La historia de los actos de corrupción y acumulación de bienes de personajes involucrados con el gobierno encabezado por Javier Duarte en Veracruz parece interminable.

Han pasado poco más de 23 meses de la renuncia que ante los micrófonos de Televisa hiciera pública el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, y siguen brotando señalamientos contra el ex mandatario, esposa y colaboradores.

El 12 de octubre de 2016, un par de meses antes de que concluyera su periodo al frente del gobierno del Estado, Javier Duarte renunció a la gubernatura. Su presencia era insostenible por el nivel de endeudamiento del estado y sobre todo por las denuncias sobre presuntos actos de corrupción.

En marzo de ese año, el actual gobernador de la entidad, Miguel Ángel Yunes, entonces aspirante a la candidatura panista al Poder Ejecutivo de Veracruz, interpuso una denuncia contra Duarte; luego llegaron, en cascada, todo tipo de reveces para el ex mandatario, hoy preso en el Reclusorio Norte.

En julio de ese mismo año, tras los escándalos derivados de las irregularidades detectadas en la fiscalización de las cuentas públicas del gobierno estatal, comenzaron a surgir voces al interior del PRI para exigir la expulsión de Duarte, situación que se concretó el 25 de octubre de ese año, cuando la caída del ex gobernador era ya evidente.

A Duarte se le acabó la suerte y entonces llegó un verdadero infierno de señalamientos, acusaciones y denuncias contra el ex gobernador veracruzano; el Servicio de Administración Tributaria, por ejemplo, inició la revisión y auditoría a las cuentas bancarias de Javier Duarte y sus cercanos, que terminó en el congelamiento de las cuentas.

La Auditoría Superior de la Federación, entonces bajo la batuta de Juan Manuel Portal, llevaba años señalando las irregularidades detectadas, la simulación de los depósitos y, en general, observaciones que representaban cientos de millones de pesos.

El gobierno de Veracruz se convirtió en referente nacional de irresponsabilidad administrativa, desvíos de recursos y corrupción; Duarte, en el villano favorito del discurso opositor y en ejemplo del castigo del gobierno a los gobernantes corruptos.

Así, tras una evasión de la justicia que duró casi seis meses, Javier Duarte fue detenido en Guatemala el 15 de abril de 2017.

Hasta ahora han corrido con la misma suerte los ex titulares de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita; Salud, Juan Antonio Nemi Dib; Caev, Francisco Valencia García; Comunicación Social, Gina Domínguez Colío; y Finanzas, Mauricio Audirac Murillo, entre otros.

A Javier Duarte le han incautado algunas propiedades y bienes, como los hallados en una bodega de Córdoba que contenía objetos de lujo y obras de arte; y lo mismo ha ocurrido con algunos de sus excolaboradores. Destacan, por ejemplo, los ranchos El Faunito, de Fortín, más de 58 mil metros cuadrados que hoy se encuentran en poder del Instituto de Ecología; y El Cartujo, en Naolinco.

El más reciente escándalo se reveló este lunes, cuando trascendió la presunta compra de una mansión en Miami, Florida, por parte de la esposa del ex gobernador, Karime Macías de Duarte. La operación de compraventa de la casa habría representado 7 millones de dólares.

El único temor de quienes esperan que esas investigaciones se conviertan en acciones de la justicia contra los actos de corrupción y el saqueo se relaciona con la impunidad; esperemos que el cambio en los gobiernos federal y estatal no represente un freno a las carpetas y averiguaciones que sigue la autoridad contra los desvíos detectados en el gobierno estatal. @luisromero85