Honestamente no sé cuantos vehículos pasan diariamente por la caseta de Cantona, en la ruta Xalapa-Puebla. Deben ser cientos para que la autopista sea un negocio rentable.
Desde siempre ha sido un tramo semidesértico y solitario. No es común que haya mucho tráfico, a pesar de que sin importar el destino –ya sea México, Puebla o Tlaxcala-, es paso obligado para quienes viajamos desde el estado de Veracruz. Hay otra ruta, la vieja carretera que va por El Seco, la cual tenía fama de peligrosa… hasta ahora.
Por eso, considerando el afluente vehicular, la serie de asaltos que se han venido denunciando –incluida una caravana de fieles católicos que llevaban apoyos a los damnificados del sismo a la ciudad de Oaxaca- es mucho más que un acto de mala suerte. Viajar en este tramo se ha convertido en cosa de días en una verdadera ruleta rusa.
Los asaltos en carreteras con el modus operandi de arrojar objetos para reventar las llantas y obligar a los conductores a detenerse no son nuevos. Así hemos conocido historias incluso en las autopistas del estado de Veracruz. Lo que sí es verdaderamente alarmante es la violencia y la impunidad con que se están cometiendo estos atracos, en los que se han visto involucrados ya muchos xalapeños.
Según los relatos, no se trata de delincuentes ordinarios que se conformen con el botín más común: carteras, relojes, celulares y dinero en efectivo. Muchas denuncias anónimas –hechas a través de los medios de comunicación y no ante la autoridad, lo que habla de la desconfianza que se tiene- coinciden reiteradamente en la agresión sexual a mujeres y el uso de armas de fuego contra quienes intentan defenderse.
La decisión de no presentar denuncia no permite conocer el número de asaltos que se han registrado. Lo que sí es cierto, es que hay una preocupación creciente entre cientos de xalapeños que cotidianamente tienen que ocupar esta autopista, por cierto, una de las más caras del país.
No es exagerado decir que ya son muchas las personas que ponderan con seriedad los riesgos que implica viajar en auto particular o en autobús de pasajeros. Hay que recordar que la línea de autobuses ADO se convirtió en algún tiempo en cliente frecuente en el tramo de las Vigas a Perote. Quienes lo hacían por turismo, han abandonado la idea de viajar a Puebla y a la ciudad de México.
Por asuntos de trabajo, este lunes asistí a la ciudad de México. En ambas terminales –la de Xalapa y la ciudad de México- el tema de los asaltos en el tramo de Cantona/Perote permea de manera singular en las conversaciones de los pasajeros, mostrando una real preocupación por lo que está pasando. Pero al mismo tiempo, una gran impotencia.
Conversando en la espera con uno de los conductores, me decía que se muestran poco optimistas sobre la situación. Ellos mismos corren un riesgo permanente no sólo en esa ruta, sino en casi todas las regiones del sureste; en muchos casos, viajar de madrugada es un verdadero asalto a la razón. Y encima de ello, con frecuencia han tenido que lidiar con la sospecha de que ellos podrían estar involucrados en algunos de estos asaltos carreteros.
Esta sospecha alcanza incluso a los empleados de la caseta de cobro. En todo caso, no se vale suponer. Es responsabilidad de la autoridad prevenir este tipo de asaltos en la carretera e investigar seriamente cuando estos son perpetrados.
Lo cierto es que el tema ya se viralizó. Los xalapeños tienen temor a viajar a la capital poblana o la ciudad de México por el riesgo de pasar un trago muy amargo. Hasta ahora, la autoridad refiere que no ha tenido denuncias pero que está investigando, no obstante, el tema no deja de ser recurrente en las redes sociales.
Las teorías son muchas. Algunos atribuyen a que la presencia de las fuerzas federales y el ejército en zonas controladas por los huachicoleros, ha obligado a estos delincuentes a desplazarse y cometer estos delitos para recuperar sus ingresos; casi de la misma forma que el narco abrió el catálogo de delitos –secuestro, extorsión, cobro de piso, etc-, cuando se inició la guerra durante el gobierno del Presidente Felipe Calderón.
Otros dicen que se trata de bandas de delincuentes que vienen de otros estados cercanos –Morelos particularmente-, lo que les permite moverse con cierta libertad en esa zona. A pesar de que se ocultan en la maleza, lo cierto es que las rutas de escape son muchas, lo mismo a Veracruz, Puebla, Tlaxcala e incluso el estado de México.
Así, en esta metástasis de la delincuencia organizada, crecen los puntos de riesgo para el ciudadano común. Hay que enfrentar el peligro de día o de noche, en la ciudad o en la carretera. Esto es una guerra de baja intensidad que no han entendido las autoridades. Las consecuencias son devastadoras.
Mitos o realidades, no sobra tomar todas las precauciones posibles cuando se viaja por carretera. La ausencia de autoridad nos obliga.
Las del estribo…
- Si un alcalde anda de visita en el resto de los municipios del estado, ¿no debe considerarse como actos anticipados de campaña? Claro, a menos que el órgano electoral esté más ocupado en ir preparando la elección de Estado que le ha sido encomendada.
- Los llamados del Senado de la República y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para detener la violencia en Veracruz no cayeron bien en el gobierno estatal. ¿De qué nos vamos a enterar estos días en que la fábrica de cajas chinas reinició operaciones? ¿De verdad tardaron tanto para enterarse del Country Club de Karime?