El juguete es el reflejo de la realidad del ser humano y de su origen y civilización. Las evidencias arqueológicas sitúan los primeros juguetes en Mesopotamia, hace más de 5 mil años. Los niños babilonios ya utilizaban las tabas para sus juegos. Hay constancia de la existencia de pequeñas miniaturas de casas, armas y muñecas en el antiguo Egipto, destinados probablemente a familiarizar a los más pequeños con sus tareas futuras. En la tierra de los faraones, los niños menos privilegiados económicamente o con estatus social precario, realizaban juegos con pelotas elaboradas con juncos, mientras las pequeñas aristócratas, se deleitaban maquillando a sus muñecas a imagen y semejanza de cleopatra.
Las muñecas han sido una constante en el transcurso de la historia. Existen testimonios, en la época grecorromana, eran habituales las fabricadas en barro, marfil, hueso o madera.
Las muñecas sobrevivieron a la caída del imperio y fueron evolucionando. Siendo así que en la Edad Media se introdujeron nuevos materiales para su fabricación, como el vidrio. En el renacimiento fue tal su perfeccionamiento, que llegó a ser en la mayoría de las casos, un artículo de lujo. Los fastuosos vestidos con que se les ataviaban, fabricados con suntuosas telas y sofisticados bordados, las convirtieron en el regalo perfecto de los reyes. Las muñecas dejaban de ser así un entretenimiento exclusivo de los más pequeños para transformarse en capricho de maduros monarcas.
Y así ante esta identificación de los mayores, que proviene del deseo establecido en la infancia y como un gusto atractivo por la belleza de las piezas, Leticia Albalat Botana ha adquirido el habito con esfuerzo y dedicación de elaborar bellas muñecas de trapo, con una apreciación estética y de dimensiones que le inspiran la naturaleza, las plantas, los insectos, las aves, las flores, las gotas de rocío, el viento, el agua, la luz, las sombras, que provocan su inspiración y le motivan realizar sus propios diseños , ya que es heredera de las destrezas y conocimientos de su bisabuela que práctico diversas técnicas de la costura. De su abuela heredó ese tesoro, así lo refiere con emoción, lo que le permite realizar en sus diseños técnicas en la costura de hace dos siglos, lo cual le es apasionante. Deja claro que no es un acto para comerciar, que es un acto personal íntimo que le permite comunicarse con plenitud en esta época con otras épocas que vinculan las emociones humanas, y se ha enriquecido con el conocimiento de costureras y sastres que le trasmiten sus experiencias del mundo de la costura y la sastrería, que son trabajos minuciosos de entrega y exigencia, ya que la vestimenta significa el ser de la persona, su entorno y sus costumbres, que pueden ser utilizados para ceremonias, en un ritual para destacar la transición de la infancia a la juventud, el nacimiento o la muerte. Y es ahí en dónde la trascendencia antropológica a través de la arqueología en donde se distinguen los rasgos de la evolución del pensamiento social, que amplían los horizontes de la condición humana, que las diversas culturas magnificaron y magnifican, quizá sin proponérselo; el hecho de ser a través de las imágenes en forma de figuras tangibles, ideados para entretener pero también para aprender y entender los comportamientos y los alcances de una época, en un Jeu d´Exercice, Symbolique, d´Assemblage, d´Règles, sistema en que se diferencia el comportamiento psicológico y de la práctica física. Esta apreciación desarrolla los sentidos, la motricidad fina y gruesa, estimulando la imaginación y la creatividad, permitiendo una mayor consecución de la relación causa-efecto de los primeros razonamientos y el desarrollo del equilibrio emocional y físico, dependiendo del juego y del juguete, estableciendo actos simbólicos significativos imaginarios, que el cerebro interpreta como escenas verosímiles.
El deseo de Albalat de elaborar muñecas de tela o de trapo, proviene de su infancia, cuando ve a las mujeres de su entorno haciendo sus muñecas. Y son mujeres de edad mayor que evocan en su confección los recuerdos de cuando fueron jóvenes y los deseos de haber querido vestir de determinada manera en su juventud, reflejando en ello su coquetería.
El arte de la costura es amplia. Nos narra: la costura es convivencia, la costura es tiempo, es un cese al vertiginoso tiempo que se vive, y uno puede poner ahí todas sus emociones y sus sentimientos, que en ocasiones permiten elaborar ropa, en ocasiones hacer detalles de esa ropa. A mi, no me gusta el comercio masivo, el comercio industrial, pues no tiene la calidad de algo hecho a mano, y las telas que uno elige en lo artesanal, van a ser las mejores, uno se va especializando siempre en alguna técnica de costura que más le guste, pero en mi caso me han gustado todas las técnicas, entonces he buscado la mejor manera para poder realizar la práctica el tiempo suficiente en cada técnica y después yo puedo fusionar esas texturas. En los bordados, los tejidos, las costuras a maquina, las esculturas; que son los muñecos, propongo y tengo una colección de collage hechos de puras puntadas. Lo importante es promover el arte de la costura a como de lugar refiere Albalat Botana “porque hoy en día me parece triste que las muchachas que van a tener hijos, no preparen las cosas para ellos, dejan que las personas de mayor edad les tejan y ellas no hacen nada, me parece triste”.
