La ingeniería mecánica eléctrica, la magia, la lucha libre y el humorismo parecen ser cosas absolutamente disímiles, sin embargo son los puntos cardinales que delimitan la vida de Héctor Cortés, El mago jocoso, un personaje que inventó una chistera para sacarse a sí mismo de su interior y aparecer, inopinadamente, en el escenario.
«Yo estudié Ingeniería Mecánica Eléctrica aquí, en la Universidad Veracruzana, trabajé un tiempo de eso pero sentía como que algo me faltaba. Estuve trabajando aquí, estuve trabajando por un breve período en Puebla, pero cuando me tocó probar el escenario dije no, pues aquí está mi lugar», me confesó un sábado que llegó a mi estudio entre naipes que lo sobrevolaban como las mariposas amarillas a Mauricio Babilonia.
Este es su relato.
Máscara contra cabellera
Yo nací aquí en Xalapa el 2 de julio de 1988. De niño, me llevaron al circo de la Chilindrina, al de Quico, a todos los circos de los personajes del Chavo, me gustaba mucho el ambiente del circo y del espectáculo. Más adelante, mi papá me llevaba a las luchas, que si bien son un deporte, también son un espectáculo bastante histriónico por todo lo que representan. El mundo de las luchas me gusta mucho.
Me llevaba porque las luchas son muy populares aquí, pero también porque tuve un tío, que ya falleció, que fue luchador en los años sesenta. Se llamaba El Universitario, luchó, incluso, al lado del Santo y de muchos otros, y por eso mi papá estaba empapado de la lucha libre y me llevaba.
Siempre me gustó mucho la lucha libre, sigo siendo fanático y lo seré hasta el último día de mi vida, esa inquietud me llevó, incluso, a entrenar un tiempo. Cuando entré a Ingeniería Mecánica en la UV, en el 2007, también entré a entrenar con el profesor Jorge, que es el Señor Universo, un luchador muy conocido en la Xalapa de antaño. El profesor Jorge tiene dos hijos que son muy populares aquí, El Eslabón Perdido, que es el luchador xalapeño por excelencia y otro que se llama Armagedón, que últimamente anda medio perdido, casi no se presenta pero también es muy bueno.
Estuve ahí un rato, me gustó, hice una pequeña función en un evento que hicieron, por el día del niño, en el Parque Juárez. Fue una función gratuita, a varios de los chavos que estábamos ahí nos dieron chance de presentarnos y se especificó que éramos chavos que apenas estábamos empezando, que no éramos luchadores hechos y derechos, entonces se entendía que pudiéramos tener algún error o lo que fuera. Me gustó que la gente me estuviera viendo, que me aplaudieran o que me abuchearan no importaba, la gente me estaba viendo y estaba pendiente de lo hacía. En ese caso, un ring es prácticamente lo mismo que un escenario y me gustó eso.
Abracadabra
Desde niño, siempre me gustó la magia, me gustaba mucho ver un programa que pasaban los domingos que se llamaba Magic, Magic. Lo pasaban en el canal Infinito, un canal argentino, y yo me levantaba muy temprano, no a ver Chabelo como todos, sino a ver ese programa, pasaban unos trucos de magia muy buenos y yo estaba fascinado. En esos momentos no pasaba por mi cabeza ser mago pero llegó un punto en el que me obsesioné más y más y más, y cuando estaba en la preparatoria dije voy a tomar un mazo de cartas y a ver cómo le hago. Empecé a mover las cartas y a ver videos despacio para darme cuenta cómo le hacían, y poco a poco fui aprendiendo, de una manera autodidacta, cómo funciona todo esto.
Mi papá me regaló un libro que muestra cómo se desarrollan algunos juegos (hay gente que le llama juegos, otros dicen trucos, otros, efectos; otros, suertes, son muchos los términos que se le dan, pero al final es lo mismo), aprendí algunas cosas en ese libro, pero no las he aplicado, eran más de teoría de la magia. En otra ocasión me regalaron un DVD que tenía unas instrucciones de cómo hacer algunas cosas, pero no me gusta tanto seguir los lineamientos de alguien, prefiero ver la idea y adaptarla a mi estilo, a mi forma o a mis capacidades, incluso.
