El candidato a la presidencia de la República, Ricardo Anaya, está demostrando que es un consumado mentiroso y eso le puede traer consecuencias muy tristes en sus aspiraciones por llegar a Los Pinos.
En su cierre de precampaña en Veracruz anunció que se encontraba en un “empate técnico” con el abanderado de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
Si sus seguidores no se rieron en su cara es porque de verdad lo quieren mucho, pero eso es una soberana falacia.
Lo cierto es que en las encuestas más o menos serias (ninguna es seria al 100%) el queretano va en tercer lugar, José Antonio Meade en segundo y AMLO es el candidato a vencer.
De los cierres de precampañas, el de Ricardo fue el más gris, a pesar de que se trepó a una estructura metálica en Coatzacoalcos y desde ahí gritó a sus contados seguidores que la plaza les había quedado chica para tamaña “multitud”.
En otra más de sus falacias acusó de persecución al CISEN y se convirtió en el hazmerreir de casi todo el mundo.
“Durante los últimos días me han estado siguiendo. Hoy es un Tiida. Hace unos días, un Jeep (YHA-86-08). Uno de los conductores confesó ser del CISEN. En lugar de perseguir delincuentes, espían opositores. Por eso estamos como estamos. Le exijo al Gobierno una explicación”, escribió en su cuenta de Twitter y las carcajadas no se hicieron esperar.
El mismo titular de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, dijo que no se trató de espionaje sino de un seguimiento que encuadra en las funciones CONSTITUCIONALES del CISEN, tan es así que el supuesto espía se identificó de inmediato con Ricardo.
Navarrete agregó el CISEN y el gobierno de Veracruz acordaron el seguimiento de Anaya, y que el propio equipo del candidato panista estaba al tanto de este seguimiento.
Y la puntilla; Navarrete Prida agregó que el hecho ocurrió el domingo 11 por la tarde, y que se pagó para que el video fuera difundido en redes sociales. ¿Quién pagó? Pues evidentemente que el equipo del queretano.
Atrapado en la maroma, Anaya ha guardado silencio.
Y cuando se creía que ya todo se había calmado, que salta a la palestra el candidato del PAN a la senaduría por Veracruz, Julen Rementería a defender a su mentiroso amigo. Julen calificó como injustificable el hecho.
“Claramente es un espionaje indebido, sobre todo en un proceso electoral. Claramente es una intervención, una intromisión a la vida y privacidad que debe tener cualquier persona y no se vale argumentar que como una ley de seguridad lo permite deben meterse a espiar a candidatos”, dijo.
¿Qué acaso Julen no tiene asesores políticos? ¿No hubo uno que le informara que era otra más de las mentiras de Ricardo y que meterse a defenderlo era quemarse?
El pleito de vecindad que traen la legisladora independiente Eva Cadena con los diputados de Morena, Amado Cruz Malpica, Cuitláhuac García y Roció Nahle por el escándalo de los videos en que Eva se vio involucrada, difícilmente llevará a la cárcel a estos tres como pretende la señora Cadena, pero sí le puede pegar a Rocío Nahle en sus aspiraciones por llegar al senado de la República.
Este pleito ayuda de manera indirecta las aspiraciones de Julen por lograr el mismo sueño.
De los candidatos a la Cámara Alta, Julen es el mejor posicionado en las encuestas que la misma Rocío y los abanderados del PRI.
Alguien debería decirle que nada tiene que hacer comprando pleitos que no lo beneficiarán, ni apoyando a sujetos que se caerán del pedestal donde creen encontrarse, por abusar de sus mentiras.
Lo comenté en una entrega anterior y lo repito ahora; Dios puede castigar a Ricardo Anaya (tan católico él) por pasarse de lanza con el octavo mandamiento. Y de paso también a Julen Rementería por meterse donde no lo llaman.