En la profesión del periodismo o reportero todos buscan la exclusiva, ser los primeros y en este terreno todo se vale con tal de ser quien ponga la agenda mediática del día o la semana. Es ahí donde se miden algunos puntos importantes en cada medio, como la credibilidad, rapidez y veracidad. Con los columnistas, se maneja la opinión sobre el tema de la agenda mediática, o bien, alguna exclusiva, también son portadores de notas para periódicos.

Hace algunos días Salvador García Soto escribió una columna que aportaba mucho en el panorama político, para que la sociedad se diera una idea de cómo pudieran acomodarse las cosas en algunos meses, interesante análisis redactó, en el cual decidió no dar a conocer su fuente. Es bien sabido que algunos periodistas nacionales tienen más cercanía con algunas figuras políticas que otros, así es el ambiente político y periodístico.

En su columna «serpientes y escaleras» García Soto manejó una reunión entre el hijo de AMLO  y Ebrard, de la cual tuvo exclusiva para redactar y comunicar lo que es de interés político; acto seguido, el periodista Ciro Gómez Leyva decidió confirmar si lo que se reveló en dicha columna era verdad, pues tiene buena relación con Ebrard, lo cual le pareció sencillo preguntar, la respuesta fue que era falso.

Se entiende la información relevante manejada en la columna de Salvador, se comprende la investigación de Ciro, pero si no es así, pareciera que Ciro hizo eso por el coraje de no haber obtenido estos datos y su necesidad de comunicar que era falso, en consecuencia, García lo llamó «vocero de Marcelo», por descalificar su columna al manejar información falsa y proteger su fuente. Aquí pueden surgir varios panoramas, el trabajo de los dos periodistas es muy bueno, pero lo que no comparto es exhibir e insultarse entre colegas.

Estoy de acuerdo con ambos, Salvador protegiendo su fuente, pues ¿que sería de los columnistas sin ellas? Y desde el punto de Ciro, si tiene el contacto directo con uno de los mencionados, buscar la nota para su programa. Esto es periodismo puro,  pelearse por la exclusiva, por quién dice la verdad, quién tiene pruebas contundentes, pero sin hacer un zafarrancho en programas de radio, o bien en redes sociales, cada periodista tiene sus intereses, ni Salvador tenía que insultar, ni Ciro engancharse con exhibirlo en su espacio.

Al final, la nota fue la pelea entre dos periodistas de nivel nacional y no la exclusiva reunión, o la respuesta de Marcelo Ebrard, sino un Ciro «Chayotero» y un Salvador «Bravucón».

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