Resulta sorprendente a estas alturas que uno de los temas ausentes en las campañas políticas electorales y en los debates recientes tanto federales como locales es el tema de la relación de Veracruz con el mundo, y específicamente con las agencias y organismos de cooperación internacional y sociedad civil internacional.
En mi carrera profesional he trabajado en proyectos impulsados tanto por agencias de cooperación de países como Estados Unidos, la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), Reino Unido (British Council), España (Cooperación Española), Alemania (GIZ), o la Cooperación de la Unión Europea; también con organismos como el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la UNICEF, o la UNODC, la Oficina de la ONU contra la droga y el delito, por mencionar algunos. Igualmente, existen organizaciones civiles internacionales como Open Society para temas de derechos humanos y democracia, la APT que es la Organización para la Prevención de la Tortura, Artículo 19 que trabaja temas de libertad de expresión, y un gran etcétera.
México en general y Veracruz en particular han aprovechado poco estas posibilidades de asistencia técnica internacional, lo cual es lamentable dadas las grandes problemáticas y retos que tenemos desde aspectos de desarrollo económico, pasando por temas de democracia, transparencia y rendición de cuentas, hasta los enormes déficits en seguridad, justicia y derechos humanos. Simplemente estas relaciones no se ven como oportunidades y ventajas, y, por el contrario, se ven con suspicacia y recelo.
Creo que es la hora de que nos abramos a una mayor cooperación y presencia de proyectos de asistencia técnica internacional en todos los ámbitos.
La delgada piel del Estado y su política internacional ha provocado que el país no haya potenciado su influencia y liderazgo mundial o regional, lo cual refleja desde mi punto de vista los pobres resultados en temas sensibles como derechos humanos, medio ambiente, género, con organismos internacionales y sociedad civil internacional. No me refiero a las relaciones internacionales diplomáticas con otros países y gobiernos, sino meramente con los sistemas internacionales e interamericanos de cooperación multilateral.
Por ello, creo que, los próximos gobiernos federal y estatal, cada cual en su ámbito y competencia deberían revisar y ensanchar la presencia en México y Veracruz de los organismos internacionales de cooperación para que sus programas y acciones estén en mejor sinfonía con las prioridades y políticas de las nuevas administraciones y sus programas de gobierno, y llevar a cabo estrategias conjuntas que empaten e impacten los objetivos de las nuevas administraciones.
Junto con a lo anterior, y dado que el Congreso de la Unión ya aprobó la legislación que permite operar un órgano de cooperación internacional mexicano, el gobierno federal podrá echar a andar, implementar y operar dicho organismo del Estado mexicano, para fortalecer la presencia de México en el desarrollo regional e internacional, y en ciertos temas de ayuda internacional o regional.
Al mismo tiempo, sería inteligente que las nuevas autoridades incentiven, fortalezcan, prioricen y redimensionen las relaciones y cooperación con organizaciones de la sociedad civil internacional para apoyar su presencia en México y Veracruz, y su influencia en temas que manejan, como por ejemplo: Amnistía Internacional, Green Peace, Human Rights Watch, Open Society, Oxfam, Save the Children, etc…. México debe ser un país amigo y amigable, abierto y transparente a todas estas organizaciones y permitir su actividad en todos estos temas.
Por lo que toca más al ámbito nacional y federal por ser la política exterior exclusiva del Estado mexicano, el próximo Presidente debería revisar y fortalecer la participación de México en los comités, comisiones, cortes, etc. de derechos humanos, por ejemplo, el Comité de Desapariciones Forzadas de la ONU, o el Comité contra la Tortura y el Protocolo Facultativo de Prevención de la Tortura, etc. Desde luego en sintonía con el Senado mexicano.
Así, por ejemplo, tanto el poder ejecutivo como los otros poderes y niveles de gobierno tendrían que fortalecer y apoyar la relación y presencia de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en México, para establecer cooperación en puntos sensibles como los arriba mencionados.
Es hora también de que un nuevo gobierno con una idea de renovación y cambio promueva y fortalezca el papel protagonista de México en la ONU, la OEA, la OECD. Igualmente sería el momento de incentivar y fortalecer el rol de México en los tratados multilaterales sobre medio ambiente, mujeres, derechos humanos, etc.
En ese tenor, México deberá buscar un nuevo liderazgo en el sistema interamericano, en espacial en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con el compromiso de revisar y aplicar el respeto a los derechos humanos en todos el país, en todos los ámbitos, niveles, corporaciones, espacios. Ello se podría lograr también, redimensionando la defensa del Estado mexicano en las revisiones en las que sea la parte acusada en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CeIDH), más sensible hacia los ciudadanos mexicanos promoventes de las demandas y juicios.
La nueva administración federal con una visión distinta a la de los últimos 25 años, tendrá que buscar un liderazgo perdido con los países de América Latina. Encontrar alianzas estratégicas y cooperación para temas específicos como reducción de la violencia y prevención del delito, a través de compartir y adoptar experiencias exitosas de países de Latinoamérica.
Y no solamente con nuestra región, si no también fortalecer las relaciones y cooperación internacionales con otras regiones como Europa, Asia, África, China, India, mundo árabe, para redimensionar la presencia de México en sus alianzas mundiales. O por ejemplo, buscar un protagonismo nuevo y activo en las discusiones internacionales sobre medio ambiente y reducciones de emisiones contaminantes.
La idea es que el nuevo gobierno abra una nueva etapa, caracterizada por apertura y cooperación regional e internacional, presencia nueva y dinámica de México en los temas, escenarios y coyunturas internacionales. Y Veracruz debería jugar un rol importante en esto. Lamentablemente no he visto ni veo a nadie que hable de estos temas y que le dé la importancia y el valor estratégico para apoyar y colaborar en las políticas públicas locales y regionales.
Muchas cosas se podrían lograr o complementar si las autoridades de Veracruz se abrieran completamente a la cooperación y asistencia técnica internacional tanto con las agencias de otros países como con las organizaciones de la sociedad civil internacional.