La nueva cortina de humo del gobierno de Miguel Ángel Yunes no da más que para el morbo.
Sujetar a prisión preventiva de dos años a la ex funcionaria estatal Xóchitl Tress Rodríguez, señalada por uno de los testigos protegidos en el juicio que se le sigue al ex gobernador Javier Duarte de ser su “compañera sentimental” y que en esa condición habría recibido costosos regalos de su protector, además de resultar un exceso que, de acuerdo a abogados penalistas consultados, se les revertirá legalmente, es una acción de la Fiscalía General del Estado que a todas luces les resultará contraproducente y habrá de ponerla en ridículo.
Si de incautar bienes de las “amiguitas” de ex funcionarios señalados por actos de corrupción o de imputarlas legalmente se trata, ya tendrá buen trabajo el Fiscal Jorge Winckler, que seguramente deberá dejar de lado indagatorias sobre denuncias por desfalcos, como el del Instituto de Pensiones del Estado, las de los cientos o miles de desaparecidos, o de los secuestrados, o la larga lista de casos que son de su competencia, y además el Congreso local habría que crear un Fideicomiso para que administre los bienes expropiados a una legión de jóvenes muy listas y bellas que “prestaron” sus servicios a la alta burocracia en los años recientes y que presumiblemente lo siguen haciendo. La cabra siempre tira al monte.
El caso de la señora Tress forma parte de la telenovela que a fuerza de machacar en su trama ya se agotó. El “castigo a los saqueadores de Veracruz” ya no convence. Si a Yunes Linares le fue eficaz como bandera de campaña en el 2016, hoy cuando a la vista de todos la aplicación de la justicia ha sido selectiva y se procesa solo a unos cuantos y se protege a otros, aunque quiera alargar la historia, ésta ya no da para más.
El hecho público y notorio es que presuntamente el gobernante pactó con integrantes de la banda de Duarte a cambio de información y dinero para dejarlos libres e impunes y con ello echó por tierra el otrora eficaz mensaje justiciero. Ya la gente no se lo cree.
Si encabezara una administración que ofreciera resultados, obras, empleos, transparencia en su gestión, y sobre todo que hubiera frenado el flagelo de la delincuencia y la inseguridad que azota a todos los veracruzanos, otro gallo le cantaría. Pero el desencanto con la gestión de Yunes y el cambio prometido es mayúsculo. Abundan los ejemplos de este aserto en la gestión estatal, pero baste ver la actuación de la LXIV Legislatura envuelta en el escándalo un día sí y otro también, subordinada a los dictados del gobernador, como en los peores tiempos de Fidel Herrera o Javier Duarte.
Por eso con el asunto de la señora Tress, lo menos que la gente señala es que se le quiere dar atole con el dedo, porque mientras la artífice y planificadora del saqueo a las arcas públicas y el cerebro tras la trama de las empresas fantasma fue Karime Macías Tubilla, la esposa de Duarte de Ochoa, quien de acuerdo a declaraciones de Alfonso Ortega López, uno de los prestanombres del ex mandatario, realizadas el 12 de octubre de 2016 y videograbadas por la PGR, según notas de prensa nacional, las decisiones acerca de los movimientos del dinero desviado del presupuesto estatal las daba la consorte de Duarte, hoy libre de imputaciones y felizmente instalada con sus hijos y familiares en Londres.
La ex primera dama goza, para todos los efectos, con la protección del gobierno de Enrique Peña Nieto y de la pasividad y anuencia de la administración de Yunes Linares en ese arreglo ilegal con Duarte. Impunidad a la señora Macías Tubilla y familiares gracias a que su marido fondeó campañas políticas del PRI, destacadamente la del hoy Presidente en 2012. Tolerancia y permisividad desde Veracruz en este turbio pacto para no afectar acuerdos políticos con la federación con miras a la elección local del 2018 y garantizar –cree Yunes Linares- que su primogénito lo sucederá en la gubernatura.
Se agotó el bono democrático y terminó el beneficio de la duda. En unos cuantos meses se los acabaron con tanto atole con el dedo a los veracruzanos.