Cuando Arturo Durazo llevó a varios de sus lambiscones a conocer su casita llamada por el populacho “El Partenón de Tlalpan”, uno de ellos cometió la burrada de preguntarle si no era mucha ostentación tener una residencia tan bárbara. A lo que mi general contestó retador y altanero: “Qué, ¿acaso no tengo derecho?”

Que la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara tenga una casa de 12 millones de pesos no es algo que nos deba sorprender y mucho menos espantar. Qué, ¿acaso no tiene derecho?

No hay que olvidar que Sarita es una de las académicas mejor pagadas del país con un sueldo mensual de 195 mil 348 pesos con 33 centavos. Es decir, 82 mil 155 pesos más (sin contar los centavos) que el sueldo que percibe el rector de la UNAM, Enrique Graue que es de 113 mil 193 pesos.

Es bueno aclarar que Sarita no es la única con un sueldo que quita el hipo. Son varios los rectores universitarios que ganan más que los gobernadores de sus estados.

Reitero, que la señora tenga una residencia sobre un terreno de 3 mil 547 metros cuadrados, y que esa propiedad la haya comprado apenas dos meses después de que inició su segundo periodo como rectora, no tiene la menor importancia.

En este país donde pocos se han adueñado de mucho y muchos no tienen ni en qué caerse muertos, una mansión de 12 millones de pesos no debería ser motivo de tanta alharaca.

El Partenón de Tlalpan le fue expropiado de fea manera a mi general Durazo para convertirlo en oficinas de gobierno. Pero nadie le quitará su casa a Sarita, por mucho que no pueda demostrar que con el sueldazo que gana como rectora, nomás no le alcanza para un caserón de esa naturaleza.

No se la quitarán ni aunque diga que se la sacó en una rifa y no pueda comprobarlo, así que por ese lado no tiene nada que temer.

Lo que debe tenerla histérica (enemiga como es de los escándalos), es ser la protagonista de este jolgorio mediático. Pero usted tranquila señora, mañana el dueño de una residencia más grande le quitará el protagonismo y su vida volverá a la normalidad.

¿Que la mansión es ofensiva para un Veracruz cuya mitad de habitantes son entre pobres y miserables? Sí. ¿Que es ofensiva para los estudiantes de la UV que asisten a una universidad fregada por falta de mantenimiento? También. Pero como dijo Lucerito, ¿y? ¿y? ¿y?

Sarita no ha hecho más que repetir la fórmula de Fidel Herrera, Javier Duarte, Gabriel Deantes, Gina Domínguez, Arturo Bermúdez Zurita, Tarek Abdalá, Edgar Spinoso, Adolfo Mota y Erick Lagos entre otros, que tienen casas que no empatan con los sueldos que han ganado como funcionarios públicos. Pero eso no tiene nada de malo; es lo que se estila y practica desde tiempo inmemorial.

Digo, ¿acaso por ese detalle ya es corrupta la señora?

Por Dios, cómo pasas a creer eso, lector.

Sara ladrón de Guevara no es corrupta, es víctima de la inquina de una sociedad chaparra que no tolera el triunfo ajeno.

La rectora es tan impoluta como Juana de Asbaje. O para no irnos tan lejos, como Eva Cadena; esa mártir del calvario político a quien sujetos poco escrupulosos videograbaron recibiendo fajos de billetes.

Eva fue denostada, vilipendiada y corrida del paraíso de Morena donde le quitaron hasta su curul. Pero resurgida de sus cenizas, ahora le quiere empujar una demanda de 20 millones de pesos al diario El Universal por el daño moral que el medio informativo le causó al publicar los videos.

Yo estoy seguro que Sara Ladrón de Guevara es una funcionaria universitaria dueña de una honradez y rectitud a toda prueba.

Pero si alguien comprueba que estas palabras no son ciertas, que Sarita le regale su casa junto con el terreno y asunto arreglado. Faltaba más.

bernardogup@nullhotmail.com