A 116 días del final, histórico el endeudamiento del Poder Judicial estatal. En general, contra lo que se afirmó y prometió, en Veracruz más deuda pública.
Ante esto y más, por fortuna, en contraparte, el inminente cambio se siente y empezará a concretarse en septiembre próximo. No va a ser rápido y fácil, simplemente es posible y hay que intentarlo.
Imprescindible saber lo que se tiene y a lo que se quiere llegar; y al mismo tiempo, dar su lugar prioritario a la política de desarrollo económico y bienestar social. Lo económico y financiero es determinante, fundamental y no se debe olvidar.
Adiós, adiós a los que están y ya se van. ¿Presuntos responsables, prófugos potenciales y culpables reciclables? ¿Qué se llevan y qué dejan?
Patético constatar cómo se aferran, en su mundo de autoritarismo, nepotismo y balandronadas. No entienden, que no entienden que se acabó y poco o nada aportaron a la verdadera solución de los problemas; y que, en cambio, es notorio que intentaron sacar (o sacaron) provecho personal, familiar y de grupo, de muchos de los asuntos públicos que manejaron y de la Justicia a modo. Lecciones imposibles de olvidar.
Inevitables e imparables, la evaluación social y el juicio histórico que se extienden a todos los responsables, electos o nombrados. Inútil ocultar, distorsionar y reservar información, o no rendir cuentas verdaderas y confiables. Refugiarse en opacidad e imposición solo hace más evidente su rapacidad e incapacidad.
La realidad se impone, siguen gasolinazos empobrecedores, por más discursos y declaraciones de autopromoción; por más costosas manipulaciones y enajenaciones mediáticas, con cargo al presupuesto. Caras “cajas chinas” y entretenimientos.
Simple comprobación del predominio de ineficiencia y delincuencia gubernamentales, para concluir que, como siempre, lo prometido es deuda; y también, que el que la hace no la paga.
Deuda pública, que es una de los reconocidos factores de crisis interna y externa, local, nacional y mundial, Generaciones y generaciones que padecen y padecerán sus efectos negativos, cancelando o negando su presente y futuro. Conveniente insistir que lo económico y financiero es determinante, fundamental y no se debe olvidar, ni menospreciar.
Los nuevos gobiernos, más pobres y limitados, atrapados por la inercia, no cambian y sólo tienen margen para administrar y reestructurar pasivos y pagos, pues su capacidad de respuesta se ha visto, en muchas formas, permanentemente reducida y debilitada. Recurren por costumbre a lo mismo, a incrementar el nivel de endeudamiento, que no es lo apropiado, ni lo más recomendado.
Por lo pronto, los problemas aumentan y se complican. Sobresalen inseguridad y corrupción, junto a los económicos, de pobreza y hambre, crecientes.
Según INEGI, 95 % de los veracruzanos perciben a la corrupción, como frecuente y muy frecuente en Veracruz. Casi 6 de cada 8 están en pobreza. Aproximadamente el 20% padece hambre, Y en los últimos años, los casi 3 miles de homicidios y otros delitos mayores, persisten y caracterizan la inseguridad. Estadísticas, resultados y hechos prueban y comprueban el tamaño del daño, el desastre que se padece.
Improcedente mantener y sostener la mala, peor y hasta delictiva forma de administrar, dilapidar y debilitar las finanzas públicas, que se ha convertido en escándalo y noticia cotidianos, locales y hasta mundiales, por su reiterada y perjudicial práctica y la increíble impunidad que alcanza.
Las consecuencias, más daños, pérdidas y perjuicios. En Veracruz, el sobre endeudamiento público es y será tema central. Licuadora, aspiradora y extractora financieras, siguen funcionando.
En el colmo, la absurda e incongruente actitud de negar la existencia y afectación que la corrupción impone a la vida diaria.
Ahora resulta que no existe y no crece, porque no hay denuncias. Por favor, ¿entonces para que la farsa de los sistemas anticorrupción? ¿Para qué imponer carnales e incondicionales? La realidad es que hacen y cuidan lo que más les importa: no comparecer ante la Justicia, ni ir a la cárcel. La continuidad de la impunidad a toda costa.
Consolidar avances, mejorar logros
El cambio encabezado por MORENA ha empezado, ante el peligro inminente, de que la padecida delincuencia gubernamental, la del uso y abuso de los recursos gubernamentales, la del daño patrimonial, negocios y beneficios personales, familiares o de grupo, permanezca y se fortalezca, en gran parte por la indiferencia social, la complicidad o el disimulo de comunicadores y medios de comunicación, así como de la impunidad disponible.
En este contexto, no está por demás agregar que es necesario auditar a los que están y ya se van. Hacerlo, en cuando menos tres tipos de auditoria: la legal; la contable; y la de desempeño.
Habría que agregar que lo que se padece, también pasa por la ineficiencia, negligencia o complicidad de contralores, organismos fiscalizadores, de las formas de rendición de cuentas y del desinterés ciudadano.
Y que, en todo caso es importante identificar y reconocer esfuerzos realizados, para revisar y desechar o mejorar lo existente, así como aplicar y en verdad poner en vigor diversas leyes federales y estatales vigentes, pero inaplicadas, ignoradas o manipuladas.
Urge transparentar y controlar uso y destino de los recursos, administrados por servidores públicos. Evaluación incluso. de la rendición de cuentas, oportuna y veraz.
En el Veracruz de la opacidad e incapacidad gubernamental, hay que insistir y preguntar. ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con ofensivos supe sueldos y beneficios especiales?
Debe ser un hecho cotidiano, exigir que se hagan bien las cosas, que se eviten errores, perdidas y desperdicios; y, desde luego, no dar espacio, ni oportunidad a ineficiencia y delincuencia.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH