Prefacio.
Elizabeth Morales García, llega a la Delegación del ISSSTE en Veracruz con un gran reto: Demostrar sus cualidades de servicio para los más de 500 mil derechohabientes. *** Es, por cierto, la primera mujer que ostenta este cargo en Veracruz, y ya está despachando en la oficina que dejó Renato Alarcón, quien entregó la delegación con excelentes resultados. *** La exalcaldesa de Xalapa, conoce bien su tema. Aunque joven, tiene amplia experiencia, tanto en la política como en el servicio público. *** Elízabeth Morales, licenciada en administración de empresas, no es nueva en el tema del servicio público y de inmediato, luego de rendir protesta, se dio a la tarea de convocar a junta a los miembros de su equipo. *** En el acto protocolario de ayer a mediodía, estuvieron presentes comunicadores, funcionarios federales, dirigentes sindicales y líderes de organizaciones sociales, quienes atestiguaron el compromiso de la nueva delegada de brindar calidad y calidez en los servicios a los derechohabientes de la entidad.
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La noche del 23 de agosto de 1572, en la víspera del Día de San Bartolomé, inició una de las masacres religiosas más recordadas en la historia. Por orden del Rey Carlos IX, grupos católicos enardecidos persiguieron y asesinaron a miles de hugonotes (calvinistas franceses). Las hordas de católicos atacaron las casas y ejecutaron a los principales jefes y comandantes hugonotes.
El pueblo de París, mayoritariamente católico, se unió a la matanza, lo que se propagó por toda Francia y se salió de control. El rey firmó una orden real para detener los asesinatos, pero la turba era imparable.
Se calcula que fueron cerca de 12 mil protestantes franceses ejecutados entre la noche del 23 y hasta el 25 de agosto.
Por fortuna no en esos extremos de exterminio, pero en Veracruz se vive un fenómeno que obliga a revisar lo sucedido durante la Masacre de San Bartolomé.
Sólo fue necesario que el Rey (hoy llamado “gobernador”) diera su consentimiento, y todos los miembros de la corte (del “gabinete”, pues) emprendieron una cacería voraz, sin freno, contra los protestantes (ahora llamados “fidelistas” y “duartistas”).
¿Quieres destruir la vida y la reputación de un veracruzano? Señálalo como aliado, cómplice o protector de Javier Duarte. Eso será suficiente para acabar con su carrera, y si los argumentos son sólidos, en un descuido hasta puede parar en la cárcel.
El discurso en todas las oficinas del gobierno estatal (¡en todas, sin excepción!) es que no hay dinero, que todo “se lo llevaron Duarte y su banda”. Si las dependencias no funcionan, si no rinden resultados, es porque encontraron todo desordenado, y han invertido su tiempo en poner en orden la administración estatal.
Cuentan que en los tiempos en los que gobernaba Fidel Herrera, sus colaboradores tenían que buscarlo en todo el estado para sacar algún acuerdo. Pocas veces y por lapsos muy breves, Herrera Beltrán ocupaba las oficinas de Palacio de Gobierno, de manera que no había forma de concertar una cita formal para revisar temas y decisiones fundamentales de cada dependencia.
“Para acercarte a Tío Fide –explicaba uno de sus colaboradores- lo mejor es llegar con un buen chiste, o con un buen chisme. Con eso rompes el hielo y preparas el ambiente para que te atienda y resuelva los asuntos que lleves a firma”.
Casi al final de su administración, esa estrategia prevalecía, sólo que los “buenos chiste y buenos chismes” tenían que llevar como ingrediente principal, a Miguel Ángel Yunes Linares.
“Si llegas con Fidel y le dices: ‘¿Ya se enteró, señor, de la última del perro?’, con seguridad te sube a su camioneta y te concede todo el tiempo que necesites”, explicaba otro de sus colaboradores.
A final de cuentas, son tan parecidos Fidel Herrera y Yunes Linares, que ese fenómeno se está replicando en la actualidad.
Los colaboradores del actual gobernador saben que si quieren captar la atención de su jefe lo que tienen que llevar –como ofrenda- es una carpeta de investigación en la que se señale a duartistas o fidelistas de corrupción.
– Señor, ya concluimos una de las auditorías a mi dependencia y hay material para proceder al menos contra cinco funcionarios de la pasada administración.
Esas palabras suenan como campanas celestiales en los oídos del mandatario estatal, quien de inmediato se comunica con el “autónomo” fiscal general y le ordena que proceda a abrir los procesos judiciales.
Es persecución, exterminio (político, aunque por ahí podría surgir una explicación a tantas ejecuciones en las semanas recientes) producto de la concepción que tiene el actual gobernador de la política a la veracruzana.
Dadle al pueblo pan y circo. Y a falta de pan, aunque sea circo… romano.
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Epílogo.
Absurda y burda la campaña que pretendieron lanzar en contra del joven Rodrigo Montoya, quizá por su cercanía con el actual alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga, o porque suena fuerte para ocupar una de las posiciones relevantes en la planilla del candidato priista a la alcaldía, Alejandro Montano. Los supuestos “chats” son falsos y la presunta conversación fue el invento de un grupo que ya está identificado. *** Para los que todavía tienen problemas de “percepción”, ahí les van unos datos: En la carretera estatal Dobladero – Laguna de Lagarto, a la altura de la congregación La Válvula del municipio de José Azueta, fueron hallados, este miércoles los cuerpos sin vida de cuatro sujetos, todos presentaban heridas de bala. Uno de los cuerpos fue identificado como Héctor Manuel González Jiménez, originario de Chacaltianguis, de 40 años de edad. Los primeros reportes forenses plantean que fueron ejecutados en ese mismo lugar, donde a unos metros fue hallado un camión Freigthliner, tipo cabina color blanco, con razón social a nombre de Bachoco, placas de circulación XX31866, número económico 11051, modelo 2017. *** Y en Actopan, en el camino que conduce de la comunidad Santa Rosa a Hornitos, furon hallados dos cuerpos (hombre y mujer) con las cabezas y manos cortadas. El varón, de unos 30 años de edad, vestía ropa interior negra, con tatuajes en los brazos, mientras que la mujer vestía un short de mezclilla azul y tenía un tatuaje en la espalda. Ambos cuerpos presentaban signos de tortura, estaban decapitados y con las manos amputadas, y junto a ellos había una cartulina con un mensaje, donde se les señalaba como secuestradores. *** ¿Qué hay que hacer para que nuestras autoridades entiendan que esa no es la “paz” que esperábamos de ellos?