Entonces dentro de la costura, hay que motivar al público a que participe, aunque sea remendándose un calcetín. Manifiesta. Retirar los hilos de las telas, son técnicas finas, que se llaman enrejadillos, deshilados o alforzados que lleva la ropa. Siempre se destaca cualquier costurero por las combinaciones que realiza, por sus habilidades y casi siempre es algo admirable de ver y nadie te lo puede copiar porque son creaciones únicas. Cada quien ocupa la tela que encuentra, que le facilite su trabajo. Es un oficio cargado de energía que tienes que practicar intensamente, destinando años a la práctica de ello para poder hacerlo bien. Es un trabajo minucioso en donde influye tu contexto; lo que estas escuchando, lo que estás mirando, lo que estés oyendo, del entorno en que te desenvuelvas.
Cuando yo era chica había mucha más gente que hacía estructuras muy bonitas, esas estructuras eran juguetitos, eran muñecos, eran miniaturas muy hermosas en todas las técnicas; madera, piel, barro, vidrio, tela, palma y por suerte las amistades y mis propios padres cultivaban ese gusto por coleccionar y al estar la casa tan llena de estas muestras, y estar en casas de otras gentes mirando objetos tan bonitos, los estudié muy bien desde niña como estaban construidos y eran cosas sencillas, no había los materiales que hoy existen y esos materiales que hoy existen, pues yo no estoy muy contenta con ellos, porque casi todos son plásticos y resistoles y van obligando a que las personas trabajen menos y para mi es trampa. Entonces desde adolescente, hice una síntesis de todo lo que conocí e invente mi propio diseño de muñeca y estas muñecas están vestidas como jarochas, veracruzanas; unas van a fiestas otras van al mandado, siempre tienen algo que hacer, no nada más son bonitas, sino que hacen algo, están llenas de detalles, sus caras están bordadas, sus pelitos son bordados, tienen su ropa interior, tiene sus enaguas, tienen sus faldas, tienen encajes en sus faldas. Les compro a las personas que encuentro, las canastitas, los jarritos, sombreros, y siempre estoy pensando en mis muñecas y comprándoles sus accesorios. La idea es que algún día yo este fabricando las canastitas, tener en el patio la palma que da esa fibra y poderlas tejer. Pero por lo mientras este gusto de hacer las muñecas desde adolescente, se ha prolongado en el tiempo, ya tengo 27 años haciéndolas, no he cambiado el diseño, se ha mejorado, se ha afinado y es una colección de distintos diseños; hay sirenas, hay antibarbies, hay muñecas miniatura, hay muñecas de piernas largas, hay muñecas que tienen alas en la espalda, que van naciendo de distintas formas dentro de la fantasía y el imaginario, a veces la gente quiere diseñe a su familia, quiere una pareja de novios y se le hace, uno pide una foto y ya saca los detalles de las personas y los hace uno muñeco. Es mucho más cálido un muñeco de trapo que un muñeco de plástico. Y esa es la razón por la que sigo promoviéndolas, por que me da mucha alegría hacerlas, no puedo hacerlas si estoy triste, y las hago yo sola, no tengo gente trabajando conmigo, entonces es una producción pequeña, pero cada año me esfuerzo por hacer unas cuantas, y doy el aviso de que van a salir y entonces, los clientes que les gustan o las coleccionan se pasan la voz. Esta vez hice un buen lote para poder estar con las demás muñequeras. Te comentaba que cada quien tiene que encontrar su propia razón de porqué hacer las cosas, y a mi un día las muñecas me preguntaron; porqué las hacía y para que las hacía, y yo les conteste que las voy a seguir haciendo porque me gusta. Igual que nadie me tiene que ayudar, voy hacer las que pueda yo hacer. Es un pequeño mundo, no se como explicarlo dentro del comercio, las hago por gusto, no podría hacerlas igual si fuera de otra manera. Las tengo que vender pues vivo de mi trabajo, a veces me encariño con alguna y la guardo más tiempo conmigo hasta que aparezca la persona a la que yo diga; pues que se vaya con esa persona, son encuentros muy bonitos. A mi me entusiasma mucho, cuando a gente ya grande les pregunto si a ellos les hicieron muñecas, y entonces empiezan a viajar en el tiempo y recuerdan como sus abuelas, sus tías, les hicieron en algún tiempo sus muñecas. Hasta ahora, porque aquí es un clima extremo, no he encontrado a alguien que guarde una de esas muñecas, se las ha comido el clima o la polilla o las tiran. Son objetos muy interesantes.
