El pasado jueves por la noche, el Partido Revolucionario Institucional definió su lista de candidatos a diputados por el principio de representación proporcional.
En la víspera ya se habían filtrado algunos nombres, como el del cenecista Juan Carlos Molina Palacios, quien fue ubicado en el primer lugar de los plurinominales del tricolor.
Fuera de todo pronóstico, Molina Palacios logró esa privilegiada posición, para la que se había mencionado con insistencia el nombre del actual dirigente del Comité Directivo Estatal, Américo Zúñiga Martínez, a quien ubican los propios priistas como uno de los grandes perdedores de la jornada.
Otro nombre que fue excluido es el de la delegada del ISSSTE en Veracruz, Elízabeth Morales García, quien había apostado su resto a una de las posiciones plurinominales a las diputaciones locales, luego de no lograr la candidatura al Senado ni a la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
La ex dirigente del CDE del PRI y ex alcaldesa de Xalapa se quedó con el bate al hombro, al igual que otros destacados cuadros del partido.
Renato Alarcón Guevara, ex dirigente del comité estatal, también intentó colarse a la lista, pero topó con pared; nos dicen que su nombre nunca fue tomado en serio.
Al final, esa relación de privilegiados priistas incluye, además de Molina Palacios, a la lideresa del sindicato de trabajadores del Cobaev, Érika Ayala Ríos; Jorge Moreno Salinas, colaborador cercano y, por tanto, posición del senador Héctor Yunes Landa; Diana Aguilar Castillo, de Antorcha Campesina; y el cetemista Víctor García Trujeque.
Todos ellos, los cinco primeros, tienen altísimas probabilidades de integrarse al próximo Congreso del Estado; hay que recordar que actualmente la Legislatura tiene seis legisladores priistas plurinominales, aunque uno de ellos, Basilio Picazo Pérez, desertó de esas filas para incorporarse al Partido Acción Nacional.
Otros candidatos a las diputaciones plurinominales son María Beatriz Sosol Hernández, del sindicato de trabajadores del Sector Salud; Ricardo Diz Herlindo, dirigente magisterial (Sutsem); Helena Zamorano Aguirre, ex presidenta municipal de Cosamaloapan; Marco Antonio del Ángel Arroyo, vocero del CDE del partido y posición del Movimiento de los 400 Pueblos; y Zita Pazzi Maza, ex alcaldesa de Pánuco y ex diputada federal.
Así, salvo Érika Ayala y en cierta medida Molina Palacios, el PRI determinó armar su lista de plurinominales con repollo político; nada para impresionar y muy poco para espantar a los adversarios.
En el hipotético pero poco probable caso de que el Revolucionario Institucional logre una votación y un porcentaje similar al de 2016 (928 mil votos y 30.2 por ciento), cinco y hasta seis de sus candidatos a las plurinominales podrían entrar a la Legislatura; pero si la votación baja de forma significativa, entonces el ex partido hegemónico se quedaría con una minúscula representación en el Poder Legislativo veracruzano, 3 y acaso 4 posiciones.
Si a ello le sumamos el hecho de que en muy pocos distritos los candidatos priistas por el principio de mayoría relativa se observan realmente competitivos, el resultado de ese cóctel podría ser una catástrofe para el tricolor.
En el ambiente políticos estatal hay quien afirma que el número de triunfos priistas en las urnas podría ascender sólo a dos o tres distritos, en el mejor de los casos, lo cual nos indica que la posibilidad de una bancada de 6 o 7 integrantes no resulta un escenario descabellado.
El panorama luce complicado para la causa priista. Por si fuera poco, algunos cuadros del tricolor han comenzado a voltear con desesperación a otras opciones priistas: Vía Veracruzana, la agrupación que fundó Felipe Amadeo Flores, ya se decantó por Acción Nacional y se sumará en abierto a Yunes Márquez; y cada vez cobra más fuerza la especie en el sentido de que el senador Héctor Yunes también alentaría una desbandada, en este caso hacia Morena; por supuesto, con sus plurinominales en el morral. @luisromero85