Este martes en Xalapa, fue encontrado el cuerpo de la joven Karen Nataly Guzmán, que días antes había sido raptada por un sujeto que la violó y después la mató. Los policías ministeriales también dieron con el presunto asesino al que le esperan 145 años de prisión si es encontrado culpable.
Xalapa, la Ciudad de las Flores, se ha convertido en zona de alto riesgo. De ser una de las capitales más tranquilas del país, se ha trastocado en una de las más violentas sobre todo en los últimos meses. Su problema es que padece a un alcalde al que la seguridad literalmente le importa pura corneta.
Cuando a Javier Duarte le dio por desmantelar a la policía en varios municipios, Xalapa se quedó sin sus elementos. De hecho, el alcalde Américo Zúñiga Martínez se encontró una ciudad sin policías, pero pugnó porque no quedara desprotegida y para eso recibió el apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública.
El 16 de octubre del año anterior, el Cabildo xalapeño encabezado por Zúñiga Martínez, aprobó el convenio modificatorio para que Xalapa contara con una policía municipal a partir de enero del 2018, y se aprobó un presupuesto para ese fin. Esto a raíz de que el gobernador Yunes Linares pidió que hubiera policías locales.
¿Dónde está esa policía y dónde quedó el presupuesto?
Ojalá el alcalde Hipólito Rodríguez pueda responder estas interrogantes, para saber porqué en su administración las cosas han resultado lo que le sigue a pésimas en materia de seguridad.
Por principio de cuentas, se ha hecho pato con la creación de una policía local y esto ha permitido que la criminalidad aumente a cifras de espanto.
Por otra parte, está protagonizado un pleito de vecindad con el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares por la instalación de unas cámaras de videovigilancia.
Resulta que a Yunes “se le olvidó” pedirle permiso a la comuna para la instalación de esas cámaras y mandón como es, debe haber dicho a los encargados de hacer el trabajo: “Ustedes pongan las cámaras, el permiso se los estoy dando yo. El alcalde que se vaya al carajo”.
En contestación, Hipólito mandó poner sellos de clausura y paró la obra.
Tiene razón el alcalde cuando dice que el gobernador debió pedir el permiso correspondiente, pero no la tiene cuando asegura que la instalación de las cámaras está ocasionando severos daños urbanos, peatonales y ecológicos.
En este pleito están en juego tajadas políticas, electoreras y mediáticas. Mientras uno es exhibido como un tipo intolerante al que le importa poco la seguridad de los xalapeños. El otro ha sido incapaz de reconocer que el asunto está entrampado por un permiso que no quiso pedir, con lo que viola la autonomía de un Ayuntamiento.
En lo político gana Yunes Linares porque se está presentando como el gobernador que sí quiere la seguridad para Veracruz en general y Xalapa en particular.
En lo electorero pierde Hipólito porque perderán votos sus candidatos Cuitláhuac García, AMLO y demás aspirantes de Morena, que no recibirán los sufragios que imaginan, como castigo de los xalapeños a la ineptitud del alcalde.
En lo mediático, qué pena dan los dos.
Por este lío de a tiro muy banal que se está convirtiendo en perverso, está detenida la instalación de mil 252 cámaras en la ciudad y su zona conurbada.
Y nadie cede.
En otro rasgo más de su autoritarismo, el Mandatario estatal amenazó con llevarse las cámaras a Martínez de la Torre y San Andrés Tuxtla, si el alcalde no autoriza su instalación en una semana. Es decir, nada de que vamos a dialogar, nada de que vamos a destrabar esta madre. No, nada de nada.
Yunes Linares sabe que tiene la sartén por el mango porque si vuelve a ocurrir otra muerte como la de Karen Nataly, la responsabilidad de esa y las que vengan se la cargará a Hipólito.
Lo cierto es que la responsabilidad será de los dos; uno por autoritario y el otro por inconsciente.
Y mientras se destraba el asunto, Xalapa y los xalapeños se pueden ir mucho al diablo.