Para el escritor argentino Guillermo Ferreyro Lamela, galardonado con el Premio Latinoamericano de Primera Novela “Sergio Galindo” 2018 por La cloaca, los escritores pueden formarse en cualquier lado y de manera inesperada.
En entrevista para Universo, compartió que siendo joven se interesó por estudiar una carrera técnica en química, pero al mismo tiempo escribió y publicó revistas alternativas.
Concluyó sus estudios en química, aunque no le convenció la idea de trabajar en una fábrica, pensó que sería una actividad muy rutinaria, así que se dedicó a otras actividades.
Dijo que pasados los 20 años de edad, tomó la decisión de intentar vivir de alguna profesión relacionada con las letras y durante esta búsqueda se encontró con la publicidad, así empezó como redactor creativo, profesión que sigue desempeñando.
Sin embargo, siempre tuvo la necesidad de escribir, pero no para publicar. A los 47 años decidió que era momento de compartir su trabajo, fue así que desarrolló su siguiente proyecto, Pinturitas, un libro de relatos con el que ganó el Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz” 2014, convocado por el Consejo Editorial de la Administración Pública del Gobierno del Estado de México.
¿Qué representa para usted y para su carrera como escritor el haber ganado el premio convocado por la Editorial de la Universidad Veracruzana”?
Más allá de la alegría y el impulso que me genera, es un orgullo por la naturaleza del premio, hay pocas convocatorias que premien la primera novela de un escritor inédito, realmente es una oportunidad excelente.
Para un escritor representa la sensación de un impulso de seguir explorando la escritura y abre la posibilidad de editar, que es una de las cosas más complicadas dentro de la literatura. Por lo tanto, representa fundamentalmente un impulso y un leve escalón para llegar al siguiente paso.
¿Le ayudará a su proyección como escritor?
Sí ayuda y mucho. Amigos españoles y familiares me mandaron videos diciendo que este premio es más valioso porque nadie me conoce, no hay amiguismo posible, es la obra por sí sola, autónoma, sin ningún tipo de ayuda o prejuicio, por eso el premio tiene un doble valor para mí.
Anteriormente, gané el Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz”, por un libro de relatos titulado Pinturitas, esto me dio un impulso muy especial, porque se me reconoció mi labor en un lugar desconocido.
¿Cómo sintetizaría la trama de La Cloaca?
La novela es la aventura del narrador, el personaje principal que se confiesa a lo largo del libro, contando sus vicisitudes desde niño y dentro de eso –poco a poco– sus descubrimientos tienen un rol central en la cloaca, entre ellos, un animal que se desarrolla ahí y que se convierte en un alma poderosa.
Las nuevas tecnologías de la información y las redes sociales, ¿han cambiado el trabajo de un escritor?
Creo que sí lo han cambiado, lo cierto es que soy un escritor nuevo, empecé a publicar a los 50 años, así que la otra parte no la viví mucho.
Recuerdo, gracias a algunos colegas, que siempre fue difícil conectarse, la única gran ventaja que le veo a los nuevos medios es la conexión rápida y permanente a lo que pasa en otros lados, nos permite enterarnos del trabajo que hacen otros escritores, mucha interconexión con instituciones y publicaciones.
Desde otro punto de vista, creo que la literatura no ha sido muy afectada por el libro electrónico, ya que el libro objeto sigue siendo algo cariñoso que las personas prefieren tenerlo en la biblioteca.
La biblioteca sigue siendo un espacio mágico y el libro también, ese objeto que cerrado no dice nada y de pronto al abrirlo nos cambia el mundo, sigue funcionando de esa manera y lo hará por un buen tiempo en el mundo literario.
En su opinión, ¿el escritor se forma en una escuela o por las experiencias vividas?
Los escritores se pueden formar en cualquier lado y de manera inesperada, hasta diría que la escritura es una experiencia que requiere inicialmente de leer y escribir.
Hay un escritor argentino que publicó el libro Leer y escribir que para mí sintetiza un poco esta idea: no es necesario ser un erudito para ser un escritor, puede ayudar pero a veces puede bloquear.
Cuando fui a la universidad a estudiar letras, me di cuenta que en realidad no me serviría para lo que yo quería hacer, podría ser un profesor en letras o lingüista, pero no me ayudaría para la escritura, así que salí corriendo. Lo que quiero decir es que no es fundamental.
Lo fundamental es estar atento con la pulsión interior que tiene uno con la escritura y sobre las herramientas que ofrece el mundo para hacerlo, si te sirve hacer un taller o curso e intercambiar con alguien, no hay problema, se debe seguir adelante.
Paola Cortés Pérez/Avc