Cada año en promedio unas 300 ballenas y delfines mueren al quedar varados en los litorales de Nueva Zelanda, de acuerdo con información del Proyecto Jonás, ONG de esta nación especializada en el estudio del encallamiento y el rescate de cetáceos. Esta clase de accidentes ocurren con más frecuencia de lo que pensamos en otras partes del mundo, y en cada uno pueden estar involucrados cientos de animales al mismo tiempo.

Esto es resultado de distintos factores. Deducir la causa específica por la que sucede algún varamiento no es tan sencillo. Se ha culpado a la acción del hombre, pero aunque algunos de estos incidentes sí están relacionados con ello, lo cierto es que existen más factores a considerar, o incluso la combinación de varios de éstos.

A continuación cuatro razones por las que los cetáceos suelen acabar sus vidas en la orilla de las playas:

Causas naturales: vejez o enfermedad

Con la edad, las habilidades físicas y de navegación de los cetáceos se ven disminuidas. Una ballena en edad avanzada no tiene la misma fuerza, y le es más difícil evitar ser arrastrada por corrientes fuertes. Muchas se encuentran enfermas, quizá por la cantidad de toxinas naturales o contaminantes acumulados a lo largo de su vida, debilitándolas y entorpeciendo su habilidad de ecolocalización.

También ballenas jóvenes con problemas de nutrición debido a la escasez de alimento en su ambiente. Otras mueren al dar a luz muy cerca de las costas.

Heridas: inhabilitadas por la fuerza

Quedar atrapadas por redes de pesca, o recibir el golpe de una hélice de embarcación, puede dejarlas gravemente heridas –con daños musculares o dislocación de huesos, aletas cortadas o quijadas fracturadas–. Al quedar incapacitadas, las corrientes pueden arrastrarlas hasta la orilla.

Errores de navegación: malas decisiones en la ruta

El sentido de ecolocalización de las ballenas es fundamental para su existencia; sin embargo, hay factores que pueden entorpecerlo. Uno de los errores más comunes es quedar varadas por accidente al perseguir a una presa –o al intentar huir de un depredador, como las orcas–.

También puede ocurrir que las playas muy arenosas, con granos más finos, no reflejan correctamente las señales que ellas envían, a tal grado de confundirlas y hacerles creer que se encuentran en aguas muy profundas. También incurren en errores cuando navegan por playas poco conocidas, o después de una tormenta muy intensa.

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Lazos sociales: solidaridad mortal

Las relaciones masivas en las que se ven involucradas cientos de ballenas suelen ocurrir entre especies que habitan en el mar profundo y han desarrollado un sentido de comunidad bastante arraigado.

Cuando una queda varada, envía señales pidiendo ayuda, las cuales atraen a muchas de la manada dispuestas a hacer algo por su compañera. Pero cuando la marea baja, suele ocurrir que las que acudieron al llamado también queden atrapadas.

Recuerda que si eres testigo de una tragedia de este tipo, lo primero que debes hacer es ponerte en contacto con las autoridades locales y no intentar ayudar a las ballenas tú solo.

Con información de Muy Intersante