María Fernanda Melchor Pinto, escritora nativa del puerto de Veracruz, es egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana (UV); con sus escritos ha colaborado en diversos medios como La Palabra y el Hombre,Revista de Literatura Mexicana Contemporánea y Punto de Lectura y Excélsior; además es autora de las obras Mi Veracruz, Aquí no es Miami, Falsa liebre y Temporada de huracanes.
Entre sus reconocimientos se encuentran el primer lugar de la primera emisión del virtuality literario Caza de Letras 2007, convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), además del Premio Estatal de Periodismo de la Fundación “Rubén Pabello Acosta” en 2009.
En entrevista para Universo charló sobre su trayectoria, la importancia de los personajes en sus obras, así como su gusto por hablar sobre las zonas de Veracruz que no se ven.
¿Cómo te inicias en el ámbito de la escritura?
Comencé de manera casual ya que redactar es algo que siempre he hecho. En mis inicios escribí un cuento que tuve la fortuna que fuera publicado en un periódico, y desde allí he tenido mucha suerte al escribir y encontrar lugares donde publicar.
Dentro de tus textos la vida de los personajes tiene un papel trascendental. ¿Qué tan importante es esto para ti?
En toda narración debe existir una exploración del alma humana, si alguien quiere contar una historia debe tener personajes, así como la capacidad de poder construirlos de manera que el lector pueda verlos en una dimensión tridimensional, es decir, no sólo lo malo o bueno de ellos, ya que hacerlos humanos implica presentarlos con todos sus matices.
Si en tu narración presentas una ciudad con sus claroscuros, debes presentar un personaje con éstos también, ya que el interés de cualquier historia se encuentra en su parte humana, no tanto en los hechos que ocurren sino en la representación que estos son de un psique.
¿De qué trata Temporada de huracanes?
En Temporada de huracanes, libro con el que me ha ido muy bien ya que llevo cuatro reimpresiones, narro la historia de un crimen que ocurre en un pueblo cañero imaginario, en el que un grupo de niños encuentra muerta a la bruja del pueblo. La novela es un coro de voces que cuenta el crimen de una forma circular, como una especie de espiral de relatos.
En este texto quería realizar una exploración de lo que sucede en el corazón de las personas que se encuentran en el entorno en donde se lleva a cabo un crimen pasional, qué es lo que pasa cuando ocurre un asesinato, qué hay detrás de él, las historias que surgen a partir del mismo, y cómo se posibilita que ocurra en un entorno marginado.
Es tus escritos es común que hables de Veracruz, pero no te enfocas en su fachada turística, sino en las zonas ocultas. ¿Por qué abordar esta parte de la ciudad que no se ve?
Al escribir considero que es importante no sólo hablar del Veracruz tradicional de la postal turística, aquel que quedó enclavado en la década de 1940 del siglo pasado, que nos transporta a la época de los grandes bailes de danzón, de las charlas en el café de la Parroquia y los ventiladores de techo de gran tamaño en los comercios.
Es importante dar conocer las otras caras de una ciudad que se encuentra llena de claroscuros, ya que Veracruz es al mismo tiempo luminosa y sombría, alegre y deprimente; me parece importante escribir textos que den cuenta de ambas caras, que aborden las historias que muchas veces los jarochos conversamos en la sobremesa, pero que no suelen trascender de la plática o el chisme.
Como nativa y habitante de la ciudad de Veracruz, ¿consideras que ésta ha cambiado mucho?
Veracruz cambió muchísimo y el cambio más fuerte fue a partir de 2007 y 2008, poco después de que el gobierno decretara la guerra contra el narco. La ciudad cambió de cara y sus habitantes de carácter, la gente ya no es como solía ser. Antes las personas salían y realizaban muchas actividades en la calle y ahora ya no quieren, prefieren quedarse en sus casas por miedo a ser asaltadas o quedar atrapadas en medio de una balacera; el miedo colectivo invadió a la sociedad jarocha.
A mí me tocó vivir la época en que los habitantes de Veracruz íbamos al antro y a tomar al boulevard, y ahora muchos lugares están o estuvieron dominados por el crimen organizado, lo que hizo que la vida nocturna de la ciudad de Veracruz se tornara muy diferente.
¿Tus escritos pueden ser una herramienta de crítica social?
Sí pueden serlo, pero no los realizo con esta intención; a mí lo que me interesa de escribir es poder contar historias, narrarlas de tal forma que sorprendan a los lectores, que los anime a seguir investigando y que a través de eso les produzca placer y emociones.
Todo escritor es hijo de su tiempo y escribe bajo el influjo de una época y las condiciones que imperaban en la misma; existimos escritores que nos interesa hablar del presente y otros a quienes no. En lo personal me interesa hablar de México, de Veracruz y de lo que sucede en esta ciudad, cosa que no hago como obligación, más bien como algo inevitable. Podría decidir no hablar de lo que ocurre en Veracruz, pero al hacerlo tomaría una decisión estética y al mismo tiempo política, lo cual reflejarían los momentos que vivimos.
A través de la escritura espero producir emociones en quien me lee y por medio de ellas humanizar y tratar de darle peso y dimensión a la tragedia que vivimos no sólo en Veracruz, sino en todo México, para de esta manera luchar contra ese periodismo de cifras que ya no nos dice nada. Con mis historias quiero hacer sentir a las personas lo que significa estar en los zapatos de otros y que reflexionen sobre lo que ocurre en el país.
UV/Carlos Hugo Hermida Rosales