«Hay muchas dimensiones de lo que se llama jazz, la mayoría de la gente toca la tradición, be bop y swing, está bien, es un requisito básico para todo el mundo, pero hay muchísimos estilos que yo nunca había escuchado hasta que me mudé Ámsterdam, sobre todo las cosas que están más cerca de la música contemporánea y de la música improvisada, una corriente muy fuerte allá es la música libre», afirma Fuensanta Méndez en esta segunda parte de la conversación, en la que hace un recuento de sus experiencias en Holanda.
Voy a cruzar / los mares con mi canto…
Tenía la idea de irme a otro lado, no porque se estuviera mal aquí sino porque siempre había querido moverme, pero no tenía muchas ganas de ir a Estados Unidos, que es la opción obvia. Si quieres estudiar jazz fuera del país, tiene mucho más sentido irse ahí que a Sudamérica o algo así, pero en ese momento no se me antojaba estar en esa cultura, entonces busqué qué había en Europa y de ver websites y websites y buscar a los maestros en YouTube, me dio la impresión de que el Conservatorio de Ámsterdam era lo mejor para mí.
Quería estar en una metrópoli donde se moviera mucha gente, eso era seguro, y estaba entre Berlín, Ámsterdam, París y Londres. Londres es exorbitantemente caro, entonces lo olvidé, en París no tenían carrera de canto y en Berlín decían que tenía que hablar alemán, entonces me pareció que Ámsterdam era mi mejor opción y ahora que estoy allá, estoy segura de que hice lo correcto, es una escuela buenísima.
Me mudé allá en 2015, llevo tres años estudiando la Licenciatura en Canto en el programa de jazz y un mainor en contrabajo, y ahora también tengo clases de composición.
Allá hay jam todos los días, el primer año iba diario, me la pasaba de la escuela a la jam, nunca con con más de seis horas de sueño. Estaba cantando todas las noches pero toma un rato en que empiecen a conocerte, empecé a tener conciertos pero eran un poco más de background y cosas así. El primer concierto en el que la gente fue a escucharme a mí fue en junio, después de haberme mudado en agosto del año anterior, al siguiente año ya empecé a entrar en algunas bandas.
No hay quinteto malo
En noviembre de 2016, había un concurso juvenil de jazz, que es el más importante de Holanda, y algunos amigos me decían:
-Métete
-No, los concursos no son el objetivo de la música
-Métete
-Bueno, está bien.
Metí mi propuesta y como me aceptaron, tenía que hacer algo. Obviamente, conociendo tanta gente y cosas nuevas, el primer año cambió muy drásticamente mi visión de la música y las composiciones que había escrito antes ya no me convencían. Estaba componiendo música que estaba en una onda distinta a la que había hecho toda mi vida y pensé bueno, ahora es cuando hay que aterrizarla.
Cuando llegué a Ámsterdam, tenía muchas más millas y mucho más trabajo cantando que tocando el contrabajo, hacía conciertos cantando y a veces con el contrabajo, pero había épocas en que no me daba abasto, dejaba de tocar el contrabajo y luego tenía que recuperar la condición, además, había tanta novedad y me pasaba estudiando, como loca, cosas vocales y aprendiendo muchísimo lenguaje. Cuando hice mi banda todavía sentía que era demasiado dispar mi experiencia como cantante y como contrabajista, entonces llamé a un amigo muy querido que se llama Brodie Jarvie, es un contrabajista de Escocia.
También llamé a Nicolò Ricci, saxofonista tenor, a una pianista rusa increíble que se llama Liya Grigoryan y a un baterista de Israel que se llama Guy Salamon con el que tocaba todo el tiempo. Todos vivíamos en Ámsterdam y por suerte todos dijeron que sí.
Le puse mi nombre a la banda, Fuensanta Méndez Quintet, fuimos al concurso, gané el primer lugar y de ahí salieron muchas cosas. Ese premio me dio la oportunidad de hacer conciertos con mi banda en muchos festivales de jazz como el North Sea Jazz Festival, eso fue muy importante. También nos salió un contrato para grabar un disco con un sello que se llama Loumi Records.
Después de ganar el premio, estuve trabajando muy seriamente con el quinteto durante un año, luego el contrabajista se fue a Escocia y me tuve que plantear si lo iba a estar llamando cada vez que tuviera un concierto, si iba a invitar a alguien más o si me iba a contratar yo misma (risas).
Había empezado a escribir canciones muy sencillas a bajo y voz, nada más por el gusto, cuando estaba en silencio en mi casa o en la escuela y pensé que si no lo hacía, no iba a pasar nunca, entonces no lo pensé demasiado y los siguientes conciertos que tenía los agendé conmigo en el contrabajo.
Brodie Jarvie
Entré a la banda de Brodie Jarvie, el bajista de mi quinteto, él escribe música muy abstracta y muy bella. Es un quinteto, hay un saxofón tenor, piano, contrabajo, batería y yo estoy en la voz. Con esa banda acabamos de liberar un EP que también salió con el sello Loumi Records. Estuvimos trabajando todo el 2016 -cuando él todavía vivía en Ámsterdam- y eso construyó muchas cosas diferentes para mí porque, para empezar, era música mucho más abstracta y como vocalista era un trabajo diferente al que normalmente se espera, yo no cantaba canciones, cantaba las piezas como instrumentista y con cosas de poesía.
Con ese grupo estamos bastante activos dentro de lo que puede estando en países distintos, uno está en Italia, otro está en Escocia y los demás estamos en Holanda, vamos a reunirnos en invierno porque vamos a presentar el disco que acabamos de sacar.
Teis Semey
También estoy en el proyecto de un guitarrista increíble que se llama Teis Semey, normalmente compone música para alientos con voz y cosas de poesía, terminé haciendo esto muchísimo, ya todo mundo me llama para hacer líneas que no están escritas para cantarse.
Con ese guitarrista trabajo muchísimo, yo canto seguido en su grupo, él está en mi grupo y mucha gente nos ha invitado a los dos a ser parte de su grupo, entonces tenemos mucho lenguaje en común y es muy fácil para nosotros armar algo. También hemos hecho muchos conciertos a dueto, no tenemos un proyecto formal con nombre pero tocamos mucho a guitarra, voz y contrabajo, es como un trío de dos personas, sale más barato (risas).
Atmosferias
Santiago Von Sternenfels es un saxofonista alto mexicano que ahora vive en Ámsterdam, estudió en JazzUV y somos amigos desde que teníamos como 15 años. Nos encontramos allá e hicimos una banda para tocar mi música que se llama Fuensanta y los Atmosferias, en esa son colores más orgánicos para calentar el corazón, sabe más a desayuno que a espacio sideral aunque, al mismo tiempo, la música que yo escribo siempre tiene armonías bastante abiertas y supongo que para el oído de alguien que no está acostumbrado, suenan un poco disonantes.
(CONTINÚA)
PRIMERA PARTE: La atrapa-atmósferas
TERCERA PARTE: El llamado de la sangre
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