“Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”; esa es una frase que se atribuye al humorista norteamericano Groucho Marx (Julius Henry Marx), aunque ya se había publicado una versión similar, en Nueva Zelanda, desde 1973.
La cita es útil hoy para abordar el tema de los zigzagueos ideológicos, si se permite el término, de los políticos que cambian de partido a conveniencia, como cambiar de ropa interior.
Los reacomodos en la política son normales, al igual que los cambios de partido por parte de quienes se dedican a esta actividad. Hoy los vemos en el PAN, mañana en Morena y viceversa, aunque esas dos fuerzas políticas tengan muy poco, casi nada en común.
Es un fenómeno de ocurre en prácticamente todos los niveles.
Es común que quienes cambian de partido pasen, por ejemplo, del PRI al PRD; o del PRD a Morena; lo que no es frecuente es ver a un panista pasarse del lado de López Obrador, por ejemplo; por eso causó cierto impacto entre la clase política el viraje de la senadora Gabriela Cuevas, quien dejó atrás su militancia en el albiazul para declararse inicialmente “independiente” y asumir una postura de apoyo al tabasqueño en su aspiración por llegar a la Presidencia de la República. Gaby Cuevas, como se le conoce en el ambiente político, pasará de la Cámara Alta a la de Diputados por la vía plurinominal.
En Veracruz, uno de los cambios de chaqueta que más ha llamado la atención en el ambiente político y hasta empresarial es el del ex alcalde de Xalapa, ex diputado federal y ex legislador local Ricardo Ahued Bardahuil, quien se registró como aspirante de Morena al Senado.
Ricardo Ahued tiene una incuestionable trayectoria política y un peso importante dentro del sector empresarial local; no se le conocen actos de corrupción ni de incongruencia política; al contrario, se habla del valor de sus votaciones en las cámaras legislativas, dado que nunca fue un diputado alineado con el poder, a pesar de surgir del Revolucionario Institucional, donde la disciplina mal entendida es regla y no excepción.
Precisamente por esa actitud rebelde, congruente sería mejor término, nadie criticó al ex alcalde xalapeño cuando mostró su simpatía por Morena, donde sin duda se sentirá más cómodo que en el PRI. Ahued no es el cascajo político que, de acuerdo con sus detractores, recibe el partido de López Obrador.
Algo diferente ocurre con la candidatura de Ana Miriam Ferráez, quien será la abanderada de Morena-PES-PT a la diputación local por el distrito de Xalapa.
Ana Miriam buscó apenas hace un año la presidencia municipal de Xalapa por la alianza entre los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática. Fue derrotada de forma contundente por el actual alcalde, Hipólito Rodríguez Herrero, quien le sacó una ventaja de más de 24 mil votos y 15 puntos porcentuales. En pocas palabras, fue borrada del mapa en esa contienda.
Pues bien, Ferráez Centeno, integrante de una familia de radiodifusores, ha recibido críticas, dado que hasta hace unos meses recorría las calles de la capital veracruzana para pedir el voto para el PAN y ahora lo hará para una opción que ideológicamente no tiene nada que ver con el blanquiazul.
A ese oportunismo político que le señalan a la ex candidata panista, hoy virtual abanderada de Morena a la diputación por Xalapa, queda como anillo al dedo la frase que sobre los principios se le atribuye a Groucho Marx. @luisromero85