Hace un año, la joven Alexandra Pérez Reyes fue asesinada al interior de su domicilio en Poza Rica; fue estrangulada y torturada por sus agresores, pero hasta ahora la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha avanzado en las investigaciones, narró su madre Micaela Reyes Pérez.
Al manifestarse en la plaza Sebastián Lerdo de Tejada, dijo que las autoridades de la Fiscalía poco o nada han hecho por su caso y, en cambio, le exigen que ella presente pruebas para avanzar en la investigación.
“El lunes fue a preguntar qué había pasado, me traen para allá y para acá, me mandan con el agente del Ministerio Público y no me dan respuestas, avances; y todavía me dicen que cuanto tenga suficientes pruebas regrese”.
Recordó que la noche del 13 de mayo de 2017, su hija fue atacada por hombres desconocidos que aprovecharon que estaba sola para entrar a la vivienda ubicada en la colonia Libertad y asesinarla.
Estaba a punto de cumplir 16 años, iba en segundo semestre de preparatoria, pero su vida fue cortada y ahora sus padres, que trabajan de eventuales en actividades como la albañilería, exigen justicia y castigo a los responsables.
Dice que una vecina le confesó que había indicios de que su sobrino Ramiro “N” y otros dos amigos eran los responsables del asesinato, y que tras la confesión acudió con las autorizadas para que siguieran esa línea de investigación, pero hasta ahora solo ha ido y venido de dependencia en dependencia sin que nadie le haga caso.
“La tía del hombre me fue a ver arrepentida, me dijo que tenía que confesarle que su sobrino había matado a mi hija, él y otros dos amigos más; yo fui a la Fiscalía, dicen que no es suficiente y hasta ahorita no han hecho nada”.
Con lágrimas en los ojos, a Micaela le da rabia pensar que el asesino de su hijo está libre, y que si es quien aseguran, lo ve continuamente porque sigue siendo su vecino.
La mujer narra que unos vecinos hallaron el cuerpo de su hija en el interior de su vivienda después de intentar que la joven les abriera; había sido estrangulada y junto a su cuerpo había mechones de cabello tirados, muestra de la violencia con la que se atacó a su hija.
Perla Sandoval/Avc