Cuando al gobernador Miguel Ángel Yunes lo cuestionaron este lunes sobre la desaparición de elementos de la policía estatal, pertenecientes a la delegación de Córdoba, seguramente estaba diciendo la verdad: él no sabía nada, no tenía información, a pesar de que la Secretaría de la Defensa Nacional había confirmado la búsqueda de los elementos que aseguran –la versión oficial dice lo contrario- tuvieron un severo embotellamiento… etílico.
Y como ese, el gobernador no debe estar enterado de muchos otros temas que suceden en el estado y al interior de su gabinete. Muchos no han entendido que la lógica pragmática de su jefe es que el bienio sólo es transicional, y que la verdadera elección, el verdadero gobierno, es el que se disputará el año próximo. “The elections, stupid” hubieran dicho los gringos.
“La economía, estúpido” (the economy, stupid), es una frase de la política estadunidense muy utilizada en 1992 durante la campaña electoral de Bill Clinton, que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos. Luego la frase se popularizó como «es la economía, estúpido» y la estructura de la misma ha sido utilizada para destacar los más diversos aspectos que se consideran esenciales.
¿Por qué tuvo tanto éxito y qué tiene que ver con nosotros? Pues en principio porque mientras el presidente Bush estaba embelesado con sus victorias de guerra y una popularidad superior al 80 por ciento –lo que hacía impensable la victoria electoral de Clinton-, dejó a la deriva las finanzas norteamericanas. Clinton puso énfasis en esa economía doméstica, potenció la idea de que la prioridad estaba en otro lado… y ganó la elección.
Bueno, pues nosotros estamos en una disyuntiva parecida. Al gobernador le interesa, más que cualquier otra cosa, ganar la elección del año próximo. Por eso no sabe dónde están sus policías, qué ha pasado con sus compromisos de campaña, cuándo se liquidarán los adeudos con Ayuntamientos, empresarios o la Universidad Veracruzana. Lo que sí sabe es dónde ganó, porqué ganó y que necesita hacer para repetirlo el año próximo.
No es la justicia prometida, son las elecciones. De esta forma, prefiere ausentarse de los problemas del estado y convertirse en un empírico narrador de una producción muy chafa sobre el rancho que le quitaron a Javier Duarte en Valle de Bravo. Propiedad que por cierto, nadie sabe en manos de quien está ahora, porque por el dicho del propio gobernador, no pasó por ningún proceso judicial para su recuperación. Pero eso no importa, lo que importa es que la indignación no muera y que la ausencia de resultados se note menos.
También ello explica que a partir de un audio y video, producido también de manera muy chafa –al Góber le urge un buen productor de tele-, haga un montaje para iniciar la persecución de su primo hermano, el ex candidato del PRI a la gubernatura y el cual se le ha convertido en su peor adversario político. Nadie le ha dicho lo que Héctor Yunes. Y tampoco ha encontrado un flanco frágil para deshacerse políticamente de él.
En ese afán, ha puesto nuevamente a la Fiscalía y su titular en ridículo. Más por perversidad que por ignorancia, han iniciado una investigación sin una prueba plena; en el nuevo sistema de justicia penal, los anónimos –como es el caso-, o aquéllas pruebas obtenidas de manera ilícita, no tienen ningún valor probatorio. Como lo dijo el propio senador, tiene todas las huellas dactilares de Yunes Linares.
Resulta que a Arturo Bermúdez, a quien se atribuye la voz que supuestamente señala la entrega de dinero para la campaña de Héctor Yunes, lo aprehendieron el 3 de febrero. Es decir, ya cumplió más de cuatro meses en la cárcel, en calidad de prisión preventiva, y por tanto, ha sido sometido a cualquier cantidad de interrogatorios como parte de la carpeta de investigación que tiene en curso.
Y por lo que se ve, y se sabe, el ex secretario de Seguridad Pública nada ha dicho que involucre a quienes hoy han sido señalados por la Fiscalía General del Estado como parte de una investigación. En su comunicado, la FGE ha dicho que “al citado audio se le practicarán las debidas pruebas periciales fonéticas; en tanto que todas las personas mencionadas en este indicio serán llamadas a declarar por la autoridad ministerial del fuero común, a fin de que hagan uso de su derecho de audiencia.”
Pero si como ellos mismos aseguran, “la autoría se atribuye al ex secretario de Seguridad Pública del Estado, Arturo ‘N’”, entonces ¿para qué las pruebas periciales? ¿Es o no es de su autoría? En el enredo, sólo confirman, más allá de quien sean las voces, que se obtuvo de manera ilícita y que se pasan por el arco del triunfo la presunción de inocencia. El boletín es una verdadera joya.
“The elections, stupid” parece decir el mandatario estatal a sus colaboradores. Por eso lo de Eva Cadena, por eso también lo de Héctor Yunes, y por eso la confronta con López Obrador. Por eso nadie sabe que han hecho con el presupuesto del presente año.
Sólo que, como Clinton, los veracruzanos están pensando en la justicia y la economía. Es cuestión de tiempo.
La del estribo…
- Lo que ha dicho Eva Cadena sobre el destino de los recursos que recibió de manera ilícita, sólo la hunde más. Si, en efecto, ese dinero fue destinado al rescate del delegado federal de Conafor, tendría que aclarar su intervención en algo tan grave como un secuestro. Esta historia da para más.
- Pues Cinthya Lobato no se va a doblar; ayer, al menos para cumplir con las formas, la Fiscalía también invitó a declarar al diputado Sergio Hernández. Para tranquilidad de la fiscalía, se trata de una investigación muy sencilla: sólo hay que seguir la ruta del dinero… y las huellas están por todas partes.