En la anterior Legislatura, Octavia Ortega Arteaga fue, más que presidenta de la mesa directiva del Congreso local, una ayudante eficazmente servil de su jefe Javier Duarte de Ochoa.

Su carrera política es tan corta como productiva. Y al hablar de productividad me estoy refiriendo a su abultada cuenta bancaria, sus propiedades y a otras minucias de esas que los políticos suelen agenciarse cuando ocupan un cargo de relevancia.

Tras ser nombrada lideresa sindical en el Tecnológico de Pánuco, su amiga Zita Pazzi Maza, a la sazón alcaldesa de aquel municipio, le ofreció un puesto en la comuna.

Pero Zita cometió el grave error de querer gobernar Pánuco desde Xalapa y relegó muchas actividades en Octavia. ¿Resultado? Octavia se adueñó de la comuna y traicionó a su amiga querida.

Esa fue la entrada de Octavia Ortega en la política.

Poco después, el recién fallecido líder magisterial Juan Nicolás Callejas Arroyo, la propuso como candidata del PRI a la diputación local por Pánuco y Octavia ganó. Más adelante la sugirió a Javier Duarte para que ocupara la presidencia de la Mesa Directiva de la LXIII Legislatura local, y fue ahí cuando sufrió una metamorfosis bárbara porque de servidora pública pasó a ser empleada de Javier Duarte.

Hace unos meses circuló en redes un audio donde Octavia acepta de manera implícita que sirvió a Javier Duarte y no a los veracruzanos.

En el audio le hace saber a otra persona (presuntamente a Callejas) que los diputados no quieren avalar no se sabe qué trastada de Duarte. “Ya hablé con estos cabrones, les dije que se dejaran de pendejadas, que nuestro jefe es Duarte y que los ‘chocolates’ que reciben de él no salen de la nada”.

Y es que llegó un momento, sobre todo en el ocaso del duartazgo, en que ni quienes habían recibido esos apetitosos ‘chocolates’ querían seguir aprobando las paranoicas propuestas del gordo.

Octavia es señalada de malversar fondos de erario, de billetear a diputados no sólo de la oposición sino de su mismo partido, de corrupción y de avalar propuestas que van en detrimento de los veracruzanos.

Y sin embargo ahí sigue… en completa libertad.

Tras dejar la Legislatura el sentido común y su recalcitrante duartismo le aconsejaron mantener un perfil bajo y así lo hizo durante once meses.

Pero la ambición es muy caraja y ahora anda asomando la cabeza porque quiere ser diputada federal. Pero para eso requiere de apoyos que no tiene. Su protector falleció y en el PRI no quieren saber nada de ella.

Este sábado los senadores Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla, estuvieron en Pánuco donde fueron invitados por los priistas de aquella ciudad a una reunión en el sindicato azucarero.

Nadie sabe quién invitó a Octavia que llegó con 40 acarreados del sindicato del Tec y por más que se quiso acomodar cerca de los senadores, nomás no pudo. Y esto la molestó.

Pero el colmo de su enojo fue cuando José Yunes agradeció a sus anfitriones la invitación, tuvo palabras de cortesía para los personajes distinguidos que estaban en el evento… y olvidó mencionar a Octavia Ortega.

Esto puso furiosa a la mujer que abandonó el evento y amenaza con dejar al PRI y buscar cobijo en otro partido.

Así de vapuleado y tranqueado como está el tricolor por tantos casos de corrupción de sus militantes, la salida de Octavia sería un tanque de oxígeno para el partido.

Ojalá lo haga. Y ojalá, las autoridades la llamen a cuentas tanto a ella como a varios diputados de la anterior Legislatura, para que respondan por los delitos de corrupción y latrocinio que cometieron al amparo de su fuero legislativo.

Ojalá.

PD.

El desaire de José Yunes Zorrilla tuvo su razón de ser. Hacer unos meses circuló un audio donde Octavia lo califica de “huevos tibios” Y a pesar de que el senador se caracteriza por su caballerosidad no olvidó la ofensa.

Y en relación a ese audio, la raza jarocha se apresuró a aclarar: “Eso no es cierto. Lo que sucede es que ese día Octavia Ortega traía las manos muy frías”.

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