Aún sigue sin saberse a ciencia cierta cómo y por qué aparece, pero a grandes rasgos se cree que la esquizofrenia se desencadena cuando las personas con predisposición genética experimentan algún tipo de vivencia dañina –un parto prematuro, consumo de drogas…– capaz de activarla. Ahora, un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Swinburne, el Instituto Florey para la Salud Mental y la Neurociencia y la Universidad Melbourne, todos en Australia, sugiere que este grave trastorno mental, sufrido por más de 21 millones de personas en todo el mundo según la OMS, está vinculado a cambios significativos en la expresión génica de la parte más frontal del cerebro humano. Y que esa área marcada con rojo en los mapas de los neurocientíficos es precisamente la que más diverge entre nuestra especie y otros animales, primates incluidos.
Los expertos han llegado a esta conclusión tras examinar los cerebros de 30 cadáveres, 15 de ellos de personas que habían padecido esquizofrenia y otros 15 que no. Así distinguieron 566 casos de alteración genética en la zona frontal de los pacientes que no se presentaban en las regiones vecinas, como explican en la revista Schizophrenia, perteneciente a Nature. Esto les lleva a la sospecha de que la enfermedad podría ser un subproducto o efecto colateral de la evolución; un peaje que pagamos por contar con la ventaja de un cerebro ultracomplejo.
Gracias al estudio también han podido observar que 97 genes con expresión diferente a la de los cerebros sanos tienen el potencial de convertirse en objetivo de tratamientos farmacológicos.
Desconexión total en la materia gris
Este nuevo paso en la comprensión de la enigmática esquizofrenia se une a otros recientes, como el publicado el pasado otoño en la revista Molecular Psychiatry, según el cual esta enfermedad distorsionaría la comunicación de todo el cerebro. Anteriormente se creía que solo se manifestaba cuando surgían cortocircuitos en los lóbulos prefrontal y temporal, centros de operaciones de la percepción auditiva, la toma de decisiones y la personalidad. Pero su análisis, el más exhaustivo realizado sobre la materia gris del encéfalo humano hasta la fecha, confirma que los problemas de conexión entre las neuronas son sistémicos, y que afectan con especial virulencia al llamado cuerpo calloso –que pone en comunicación los hemisferios derecho e izquierdo– y la fase frontal de la corona radiata, una zona clave para el procesamiento de información.
Para realizar el estudio se empleó un novedoso método de resonancia magnética que mide los movimientos de las moléculas de agua en el tejido cerebral. Los expertos creen que su hallazgo servirá de guía a otras investigaciones y permitirá afinar en los tratamientos. Se sigue estrechando el cerco a la esquizofrenia.
Con información de Muy Interesante