constituyen la continuidad de programas sociales que hoy no podemos evaluar si los cumplió o no, o si los recursos que pudo destinar a ellos se perdieron en las bolsas sin fondo de los dos gobiernos estatales sucesivos.
Ejemplos de promesas vacuas o fallidas son los compromisos 13, “La Policía Naval seguirá velando por la seguridad de los habitantes de Veracruz [y se refiere al Puerto] el tiempo que sea necesario, hasta tener condiciones de orden y paz”; el 21, “mantener y fortalecer el Programa Oportunidades” (que en septiembre de 2014 transformó en Prospera); el 157, “desarrollar un programa de apoyo para elevar la productividad agropecuaria de Tierra Blanca y los municipios vecinos” (zona más famosa por la desaparición de jóvenes que por el bienestar de sus productores rurales), o en el colmo de la maldad futurista, el 158, “crear un programa de inversión por el bienestar y calidad de vida de quienes viven en zonas petroleras”.
El compromiso 23 en el listado de Peña Nieto fue construir la primera etapa de la Autopista Tuxpan-Tampico, del entronque Buenos Aires al entronque Naranjos, y aunque aparece como uno de los compromisos “cumplidos”, solo se construyeron 40 kilómetros de 200.
Ya hemos visto cómo el fracaso de la reforma energética ha llevado al traste con la esperanza de empleo y prosperidad de la población tanto en Poza Rica como en la zona petrolera del sur de Veracruz. A la contracción en las inversiones de Pemex, se agregó el despido masivo de trabajadores petroleros, a cambio de ningún programa que permita atemperar la grave crisis económica que enfrentan no solo las familias de los despedidos sino empresarios y empleados de otros sectores, que para colmo deben enfrentar una profunda crisis de seguridad pública que no han logrado amainar las continuas declaraciones del actual gobernador.
Hasta el momento, con una lentitud prácticamente desquiciante, solo avanzan los compromisos 22 (construcción de la carretera Cardel-Poza Rica, en su primera etapa: interconexión La Mancha-Tihuatlán), y el 218 (Rehabilitar centro histórico de Veracruz).
Los demás están hundidos en las prioridades del gobierno federal, en particular, las de cumplir con la zona metropolitana y los compromisos asumidos en el Estado de México.
Prácticamente, Veracruz ha desaparecido de las grandes obras de infraestructura del gobierno federal, a no ser la ampliación del Puerto de Veracruz que no fue uno de sus compromisos con los veracruzanos.
Ya podemos asegurar el incumplimiento del compromiso 161, de modernizar la carretera federal 180 en los tramos Santiago Tuxtla-Catemaco y Cosoleacaque-Jáltipan-Acayucan, y el 220, que contemplaba la construcción de caminos intermunicipales en beneficio de 24 municipios que se encuentran en las faldas del Pico de Orizaba.
Las benditas redes sociales
«Comparto la indignación de quienes se molestan por criticar al hijo menor de AMLO, nada más no sean tan hipócritas aquellos q ahora se rasgan las vestiduras pero nunca dijeron nada cuando se insultaba a las hijas de Peña, no mamen». Mafia del Joder @TlacaelelRey
Compromisos, al bote de la basura
A 68 días de que abandone Los Pinos, Enrique Peña Nieto puede dar por cancelados los restantes nueve compromisos asumidos con Veracruz. Argumentará en su mérito que se le cruzó la crisis mundial que ha dejado sin fondos al país, desde la devaluación del peso frente al dólar y la caída del precio del petróleo, hasta la nula respuesta de inversionistas extranjeros a su venta de garaje de las riquezas petroleras tanto en tierra firme como en aguas someras.
Ya hablamos del compromiso 23, relativo a la construcción de la autopista Tuxpan-Tampico, que en 2015 se echó a andar para un primer tramo, el de Tuxpan a Ozuluama, de 107 kilómetros (12 metros de ancho y un solo cuerpo con dos sentidos de circulación), con inversión privada bajo el esquema de concesión. El segundo implicaría la modernización del actual trazo entre Ozuluama y Tampico, con recursos públicos.
Si en el caso de estas autopistas ya se pusieron a concurso y se licitaron, hay otros proyectos de los cuales pocas noticias hemos recibido.
Entre ellos se encuentran los compromisos 60, de construir la primera etapa del Periférico de Orizaba, para facilitar la comunicación entre las ciudades de Córdoba y Orizaba; el 61, construir el Centro de Convenciones de Córdoba; el 159, construir el libramiento ferroviario de Coatzacoalcos, y el 160, construir el Hospital Regional de Alta Especialidad del Sur de Veracruz.
Entre los compromisos olvidados, por supuesto, hay que añadir el 219 (construir el Boulevard Boca del Río-Antón Lizardo) y el 222, que se refiere a la modernización del Aeropuerto de El Lencero en Xalapa.
¿Cumplirán AMLO y Cuitláhuac?
Siempre después de reuniones con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador y su futuro Secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, el próximo gobernador de Veracruz Cuitláhuac García Jiménez ha anunciado obras de infraestructura carretera que ahora sí se espera que cumpla el gobierno federal.
El sábado, en Pueblo Viejo, Cuitláhuac acaba de anunciar que en el primer año de su gobierno se rehabilitarán dos carreteras del norte del estado. Dijo que, después de una reunión de trabajo con Jiménez Espriú, puede asegurar que se iniciará en el primer año de su gobierno la rehabilitación de dos carreteras: la que comunica a Tuxpan con Ozuluama, Pueblo Viejo y Tampico, y la que comunica a Tantoyuca, Tempoal, Pánuco y Tampico.
Es posible que se anuncien más obras, más acciones de gobierno tanto estatal como federal, aunque en agosto pasado el próximo mandatario prefirió ser cauto y señalar que lo principal de su gobierno empezará en el segundo año de su gobierno, en 2020.
Apenas el 14 de agosto, García Jiménez había asegurado, en una entrevista publicada por Diario de Xalapa, que en el primer año de su gobierno se enfocaría en brindar a la población beneficios sociales para atacar la pobreza y a combatir la delincuencia, mientras que en el segundo año, comenzarían a realizar obras públicas buscando beneficiar a empresas locales y en el tercero se atendería lo relativo a la educación, programas culturales y otras estrategias.
A diferencia de Peña Nieto, poco podemos recriminar a uno y el otro porque no ha habido muchas promesas para Veracruz, más allá de la rehabilitación de la refinería Lázaro Cárdenas del Río, ubicada en Minatitlán, donde por cierto el jueves pasado realizó una reunión el actual director general de Pemex, Carlos Alberto Treviño, acompañado por el director de Transformación Industrial, Carlos Murrieta Cummings. También acudió a poner en operación el Sistema de Evaluación de Gestión en el Complejo Petroquímico Cangrejera, sin que convocara a los medios y, al parecer, sin girar invitación a la futura Secretaria de Energía, Rocío Nahle.
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