Leticia Albalat Botana nació en la Plata Argentina. Sus padres tuvieron que migrar cuando ella tenía año y medio de edad y vinieron caminando hasta México. Entonces también todos estos juguetes míos y miniaturas, prosigue; brotaban por cada país que pasábamos no podíamos cargar cosas grandes. Entonces cargábamos puras cosas que pudiéramos transportar, que no fueran tan pesadas o aparatosas, puros enseres chicos, y eso le dio mucho sabor al momento y a la apreciación de esta vida. En las elaboración de las muñecas, a la par de jugar y estar pensando, como vas a transformar un trapo, cómo haces un juego. Me llamó la atención la forma de ser niño y de tener que estudiar; cosas de esas, y cuando entendí que la mitad de la gente tenía vocación y la mitad no tenía vocación, me harte, pues por suerte conocí el otro lado también, en el que uno hace su taller, uno tiene sus herramientas y uno se pone a trabajar todos los días, no hay, no tiene que tener uno calendario, no tiene que tener un reloj, es algo natural que uno tiene que hacer con cariño y es el diario vivir. Entonces cuando llegue a la prepa, eso decidí, que mejor tenía yo mi taller y no me interesó perseguir el papel, lo que más me gusto fue ser obrera y empresaria de mis propias cosas. Empecé con la costura a los nueve años de edad, lo vi como algo serio a los trece años de edad. Desde el día que a mi papá le dije: tengo una fiesta con mis amigas, le quiero llevar un regalo a mi amiga. Pues no es mi amiga, dijo mi papá, entonces, hice yo una muñequita para mi amiga, para su cumpleaños. Hacia yo muñecas, porque la gente las veía, les gustaban. Mi mamá, muchas veces regalaba a sus amigas esas muñecas de adolescente. Pero pues así hay que encontrarse con la vida, para saber que puede uno hacer. Para saber el costo de las cosas, el esfuerzo impreso en esas cosas, y es una alegría poder encontrarse con otras gentes que aman sus cosas, aman su entorno, se alegran de ver una flor, se salen a escuchar un pájaro, les gustan las cosas naturales, las cosas simples, y pues ahí me encuentro yo bien, ahí en donde el tiempo se detiene y puede uno estar platicando de sus sueños y de sus emociones y estar en una armonía privilegiada. Entonces me volví un poco experimentada, porque yo hice de mi persona, de todas las demás familias que conocí. A mi me hace sentir muy agradable que me reciban como de la familia y que sea yo, pues no una persona extraña, sino que sea parte de ellos y pueda estar junto al comal, y que pueda también prender el fuego, pueda platicar ampliamente de todo. Son experiencias muy bonitas y por sencillas que se vean las gentes del campo, también saben muchas cosas. Muchas cosas útiles, porque a mi lo que me interesa también; es tener siempre mis yerbas de olor en el jardín, tener algo de hortaliza, transformar la composta en tierra, me gusta ver esos procesos, es lo más agradable que he conseguido sentir.
Leticia en la lectura tiene preferencia por los cuentos populares. También Italo Calvino me fascina, expresa, me gusta la poesía, he estado leyendo sobre las culturas. Las culturas que más me impresionan, son los sirios, los egipcios y los griegos son las culturas que me tienen fascinada. Me pregunto siempre cómo nació la agricultura en aquellos momentos, creo que las mujeres en casa fueron las que germinaron la semilla. La vida es muy dura en cualquier época, entonces el mejor refugio es la lectura; me interesan cosas antropológicas, sociales, psicológicas y la base pues los cuentos fantásticos, los cuentos populares de cada país. Antes no leía y de repente me entro una racha muy fuerte, y pues ya estoy muy contenta porque he logrado ya el habito de tener siempre un libro en la mano, o los libros, luego mezclo las historias y también de repente me pongo a escribir algunas cosas de lo que yo voy viviendo y de las experiencias con las artes que me interesan.
Leticia Albalat- Orfebre
En la fundición del vidrio y del metal, de la cerámica y sus esmaltados, es como si encontrara unos abuelos más antiguos; son el abuelo fuego y la abuela tierra y pues son una gran familia. Siempre la curiosidad hizo al hombre andar buscando elementos que le aporten a su trabajo. Cuando ya tenga más estable mi taller de joyería, ahí voy a poder encontrarme con la lapidaria, es algo que me apasiona mucho la geología y entonces te envuelve el saber de dónde salen las piedras, cómo se formaron, en qué presión, en qué química. Es algo extraordinario. Pero a la par, esta la depredación y la depredación del mundo. Es algo muy triste de ver, porque es un mal uso de las cosas, aunque un porcentaje sea su buen uso. La agresividad es continúa y es algo increíble que hasta el día de hoy, nadie este preocupado para devolverle algo a la tierra y cuidarla, entonces es un abuso.
Creación y obra que expresan sentimientos, con patrones culturales de belleza y estética, que utiliza conceptos ancestrales, colores, palabras, sonidos, movimientos, aves, insectos, manifestaciones lingüísticas o sonoras, que permiten a Leticia Albalat Botana expresar una visión sensible de percepciones, sensaciones y emociones en el arte de la elaboración de las muñecas.