Agua Dulce, Ver.- Un total de 16 homicidios se han registrado en la zona conformada por las colonias El Bosque y El Naranjal segunda sección así como la carretera A la Panga apenas en los últimos cuatro años, por lo que esta área ya es conocida por ser una especie de cementerio clandestino o un tiradero de cuerpos.

La delincuencia encuentra facilidades para realizar sus actividades en esta zona de la ciudad debido a la carencia de seguridad, pues no existe ningún tipo de módulo de Policía, además de que parte del acceso principal a esta área es la colonia Petrolera, misma que es controlada por personal de Seguridad Física o “especiales de Pemex”, quienes no permiten el patrullaje a la Policía Municipal.

Esta parte del municipio destaca por ser poco urbanizado, de modo que abundan las parcelas e instalaciones descuidadas de Petróleos Mexicanos, hay partes poco habitadas y por lo general no existe alumbrado público, además de que el camino se encuentra en mal estado, pues es de terracería.

Pareciera que estas condiciones se han convertido en las idóneas para que, en pocos años, estas calles y caminos se convirtieran en escenario de múltiples hallazgos, fosas clandestinas y hasta feminicidios.

En conjunto, esta parte de la ciudad concentra una gran cantidad de hallazgos de cuerpos, ya sea a través de inhumaciones clandestinas o el abandono de cuerpos a ras de suelo, tanto de casos de homicidio como de feminicidio.

La Panga

El antiguo camino a La Panga es uno de los caminos menos transitados del municipio, pues se trata de una vereda de terracería de más de dos kilómetros de largo, que parte desde la colonia Las Piedras hasta dar con el río Tonalá, en donde alguna vez hubo un transbordador de Pemex que permitía el paso de vehículos sobre el afluente para llegar hasta Tabasco.

Pero desde hace décadas el transbordador se desmanteló y sólo quedó dicho camino, que normalmente sólo es visitado por los trabajadores de los múltiples ranchos de la zona, aunque recientemente el lugar se ha convertido en un tiradero de cuerpos dado a la soledad de esta vía de comunicación.

En el 2015 se localizó una de las primeras fosas clandestinas de este camino, en febrero, cuando fue exhumado el cuerpo de Fermín Juárez de la Rosa, alias “el diablo” o “el chaneque”, de 30 años de edad. Apenas meses atrás su hermano había fallecido ahogado en el río Tonalá, en un accidente, justo al final de esta vereda.

En mayo de ese mismo año se encontraron los restos de Julio César Zapata Damián, tras lo cual transcurrió más de un año y medio sin actividad delictiva en esa área hasta que en agosto del 2017 un taxista, identificado como Javier G. C., fue encontrado decapitado.

Pasarían apenas unas semanas, pues a finales de noviembre, en dos días seguidos, se registraron los hallazgos de Gabriel A.D.T. y Tomás A. S. D., respectivamente, quienes eran primos y habían sido plagiados juntos. Mientras que Gabriel fue dejado a inicios de esta antigua carretera, cerca de un basurero, Tomás fue encontrado hasta el final del camino, a pocos metros del río Tonalá que divide Veracruz de Tabasco.

Ahora en el 2018, a finales de mayo, se registró el hallazgo de José Eduardo Flores Sagrero, apenas a unos metros del basurero en donde fueron descubiertos los restos de Gabriel D.T. En total, son seis casos en apenas tres años: dos se han concentrado en los primeros metros del camino A la Panga, mientras que los otros cuatro han sido hallados hasta el final de la ruta, muy cerca de la orilla con el río Tonalá.

Naranjal y El Bosque

Las colonias El Naranjal y El Bosque segunda sección también forman parte de este polígono de muerte en el que se encuentra la carretera antigua A la Panga, pues a través de estas colonias se alcanza el acceso a dicho camino.

En abril del 2014 se registró una fosa clandestina en la calle Canuto, de la colonia El Naranjal, en donde se exhumaron tres cuerpos; apenas en diciembre del 2013 se había registrado otra fosa en el mismo lugar. La calle Canuto es un camino de tierra que en su último tramo va a la par del río “Agua Dulce”.

Un año más tarde, en agosto del 2015, fue asesinada Karina Gómez García en la ampliación Bulevar Azteca, a pocos metros del puente Cancino Marín, cuando ella se dirigía a su trabajo; era habitante de El Naranjal.

En abril del 2016 hubo un doble homicidio en la calle Taxiste, de El Bosque, en donde las víctimas respondían a los nombres de Everardo Martínez y Kevin Sánchez. Y luego, en junio de ese año se registró otro feminicidio, el de Arcelia Ramírez Pérez, de 33 años, cuyo cuerpo en avanzado estado de descomposición fue hallado en un rancho de la colonia El Bosque.

En septiembre del 2017 otra fosa clandestina se descubrió en la calle Canuto, en donde se encontró el cuerpo semienterrado de Eddy G. O., conocido por participar en la Lucha Libre de Agua Dulce.

Ya en el 2018, a inicios de febrero, también en la calle Canuto, se localizó una fosa clandestina en un área de parcelas, en donde había sido inhumado Kevin A. Romero C., un trabajador petrolero que tenía un par de semanas desaparecido.

En este registro se contabilizan 10 víctimas en un período de cuatro años y cinco meses, de las cuales seis se localizaron en fosas clandestinas ubicadas en la calle Canuto, convirtiéndose esta en la más peligrosa del municipio, mientras que las otras cuatro se repartieron entre un domicilio, un rancho y la vía pública entre las colonias El Bosque y El Naranjal segunda sección.

Violeta Santiago/Avc