La última medición creíble arroja la cantidad de veracruzanos que de una manera y otra buscan/quieren/sueñan ser candidatos a diputados para el proceso de 2018, como 600,004 (para los que no aprendieron o no les enseñaron a leer cifras en la primaria, son como 600 mil, cuatro).
Sí, como 600 mil ciudadanos… más dos funcionarias del área de desarrollo social que han hecho pública su aspiración a ser abanderadas de sus partidos para una de las dos senadurías, más los dos actuales senadores que van en pos de la gubernatura.
Ante cifra tan elevada, en la que están incluidos con toda seguridad muchas aguerridas lectoras y muchos soliviantados lectores -dejadme la esperanza-, esta columna se convierte una vez más en una especie de Sedesol periodística y ofrece un servicio social, universal y gratuito, a quienes gusten aprovecharlo.
Tal servicio es la emisión de un manual genérico, para uso y disfrute de la juventud estudiosa y musical (ah no, eso es de Bach y su Clave bien temperado)…rectifico: para uso y disfrute de los políticos y prospectos de políticos que han echado a andar sus esperanzas y su ilusión en pos de la gubernatura, un escaño senatorial, una curul federal o una local.
Son recomendaciones que a nadie le caen mal, y que surgen de las ideas y la experiencia recogidas entre muchos que lograron llegar y otros que lo han intentado sin éxito, pero persisten:
1. Lo primero es lo primero: sin la voluntad explícita del que decide, ni moverse. Así que hay que buscar la aquiescencia del señor que corresponda en cada caso. Pero es la real, la que ha sido expresada claramente, no la que muchos inventan a partir de mensajes trípticos, de simbolismos o de ese pretexto que siempre han enarbolado los nacidos para perder: “Pues no me dijo que sí, pero tampoco me dijo que no, así que le sigo…”
“Si no tienes la simpatía de alguien del círculo cercano del Presidente o del Gobernador, o peor, si tienes un enemigo ahí, ¡ni le busques!”, previene un damnificado de anterior contienda.
Esa voluntad expresada debe traer consigo los apoyos políticos de todo tipo: del partido, de los militantes, de los liderazgos… y los otros apoyos también, esos que permiten sufragar la búsqueda de los sufragios, si me permiten la eufonía.
2. Junto a ese primer paso y tal vez hasta un poco antes, hay que buscar la voluntad de periodistas para ir creando una imagen en los medios… en esos mismos medios que leen y consultan quienes arriman los datos al interior de los partidos para que sean tomados en cuenta por quienes toman las decisiones finales. No hay de otra: la mejor forma de encartarse en las listas es a través de menciones en periódicos -en particular en columnas políticas serias e importantes, que serán unas 20; no perder tiempo y recursos en pasquines o publicaciones marginales-. Y también en noticieros de radio y televisión, y ahora en los muy importantes y leídos portales informativos -ojo: son pocos los que valen la pena en este sentido: no llegan a diez-.
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