La Secretaria General del PRI, Claudia Ruiz Massieu, estuvo en nuestro estado en un viaje relámpago y desesperado con el propósito de sacudir la apatía de los tricolores y a ver si Dios hace el milagro de que su partido no salga tan raspado este 4 de junio.
Un boletín del PRI fechado el martes dice que a su paso por el municipio de San Andrés Tuxtla y ante más de 2 mil 500 personas (¿a poco juntaron a tantas?) la señora Ruiz Massieu invitó a la militancia a redoblar esfuerzos para sacar al PRI de la barranca: “Les pido que arropen con toda su energía, su apoyo y su entusiasmo a nuestro candidato, Roberto Virgen, para que gane contundentemente”.
¿Contundentemente? Ah caray; así como están las cosas con que Roberto gane sospechosamente bastará.
Doña Claudia aprovechó el viaje para echarle sus buenos chocholazos al líder estatal Renato Alarcón, que con eso se ganó un puesto en la burocracia tricolor después de las elecciones.
También hubo chocholazos para la militancia: “Para nuestro partido, el PRI, la militancia veracruzana es ejemplo de unidad, solidaridad y lealtad”.
¿Lealtad? Vamos a ver en las urnas cuánta les quedó después del atraco que sufrieron por parte del gordo al que llevaron a la gubernatura.
Y eso fue todo. Un saludo por aquí, otro por allá y vámonos.
Ni por asomo una palabra de arrepentimiento o un acto de contrición para sus compañeros de partido que cargan con el estigma de haber promovido a un bandido para gobernador.
Vamos, ni siquiera un “ustedes disculpen, la regamos al escoger a ese pinche tonel que no tuvo llenadera”. Nada, doña Claudia se limitó a soltar el choro que se escucha desde la creación del PRI y listo.
Y esa arenga triunfalista donde el “vamos a ganar” es la constante, también la traen Enrique Ochoa y Renato Alarcón.
Digo ¿a honras de qué la machacan con tanto cinismo? ¿Acaso piensan que la ciudadanía votará en manada por sus candidatos en agradecimiento a lo mucho que les han robado?
Y todavía faltaba la foto que fue de antología. Ahí están todos viendo al frente con la panza de Roberto Virgen en primer plano, los brazos levantados en señal de victoria y sonriendo como si no hubieran tenido nada que ver en la debacle veracruzana.
Si en la cúpula piensan que con ese teatrito van a seguir arrasando, que alguien les diga que andan bien perdidos.
La raza veracruzana, priistas incluidos, están lo que le sigue a iracundos por la burla y el despojo perpetrados por un atracador priista y su esposa, y lo que menos quieren es que los herederos de esa pareja sigan su ejemplo disfrazados de presidentes municipales.
Gracias al latrocinio de ese gordo impresentable, el PRI de Veracruz perdió el voto duro que le garantizaba salir más o menos bien librado en las próximas elecciones.
Si esos priistas van a votar el 4 de junio, lo harán por otro ladrón del que sospechen que no los robará tanto, pero no por un ladrón del PRI.
La señora Ruiz Massieu, futura lideresa del tricolor nacional, llegó a Veracruz con unas ínfulas de triunfo muy fuera de lugar, dijo unas palabras hueras muy sobadas y pasó a retirarse.
Qué pena que en el PRI apuesten al olvido cuando la herida inferida por Javier Duarte dejó cicatriz perpetua. Qué mal están si piensan que así van a ganar y por ende, que van a seguir robando.