Cuando coincidió que estaba en la lucha y también haciendo magia, dije ¿por qué no llevo la magia a ese nivel a donde la gente pueda verme?, nunca se logró, desafortunadamente, por varias razones, pero siempre tuve la inquietud de hacer magia frente a las personas y ahorita que ya tenido alguna oportunidad, me sigue haciendo ruido, como que quiero más.
Primera llamada, primera
Cuando estaba en la preparatoria, por ahí de 2004, fue cuando comencé a darle más de lleno a todo esto, me invitaban a fiestas, a reuniones, yo era un invitado más pero en un momento me decían oye, ya que estás aquí, saca tus cartas y haznos un truco. Yo llevaba mis dos barajas en las bolsas, esperando que alguien me pidiera que hiciera algún truco, pero lo hacía por el puro gusto de entretenerlos, de que la pasaran bien.
Segunda llamada, segunda
Pasaron los años y me mantuve en esa dinámica de simplemente hacerlo en fiestas, en reuniones, con la gente que me lo pidiera, alguna vez lo hice en la calle con un amigo que estaba grabando, pero no fue sino hasta como el 2012 o 2013 que alguien me contactó y me dijo oye necesito un mago para una fiesta infantil. La magia para niños es la más difícil de todas y le dije ¿sabes qué?, dame chance para ver si me animo y te devuelvo la llamada. Me puse a checar mis libros y unos vídeos de YouTube para ver qué era lo que podía hacer de acuerdo a mis conocimientos y a los materiales que tenía, y dije órale, me aviento.
Fue la fiesta de un niño que cumplía siete años y me fue bien, afortunadamente, pero te repito que la magia para niños es muy difícil porque su falta de escepticismo, a veces juega en contra nosotros los magos porque, aunque la gente creería que es fácil impactar a un niño, no lo es porque no son para nada escépticos.
La gente ve a un mago como una persona que hace un trabajo, pero un niño lo ve como si fuera un payaso, un malabarista o un trapecista, para ellos es una persona que entretiene. Un adulto entiende que hay mucho detrás de ese trabajo, pero un niño no lo sabe, el niño solamente sabe que esa persona va a hacer desaparecer objetos, que va hacer cosas increíbles, para los niños somos como si todos los días fueran domingos. El niño no sabe que detrás del mago hay un ciudadano común y corriente, por eso tan difícil hacerle magia, porque para ellos eres alguien fantástico y lo seguirás siendo cuando no estén ellos, piensan que te vas a ir a tu casa volando o qué sé yo.
Fui a esa fiesta y afortunadamente me fue bien, y dije puede ser que aquí haya algo. Tuve algunas otras presentaciones de ese tipo, pero bastante irregularmente, unas dos o tres al año, a lo mucho, y así estuve durante mucho tiempo.
Tercera llamada, tercera, ¡comenzamos!
Cuando ya estaba trabajando en aspectos de la ingeniería, un día estaba en un café y por pura casualidad, en la mesa de al lado estaban los compañeros de La Flor de la Comedia, estaban hablando de un show que iban a tener en el que iban a hacer stand up, que es lo que está de moda. Yo estaba incursionando, también, en el stand up porque me llamaba mucho la atención, me acerqué a ello y les comenté, y me dijeron ve al show y vamos platicando cómo le hacemos.
Fui, les dije que soy mago y afortunadamente me hicieron la invitación al colectivo, ellos ya tenían lugares, fechas y todo eso, y tuve la oportunidad de presentar mi show a la gente que los seguía. Entré con ellos hace un año y a partir de ahí despuntó esto que yo ya tenía, de alguna manera, guardado desde hacía varios años y desde entonces he tenido bastantes presentaciones, no sé cuántas, además he tenido otras en las que me contratan particularmente para eventos, hace un tiempo hubo una junta corporativa y ahí estuve yo como entretenimiento.
Ellos como que me abrieron la puerta para lanzarme definitivamente como mago, porque yo soy ingeniero pero en la calle nadie me dice ingeniero Héctor, para todo mundo soy el mago. A partir de ahí fue que se me abrieron las puertas para trabajar con Javier Barria en el proyecto Las tandas de la Comicompañía y yo creo que de aquí en adelante se vienen puras cosas buenas.
(CONTINÚA)
SEGUNDA PARTE: Los chistes de la chistera
TERCERA PARTE: La sensación mágica
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