Quedan 251 días a gobierno federal y estatal. ¿Habrá rendición de cuentas, fiscalización y evaluaciones sociales verdaderas y puntuales? ¿Más continuidad de la impunidad, que convierte a los actuales gobernantes y servidores públicos en intocables y reciclables? ¿A quiénes se pondrá ante la Justicia?
No se vale echar toda la culpa al pasado; ni manipular y enajenar con futurología, sobre una elección condicionada y predeterminada entre unos cuantos, bajo el dominio final de una minoría mayor, sin que se llegue a la mayoría democrática.
Una vez más. ¿Cuál legitimidad, legalidad y participación ciudadana y social de los gobiernos?
Por lo pronto, Veracruz en recesión va a elección; crecen inseguridad, pobreza y hambre. Casi 70% de pobres; más de 1 millón ochocientos mil, aproximadamente 58 % de asalariados, ganan hasta 2 salarios mínimos, menos de 6 mil pesos.
Gobiernos plagados de ineptos y corruptos, amplia y repetidamente criticados por su baja o nula efectividad, su costoso desorden financiero y sobre endeudamiento público; y además, por sus evidentes resultados negativos, pérdidas y retrocesos, en torno a problemas o asuntos altamente prioritarios, como pobreza, hambre e inseguridad.
Pan y circo, despensa y dispensa.
Como se esperaba, en temporada de elecciones, crece y se diversifica entretenimiento y distracción. Guerra de lodo e insultos de todo tipo. Propaganda y embrutecimiento abundantes, en su mayoría con cargo a algún presupuesto oficial.
La enajenación avanza y se hacen sentir, en presencia e influencia, clientelismo y manipulación de la inocultable hampa electoral.
Ciudadanía y sociedad, otra vez quedan pendientes en la atención de sus necesidades; y en la solución oportuna de innumerables problemas y conflictos, ignorados o pospuestos.
Lo primero es lo primero, sostenerse en el poder o acceder a él.
El espectáculo circense continúa y se amplía. Mientras millones y millones de seres humanos padecen las consecuencias de los desgobiernos. Inseguridad, devaluación, inflación, desempleo y subempleo, nulos o bajos salarios…ante adversas perspectivas y escenarios.
Responsables y culpables a la vista
No, no hay que darle vueltas. Ante ciudadanía y sociedad marginadas y, excluidas, pasivas y conformistas. Ahí están los responsables y culpables de la situación. Los mismos que dicen que gobiernan y han gobernado, pero en realidad, son ejemplo del desgobierno empobrecedor y hambreador; de crisis permanente de administración y finanzas públicas, de cuestionada y creciente inseguridad, delincuencia y retrocesos sociales ¿Por qué no exigir antes de elegir?
Son muchos los identificados y señalados como ineficientes y hasta delincuentes gubernamentales; conocidos y padecidos por su autoritarismo ramplón; el yoyomático ocurrente y berrinchudo; y el nepotismo arrastrado.
Unos y otros, usan y abusan de instituciones y recursos públicos. Los que saquean, endeudan, privatizan y concesionan para beneficiarse y beneficiar a sus familiares y socios. .
Intocables y reciclables; los protegidos y encubiertos, simuladores y depredadores favorecidos por la continuidad de la impunidad.
Los mismos, que dicen y repiten que van a cambiar y no cambian; que van a cumplir y no cumplen; que prometen, se comprometen y resulta que los hechos muestran y demuestran lo contrario, sigue el desastre y la situación empeora. Ejemplos de alcanzar el poder, para no poder.
Importante, gobernar al gobernante.
Siempre oportuno tener presente, que el origen y destino de la representación pública es el ciudadano y la sociedad en general. El gobierno no puede estar por encima de la sociedad; está para servirla, no para servirse de ella, saquearla y sacrificarla. Es responsable ante la sociedad y no al revés.
En todo caso, el gobierno tiene que ser causa y efecto de la democracia; comprometido en la construcción de una sociedad justa y próspera, participativa e incluyente, estable y cambiante. Gobierno moderno, eficiente y creador de oportunidades para todos, impulsor de la democracia participativa.
No más encubrimiento, complacencia, complicidad y simulación. Urge distinguir buenos de malos y peores gobiernos es fundamental.
Si se quiere hacer lo correcto, al mismo tiempo de consolidar aciertos, sin excusa ni pretexto, hay que corregir errores, reparar daños y evitar pérdidas.
Vital distinguir malos de peores, o pagar las consecuencias.
¿Sabiendo lo que son, hacen y representan, se les debe seguir dando oportunidades y aceptar sus recurrentes impunidades?
Una vez más permítaseme recordar a Karl Popper, quien afirma que conocidos los alcances de la condición humana y su siempre presente posición y tendencia a la falibilidad y al error, lo importante es plantear la pregunta: “¿Qué podemos hacer para configurar nuestras instituciones políticas de modo que los dominadores gobernantes malos e incapaces, que naturalmente intentamos evitar, pero que no obstante, no resulta excesivamente fácil hacerlo, ocasionen los menores daños posibles y de modo que podamos deshacernos de los dominadores incapaces sin derramamiento de sangre?”
En todo caso, de rendir buenas cuentas, con resultados positivos. Ni irresponsabilidad, ni ineficiencia. Gobernantes insoportables, siempre reemplazables.
Imprescindible contar con instituciones públicas competentes, capaces y eficaces que atiendan y resuelvan problemas, no que se conviertan en parte de ellos. Quienes gobiernan deben ser, todo el tiempo y en todas partes, auténticos servidores públicos, que sirvan en el más amplio sentido de la palabra.
No es obligatorio soportar, padecer y sostener mediocridad, ineptitud e irresponsabilidad; mucho menos corrupción e impunidad. Si un gobierno no funciona parcial o totalmente. Si es malo o peor, la solución es remediar, corregir y sancionar, no encubrir, simular y olvidar.
Y como en Veracruz, persisten condenables opacidad, desinformación y simulación oficial. Hay que insistir y preguntar: ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con ofensivos supe sueldos y beneficios especiales?
Simplemente: “Quien no castiga el mal, ordena que se haga” (Leonardo da Vinci).
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH