Así como su antecesor Javier Duarte se jactaba en 2016, ahora el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares presume de tener el control absoluto de su sucesión.

Por eso el ex dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, le complació su capricho de imponer a su primogénito como candidato a gobernador, pues además le ha hecho creer al panista queretano que en Veracruz se decidirá también su arribo a la Presidencia de la República.

Quién sabe si Anaya le habrá hecho a Yunes la misma advertencia que en su momento le hizo el presidente Enrique Peña Nieto a Duarte de Ochoa, cuando a punto de definirse oficialmente la candidatura del PRI a la gubernatura el mexiquense le dijo al mandatario veracruzano que estaba por tomar la decisión más trascendente de su vida y “no te puedes equivocar”.

Sin embargo Duarte, al igual que hoy Yunes Linares, se mostró tan soberbio y arrogante que estaba muy seguro de imponer a su sucesor pese al gran repudio popular. Pero su candidato favorito no era el senador Héctor Yunes Landa, quien finalmente fue postulado, sino el actual diputado federal por Tuxpan, Alberto Silva Ramos.

Si Yunes Landa, que no había ocupado ningún puesto administrativo en el gobierno duartista y era uno de sus críticos más duros perdió por más de 125 mil votos de diferencia ante el candidato de la alianza PAN-PRD, quién sabe cómo le habría ido a Silva Ramos, quien fue secretario de Desarrollo Social, luego coordinador general de Comunicación Social y, en la víspera de la sucesión gubernamental, fue impuesto por su amigo como presidente del CDE del PRI en un fallido intento de promoverlo a la gubernatura.

Por eso, a simple vista, se ve muy cuesta arriba que Yunes Linares pudiera salirse con la suya de heredarle el poder a su hijo. A menos que sus encuestas contradigan la pésima percepción popular que existe contra su gobierno, lo que ha hecho que su primogénito intente inútilmente de exculparlo por las promesas incumplidas, entre ellas la de disminuir los índices de violencia en los primeros seis meses de su administración.

Si al priista Héctor Yunes, que siempre marcó distancia política con Javier Duarte no pudo convencer en su campaña, ¿a Miguel Ángel Yunes Márquez sí le irá a creer el electorado veracruzano que su proyecto es distinto al de su padre, cuando buena parte del gabinete yunista son ex funcionarios y ex ediles que colaboraron con él en el Ayuntamiento de Boca del Río, entre ellos Jaime Téllez Marie, actual secretario de Seguridad Pública; Enrique Pérez Rodríguez, titular de la SEV; Guillermo Moreno Chazarini, secretario de Finanzas y Planeación; Indira Rosales, de la Sedesol, y Elías Saad, de Comunicación Social?

Si Duarte ni siquiera pudo hacer candidato a Silva, que sólo era su amigo, porque en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI sabían del gran rechazo popular que tenía el régimen duartista, ¿Yunes Linares, quien finalmente logró imponer a su hijo, sí podrá hacerlo ganar? Parece estar muy seguro de conseguirlo. Para ello, al igual que su odiado némesis, parece tener el control del órgano electoral y sigue cooptando opositores. Este martes, por ejemplo, Maricela Vallejo Orea, quien recién llegó a la alcaldía de Mixtla de Altamirano por MORENA, renunció al partido lopezobradorista y anunció que apoyaría al hijo del gobernador. La semana anterior ocurrió lo mismo con la diputada local Miriam Judith González Sheridan, otra ex morenista que será habilitada como candidata del PANAL a la gubernatura para restarle votos a su ex partido y al PRI.

Igual que como Peña Nieto se lo advirtió en su momento a Javier Duarte, ojalá que Yunes Linares no se haya equivocado en esta trascendente decisión de su vida, porque de lo contrario le puede ir peor que a su odiado antecesor. Sobre todo si la gubernatura o la Presidencia de la República las llegaran a ganar los candidatos de MORENA, con cuyo líder fundador, Andrés Manuel López Obrador, se volvió a confrontar públicamente este martes, al llamarlo “loco”, “corrupto”, “vividor del sistema” y retándolo a debatir en la Plaza Lerdo la tarde del próximo domingo para demostrarle que el ex gobernador priista “lo mantenía” y que “le daba dinero a él y a sus achichincles para sus campañas”.

“¡Órale loco, ahí te espero!”, retó Yunes a AMLO en un video que hizo circular en las redes sociales. Ya veremos en julio si el panista no se equivocó.

EL MT, ACTIVO PRIISTA

De las organizaciones priistas que más se hicieron sentir este domingo 7 en el inicio de la precampaña de Pepe Yunes Zorrilla a la gubernatura –el cual fue arropado por el precandidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña, y por el dirigente nacional del partido tricolor, Enrique Ochoa Reza–, la que indudablemente más destacó fue la del Movimiento Territorial (MT), cuyo comité estatal encabeza el activista sureño Víctor Rodríguez.

Fueron los 800 emetistas que liderados por “el negro que no se raja” le dieron gran realce a este significativo evento partidista, inclusive opacando a otras relevantes organizaciones sindicales como las de los trabajadores petroleros y de los maestros, que siempre se han distinguido por su desbordado entusiasmo.

Claro, según nos cuentan, mucho tuvo que ver que su líder, Víctor Rodríguez, se mantuviera al frente de  sus representados, dejando de lado el protocolo de los espacios para invitados especiales. Así, a una sola voz, “el  negro que no se raja” y sus huestes del MT respaldaron las candidaturas de los Pepes, Meade y Yunes.

De hecho, en reiteradas ocasiones José Antonio Meade pausó su discurso para agradecer al Movimiento Territorial por el liderazgo que representa al interior del Partido Revolucionario Institucional, así como el reconocimiento a su labor como parte de esta organización política.
Y es que el reto electoral que están por enfrentar será mayúsculo, pues el dirigente nacional Enrique Ochoa convocó a los priistas veracruzanos a trabajar intensamente mañana, tarde y noche para que José Antonio Meade y Pepe Yunes ganen con el 40 por ciento de los votos y así evitar cualquier conflicto post electoral.