La decepción que deben estar sufriendo más de un millón de veracruzanos que votaron por Miguel Ángel Yunes Linares, ha de ser de antología.
Y es que por encima de las promesas que les hizo y que no les va a cumplir, les aseguró que metería a la cárcel a los ladrones y acabaría con el flagelo del crimen y la inseguridad.
Pero los peces gordos siguen chacualeando en el pantano y las muertes violentas desbordan al estado como en tiempos de Duarte.
Hay ocasiones en que MAYL da la impresión de que el hampa lo tomó por sorpresa; que estaba preparado para gobernar, pero no para enfrentar un problema de tal magnitud. Tan es así que no se ve por dónde vaya a terminar la pesadilla.
Y por si hubiera dudas, once asesinados y tirados en Boca del Río son el patético ejemplo.
Eso sin contar con un médico secuestrado en Poza Rica, el mortal tiroteo en Pánuco, el asesinato de un ganadero en Álamo y el hallazgo de una fosa clandestina con tres mujeres adentro. Todo esto entre martes y miércoles de esta semana.
Y aparejada con la incompetencia viene la negación. Quienes tiraron los cuerpos dejaron un recado: “Desde este momento empieza la guerra, guerra quieren guerra tendrán…” pero el gobernador se apresuró a declarar que la guerra no es contra Veracruz ni su gobierno sino entre grupos criminales.
Caray qué alivio.
Si esto es cierto, no deja de ser paradójico que los rufianes escojan días especiales para matarse. Ayer aventaron los 11 muertos horas después de que Miguel Ángel Osorio Chong, anunciara en Orizaba la llegada de la Gendarmería Nacional. Al igual que lo hicieron horas antes de aquella reunión de Procuradores de la República -en septiembre del 2011-, en que aventaron más de 30 cadáveres también en Boca del Río y a plena luz del día.
Si en efecto es una guerra entre hampones, corresponde a la policía estatal buscarlos y detenerlos. Y al gobierno del estado brindar las garantías necesarias de seguridad a la población. Pero el gobierno parece pasmado.
Qué bueno que vinieron los elementos de la Gendarmería a reforzar la seguridad, pero ¿y si no hubieran llegado?
¿Tiene el gobierno de Yunes un plan B para enfrentar a la delincuencia el día que se vaya la Gendarmería? ¿Se está ejecutando algún proyecto para tener más y mejores policías municipales y estatales? ¿Será que algún día de este bienio Veracruz deje de estar en los primeros lugares de inseguridad nacional?
Es cierto que el gobernador no tiene una varita mágica, pero debió tener un plan para, al menos, inhibir la delincuencia y la inseguridad. Y no lo tiene, como tampoco lo tiene para meter a la cárcel a quienes saquearon Veracruz.
Sin ir muy lejos, hoy durante la visita que haga a Tuxpan el presidente Enrique Peña Nieto, se paseará frente a las narices de Yunes Linares el diputado federal Alberto Silva Ramos, uno de sus más enconados enemigos y al que prometió llevar a prisión como presunto responsable de desvío de recursos y de coludirse con empresas fantasma.
¿Se atreverá a pedir públicamente que lo desafueren y encarcelen? No, no lo hará. Lo que puede suceder es que se tome la foto con el tuxpeño como lo ha hecho con Ricardo García Guzmán, que de seguro reo, pasó a ser su gran cuate.
Es decepcionante que el gobernador no pueda cumplir con las dos promesas sustantivas que hizo a los veracruzanos y por las cuales éstos le dieron su voto.
Muy decepcionante.
Silva Ramos y Ruíz Díaz
Como dije líneas arriba hoy llega a Tuxpan Enrique Peña Nieto a inaugurar la ampliación de la Terminal que oficialmente se llamará Tuxpan Port Terminal (Ay Dios, qué mamucho el sol).
Entre los invitados estará el ex alcalde y legislador Alberto Silva Ramos y es inevitable que se tope con su sucesor Raúl Ruiz Díaz, que el pasado diciembre dijo que lo demandará por un desfalco de 100 millones de pesos.
¿Será que se saluden y se inviten a tomar un cafecito, ellos que tanto se querían?