Ya encontró Miguel Ángel Yunes Linares la mejor manera de desaparecer los problemas en la entidad: negarlos tres veces. Aunque las evidencias sean similares a las que él utiliza para condenar a sus enemigos (videos), para él es suficiente con negarlos para quitarse de encima los cuestionamientos.
Según esa estrategia, a la periodista Verónica Huerta ningún policía la golpeó o la violentó mientras documentaba con su celular la acción de la policía estatal para desalojar a pobladores de Casitas que llevaban 4 días sin que se les reinstalara el servicio de energía eléctrica por parte de la CFE.
–A nadie se le golpeó, a nadie se golpeó –respondió con vehemencia.
–Ahí está el video –insistió un reportero.
–A nadie se golpeó -repitió.
Es más, los pobladores de Casitas bloquearon la carretera por mero deporte: “Si hay un bloqueo carretero vamos a levantar el bloqueo carretero y más cuando no tenga ninguna razón, estaban interrumpiendo el tránsito en la carretera que conduce al norte del estado, interrumpiendo el tránsito sin ninguna razón porque la Comisión Federal de Electricidad actuó con toda oportunidad”.
Que en las casas de quienes estaban bajo el sol costero interrumpiendo el tráfico en una vía ciertamente muy importante, a cada intento de prender sus aparatos eléctricos no hubiera respuesta, solo es explicable porque viven en una realidad paralela, no existen, son bultos que hay que mover, en lugar de dialogar y apresurar a la paraestatal a que restablezca el servicio.
Tampoco hay autodefensas en la entidad (son puros inventos de los periodistas), ni hay que preocuparse por tanta violencia, ni hay emergencia en la entidad tras el paso del huracán Franklin y, menos, su gobierno ha sido un fracaso en materia de obra pública.
Y es que el señor está entretenido en la estrategia electoral para lograr que su hijo Miguel Ángel sea quien encabece al PAN el próximo año en la elección para Gobernador y, por supuesto, que logre ser quien lo sustituya en la chamba de ‘gobernar’.
No bien pasó el meteoro, la tranquilidad le volvió al semblante: no hubo una sola afectación en el único lugar que por el momento le preocupa: ese que reúne el municipio que gobierna Miguel Ángel y el que gobernará Fernando: Boca del Río y Veracruz.
Los demás, por ejemplo Vega de Alatorre donde –muy al estilo de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa– escenificó un recorrido que poco sirvió para arreglar los problemas dejados por los vientos huracanados, no significan absolutamente nada para su gobierno: que lo resuelvan los ayuntamientos; ya mandaremos despensas con el logotipo del gobierno.
Entre la realidad y la ficción electoral
De nueva cuenta, como en los dos gobiernos anteriores, Veracruz se debate entre la realidad y la ficción electoral. Frente a las graves pérdidas sufridas por poblaciones alejadas de la mano de los gobiernos estatal y federal, donde tardó CFE en reestablecer el servicio eléctrico hasta cinco días, Teléfonos de México enmudeció, las compañías de telefonía celular brillaron por su ausencia y los productores vieron con desesperación cómo sus cultivos habían sido derribados, Miguel Ángel Yunes Linares daba inicio a la campaña electoral abierta de su hijo Miguel Ángel, todavía alcalde de Boca del Río, durante el festejo por el aniversario del SETSE en Xalapa.
Verónica Huerta, periodista agredida, paisana, manda este domingo a la agencia AVC un despacho desde San Rafael en que dibuja, en boca de los afectados, lo que viene para miles de productores de ese municipio (igual que en los de Nautla y Vega de Alatorre):
“El problema apenas viene, señalan los desmanilladores, cargadores y campesinos que viven del trabajo que les dan estas tierras cundidas del llamado “Oro Verde” y que Franklin con su furia pasó y se lo llevó todo.
“Mientras buscan en la tierra uno que otro racimo que haya quedado en buen estado, platican que jamás habían vivido un huracán con tanta fuerza en el viento.
“Habían sufrido inundaciones, cuando se desborda el río Bobos, incluso saben que el agua llega hasta un metro o metro y medio en las partes más bajas de San Rafael, donde hay plantíos de plátano, pero un viento de 160 kilómetros por hora, no.”
Por desgracia, todo problema de los veracruzanos es convertido de inmediato en una actividad proselitista, desde el paso de un huracán hasta el veto a una ley retrógrada que permitía el uso de animales como negocio, la que no hubiera sido aprobada si hubiera pedido a su correligionario Daniel Olmos Barradas –impulsor de la ley– que no la presentara. Y gracias a esa magia, la desgracia se sepulta bajo toneladas de cinismo y evidente demagogia.
Los veracruzanos hace tiempo que estamos hartos (por decirlo de una manera educada) de que los gobernadores se dediquen en cuerpo y alma a apoyar a sus candidatos y a sus partidos, en lugar de dedicarse solo a gobernar para todos. Los últimos tres gobernadores han buscado ser gobernadores no para gobernar sino para perpetuarse en el poder, por sí (a través de sus familiares), sus partidos o sus grupos políticos.
Veracruz está perdido para la seguridad, para el desarrollo y para la democracia y, para colmo, los periodistas ya estamos advertidos de que se actuará con violencia en nuestra contra si seguimos tratando de actuar en favor de la población.
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