Asunción Hernández Ortiz y Mauricio Romero Carmona se convirtieron de abuelos a padres de un bebé de siete meses y una niña de dos años cuando los delincuentes se llevaron a su hija Zayra Romero Hernández el 16 de diciembre de 2015, en pleno centro de Xalapa, a las 10.00 horas, y su yerno, Eduardo Zarate se negó a darle manutención a los menores.

En 2015, Zayra Romero Hernández tenía 23 años, trabajaba en la carnicería “La Cabaña” en el interior del mercado Jáuregui, y su patrón, Juan Caiceros, la envió a hacer un depósito de dinero a un banco localizado en la Plaza Lerdo.

Al desaparecer Zayra, sus padres se hicieron cargo del bebé de siete meses, Osiel Emiliano, y de Emelin Paloma, de dos años, de apellidos Zarate Romero, porque el progenitor de los menores, Eduardo Zarate se negó a hacer responsable de su manutención.

Eduardo Zarate trabajaba en la misma carnicería, se dedicaba a repartir carne en una motocicleta, pero cuando desapareció Zayra se desentendió de sus hijos, no ayudó a buscarla y Asunción y Mauricio los mantienen ahora.

“Abandonó a los niños, le gusta mucho la jarra, le gusta tomar, le pedíamos para la leche de los niños y no daba, entonces mi esposa dijo: ya lo que tenemos son los niños y vamos a echarle ganas por ellos. Ahora toda la familia cooperamos para mantenerlos, parte de mi familia y parte de la de mi marido”, dijo Asunción.

En este año, 2018, la niña va a cumplir cinco años y el niño ya tiene tres, y para darles alimentación, vestido y educación porque asisten al jardín de niños, su abuelo Mauricio Romero tiene dos trabajos, de albañil y de músico los fines de semana en fiestas de bodas, XV años y bautizos.

“Volvimos a empezar desde cero, a criar bebés, porque yo sólo tuve dos hijos, a Zayra y otro que ya está grande. Ha sido muy difícil porque perdemos a mi hija, comenzamos a buscarla y a criar chiquitos” dijo Asunción.

Mauricio Romero, de 49 años de edad, refiere que tiene dos trabajos para poder sostener a sus nietos, porque “están chiquitos, no podemos abandonarlos. La niña sí recuerda que tenía mamá, el niño no, estaba muy bebé, él sabe que yo soy su papá y mi esposa su mamá, son nuestros hijos ahora”, dice el hombre mientras trata de aguantar el llanto, pero no puede, se le escurren las lágrimas.

Además de estar desaparecida, a Zayra su patrón la acusó de abuso de confianza porque supuestamente la envió a depositar 463 mil pesos en efectivo y no regresó.
“El patrón dice que la mandó a las 10 de la mañana, que llevaba todo ese dinero, pero nunca ha podido comprobar que le dio ese dinero a mi hija para depositar. Fue hasta las dos de la tarde cuando me avisa que mi hija no había regresado del banco”, expuso la madre.

Asunción y Mauricio suplicaron al Fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz, que los ayude a encontrar a Zayra, porque cuando acuden a la agencia del Ministerio Público o buscan a los comandantes de la policía ministerial, les dicen que no hay noticias.

“Cuando mi hija desapareció, la carpeta de investigación estaba delgadito, ahorita está grandote y de qué sirve papel tras papel, si no la encuentran; a veces los papás sentimos que es puro chisme lo que nos dicen de que sí los buscan” finalizaron.

AVC/Verónica Huerta