Prefacio.

Se le conoce como “Yuneslandia”. Es ese ambiente fantástico, en lo que todo es color de rosa. *** En el mundo imaginario de Miguel Ángel Yunes Linares, Veracruz no encabeza a las entidades del país por el número de secuestros; acá no es un problema la inseguridad, es apenas un tema de “percepción”. *** En esta administración hay un manejo transparente de las finanzas (los ladrones son los que ya se fueron); en este gobierno estatal se respeta a los periodistas, los que son investigados son “criminales que se escudan en la profesión del periodismo”. *** Veracruz reconoce el “invaluable” apoyo del Presidente Enrique Peña Nieto en los temas de inseguridad y financieros, pero es necesario que mande más soldados, y mande más dinero. *** Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) colocan a Veracruz en el primer lugar nacional por el número de denuncias de secuestros. Tan sólo en el primer semestre de 2017, los delitos de ese tipo en Veracruz sumaron 88, mientras que Tamaulipas, que ocupa el segundo lugar tuvo 85 y el Estado de México, tercero, llegó a 83 denuncias. *** El número de secuestros registrado durante los primeros seis meses de este año se encuentra casi 50 por ciento por arriba, en comparación con el mismo periodo de 2016, último año de gobierno de Javier Duarte de Ochoa, cuando se presentaron 62 denuncias por este delito. *** Pero esos datos son falsos… desde la óptica del gobernador de Veracruz, quien le sugiere al organismo federal que la incidencia de los delitos se mida con relación a la cantidad de habitantes de cada estado. *** Yunes Linares asegura que no es que haya aumentado el número de secuestros, sino que “ahora sí se registran”, dando a entender que antes se ocultaban. *** Desde que se inventaron las excusas…

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El portal “Al Calor Político”, de Xalapa, se ha convertido, sin  duda, en un referente informativo para la capital del estado. Su director, Joaquín Rosas Garcés, se ha acompañado de un valioso equipo de trabajo que se destaca por su dedicación, su prestancia y un incuestionable celo profesional.

Los que en Veracruz nos dedicamos a la labor informativa, sabemos lo difícil que es que un medio se mantenga en la preferencia de los lectores, y somos conscientes de los riesgos que corren quienes salen día con día en busca de la noticia.

Estamos muy atentos a la evolución del reclamo público hecho por ese portal por la amenaza en contra de sus corresponsales en la zona Veracruz-Boca del Río. Cualquier acto de intimidación hacia un colega es un agravio para todo el gremio.

Con su información, Al Calor Político ha sido de los medios que ha desmentido el absurdo discurso del gobierno estatal en el sentido de que los comunicadores exageramos (con “fines aviesos”) los niveles de inseguridad que vive Veracruz, que sólo es un tema de “percepción”.

Por eso llama la atención la nota publicada el pasado sábado acerca del asesinato de una persona que en vida llevó el nombre de Aristeo Molina Jacob: “Ejecutan a exconvicto por secuestro en Cosamaloapan, la tarde de este sábado”, se lee en el encabezado.

La nota abre: “La tarde de este sábado, en el estacionamiento de la tienda ‘Lores’ de Cosamaloapan, fue muerto a balazos un exconvicto por secuestro y exlíder transportista, quien se encontraba dentro de su automóvil al momento de la agresión”.

¿Era, acaso, su calidad de “exconvicto” (a menos que haya salido de prisión mediante una fuga, significa que la Justicia dispuso que podía estar en libertad) el detalle más importante de su currículum?

¿Hace diferencia, para definir la gravedad del hecho, que el fallecido haya estado en la cárcel?

En mi opinión no, pues asumo que poner especial énfasis en ese dato representa “criminalizar” a la víctima. Deja la sensación de que su “pasado delictivo” explica –y quizá hasta justifica- su trágico fin.

He de suponer que el tratamiento que se dio a la nota fue responsabilidad del corresponsal, Jorge L. Zapot, pues el mismo texto, con similar encabezado, también firmado por él, fue publicado en el portal “El Piñero de la Cuenca”.

Marcelino Pablo, corresponsal del portal Imagen del Golfo, destacó en su información que Aristeo Molina era un exlíder transportista, y sólo hasta el final mencionó que “hace apenas un año había salido de la cárcel”.

Pablo Solano Tejeda, del portal La Voz de la Cuenca del Papaloapan, encabezó su información: “Ejecutan a transportista de la CTM en Cosamaloapan”. En el cuerpo de su nota hizo referencia a la ocasión en la que Molina fue detenido, pero además aclaró que obtuvo su libertad gracias a que la justicia federal le concedió un amparo.

Un tratamiento similar se dio al de los dos jóvenes que este domingo fueron asesinados a tiros en la calle Querétaro de la colonia Progreso. El hecho ocurrió a la una de la tarde, y unas cuantas horas después, el gobernador Miguel Ángel Yunes vinculaba a las dos víctimas con un asesinato cometido apenas una semana atrás. No aportó prueba alguna de esa relación y hasta admitió que los fallecidos “no son personas que se les conozca una actividad lícita”, pero por lo pronto ya los señaló de que “habrían participado en el homicidio del propietario de un establecimiento de chatarra la semana pasada, y que habría sido una venganza”.

Eso se llama criminalizar a las víctimas.

No deberíamos incurrir en expresiones incriminatorias, y luego protestar porque se ponga en duda la honorabilidad de otras víctimas de la violencia y la intolerancia en Veracruz, como los comunicadores que han sido asesinados en la entidad.

El juego se llama “congruencia”.

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Epílogo.

Respecto al remate de los activos de Veracruz, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares calcula que tan sólo por la ampliación de la concesión del libramiento Plan del Río a la familia Ruiz va a recibir más de mil millones de pesos. También se autorizó gestionar una ampliación en la concesión de la vía Cardel-Veracruz, que debe producir una cifra similar, si no es que mayor. *** En su tradicional conferencia de cada domingo, para hacer un “corte de caja” sobre la incidencia delictiva en la entidad, Yunes Linares reconoció que en la semana entre el 19 y el 25 de julio se registraron en la entidad 39 asesinatos, 22 de los cuales fueron catalogados como “ejecuciones”, esto es, vinculados con la guerra entre bandas del crimen organizado, y los otros 17 como homicidios por otras motivaciones. La diferencia entre ejecuciones y homicidios “del fuero común” es muy reducida, como para que se le atribuya a la delincuencia organizada la inseguridad que padece Veracruz. ¿No cree?