Prefacio.
Está claro que el “calambre” lo dictó el Gobierno Federal. El mensaje fue muy claro: Si intentas arrebatarme Coahuila, te quito Veracruz. *** Esa es la razón de la nota filtrada este lunes en el periódico Reforma, en la que se denuncia que municipios estratégicos para el PAN, como Veracruz y Boca del Río rebasaron el tope de gastos de campaña de forma –por decir lo menos- escandalosa. *** Pero Los Yunes de Boca se asemejan mucho al dueño de Morena: Asumen que lo único válido, lo único creíble, es su palabra, y sin prueba alguna, sin otro argumento que su apellido, descartan cualquier señalamiento en su contra. *** El joven Fernando Yunes, hasta hoy candidato electo a la alcaldía de Veracruz, emitió de inmediato un comunicado para rechazar la versión, surgida de los dictámenes de la Unidad Técnica de Fiscalización del Instituto Nacional Electoral (INE). Ese órgano estableció que 25 de los 107 candidatos de la alianza PAN-PRD, que ganaron el pasado 4 de junio, en municipios como Veracruz, Boca del Río, Tuxpan y Fortín, sobrepasaron el límite de gastos permitido. *** El principal argumento de Fernando Yunes Márquez para alegar que su triunfo no puede ser anulado, es que la Ley establece para que se dé ese caso, la diferencia entre el vencedor y el segundo lugar debe ser de 5% o menos, y en su caso superó a su más cercano adversario –Morena- por más del 30%. *** Lo que quiere decir es que aunque se hubiera excedido en el gasto (pues él asegura que no fue así) no habría fundamento jurídico para anular la elección. *** Casualmente su papá viajó este lunes a la ciudad de México. No, no sea mal pensado. Fue a ver temas relacionados con su gestión como gobernador. Él ha jurado que no metió, no mete, ni meterá las manos en las carreras políticas de sus hijos. Ajá.
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La inconformidad de Miguel Ángel Yunes Linares con el nuevo sistema de justicia penal es comprensible. El gobernador de Veracruz se siente maniatado ante lo que él considera un marco jurídico “permisivo con los delincuentes”.
Esas no son las condiciones con las que suele trabajar el mandatario veracruzano. Desde los años 90, cuando gobernaba desde la Secretaría de Gobierno, Yunes Linares mostró su gusto por la “mano dura”. Gustaba que le conocieran como un gobernante “implacable, que no se tienta el corazón”.
Sin embargo, desde entonces entendió que a pesar de imponer su voluntad en las instituciones encargadas de procurar y de administrar la justicia en Veracruz, su voluntad no tenía el mismo peso en el sistema federal.
Allá, en el centro del país, decidieron que Dante Delgado, Gerardo Poo y Porfirio Serrano abandonaran la cárcel y él, muy a su pesar, tuvo que acatar la voluntad de los jueces.
En la actualidad está viendo que la historia se repite. ¿De qué le sirve gozar del poder para obligar al “autónomo” Fiscal General del Estado a obedecer ciegamente sus órdenes; qué caso tiene mantener dominio absoluto sobre el Poder Judicial del Estado, si a final de cuentas cualquiera de los imputados puede conseguir la libertad con el simple hecho de recurrir a las instancias federales?
Eso frustraría a cualquiera, con más ganas si se trata de un político con sueños dictatoriales.
Y esa frustración la descargó contra aquellos que no están bajo sus órdenes: “Es urgente revisar el nuevo Sistema de Justicia Penal. No puede ser que una banda delictiva como ésta (se refería a los diez sujetos detenidos en Puebla, señalados de participar en el homicidio de los mandos de la Policía Federal en Cardel), que tiene elementos más que suficientes para acreditar su participación en distintos hechos delictivos, no haya sido sometida a prisión, a proceso, por un juez federal”.
Eso le suele pasar al gobernador de Veracruz. Cuando la frustración lo hace estallar, no entiende razones, no busca quién se la hizo, sino quién se la pague.
Miguel Ángel Yunes es un político muy inteligente, es abogado y –dicen- de los buenos. Con la cabeza fría, en sus cabales, con seguridad habría entendido que el problema no es del nuevo Sistema de Justicia Penal, es –como lo apuntó certeramente el ministro José Ramón Cossío Díaz- que los eslabones más débiles son “las policías, los integrantes de servicios periciales y los fiscales que han demostrado que no construyen bien sus acusaciones y se enfrentan a la dificultad de identificar los delitos conforme a los requisitos contenidos por la ley”.
Acá en la aldea, en los dominios de Yunes Linares, al brillante abogado Jorge Winckler no le importa que sus agentes del Ministerio Público integren de forma deficiente la Investigación Ministerial. Tiene la confianza de que todos los jueces de control del fuero común en Veracruz (¡todos!) respaldarán cualquier gestión de la Fiscalía, so pena de ser sometidos a “proceso sancionador”.
¡Sólo por eso es que de repente Yunes Linares se pone a pensar que sería bueno ir en busca de la Presidencia!
¡Les enseñaría a todos esos ineptos cómo se imparte justicia!
Pero mientras eso no suceda, Miguel Ángel Yunes deberá asumir que su poder es limitado y que todos los exfuncionarios que ha metido a la cárcel, y hasta el mismo Javier Duarte, podrían obtener legalmente su libertad.
Es comprensible la actitud del gobernador. Eso volvería loco a cualquier remedo de dictador.
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Epílogo.
Curioso el dato. Los dictámenes de la Unidad Técnica de Fiscalización del INE señalan que la candidata de la alianza PAN-PRD a la alcaldía de Xalapa, Ana Míriam Ferráez, es otra de las que rebasó los límites de gasto de campaña. A pesar de ello, su derrota fue contundente. Está visto que no es suficiente gastar mucho dinero para ganar una campaña electoral. También hay que saber cómo gastarlo. Quizá con un mejor candidato. *** El senador Pepe Yunes se reunió este lunes con integrantes del Consejo Estatal Agropecuario, a quienes les reiteró su convicción de que los sectores agrarios de Veracruz necesitan apoyo para generar condiciones favorables para los productores. Yunes Zorrilla puso a las órdenes de los dirigentes agropecuarios el Senado de la República y se ofreció a gestionar desde ese espacio programas de ayuda. *** Edwin Rivera Paz, era un camarógrafo de origen hondureño. Allá en su país trabajaba con Igor Padilla, periodista que fue asesinado el pasado mes de enero. Alguien le sugirió a Edwin Rivera que saliera del país, para evitar que le sucediera lo mismo que a su compañero. Alguien le sugirió que se refugiara en México (primer grave error) otro le dijo que se asentara en el estado de Veracruz (error aún más grande) y finalmente escogió la zona sur del estado (la tercera y más grave pifia), que en lo que va del año se ha caracterizado por sus altos índices de violencia. Edwin Rivera fue asesinado el pasado fin de semana en Acayucan. Las autoridades de Veracruz no han dicho una sola palabra. ¿Respeto a la libertad de expresión? ¡Pamplinas!