El pasado martes, en este espacio periodístico, publicamos un texto del doctor Salvador Rangel Abud en el que el ex director de Asistencia Pública del Estado y ex coordinador general de Hospitales de la Secretaría de Salud de Veracruz –cargos que desempeñó en el sexenio 1992-1998, del gobernador Patricio Chirinos– hace una dura crítica a los nuevos funcionarios de este sector gubernamental por la “saña, prepotencia, soberbia, venganza, desconfianza y todas las taras que deben ser enfocadas sólo a los ladrones y corruptos que pusieron al estado donde está y no a todos los trabajadores que también sufrimos esa ola de desgracia y que ahora se hace más pesada por la actitud lamentable de los integrantes del ‘Gobierno del cambio’ que hasta el momento no han mostrado saber cómo resolverán los problemas enormes de la entidad.”
Rangel Abud, quien apunta que salvo honrosas excepciones, la mayoría de los actuales mandos de la estructura del Cuerpo de Gobierno de SESVER desconocen la entidad porque “se formaron en otros horizontes y latitudes, y ahora vienen pensando que conquistan al Totonacapan y que los conquistados son ladrones, ladinos y haraganes –‘el auténtico síndrome de Hernán Cortés’, ironiza–”, consigna también que por ello “el pueblo grita ahora en forma festiva, recordándonos que el mexicano celebra hasta sus desgracias: ‘¡Que regresen los ladrones y se vayan los ineptos y los poblanos!’”, en alusión a que varios de ellos provienen del estado vecino, donde colaboraban en la administración del gobernador panista Rafael Moreno Valle que precisamente concluyó este 31 de enero.
De ahí que el ex funcionario chirinista reprochara que “Moreno Valle no tiene por qué reclamar una cuota de poder en Veracruz pues gobierna Puebla, no esta tierra jarocha (…)”
¿Por qué la arribazón de poblanos a la administración estatal veracruzana, si el nuevo gobernador es Antonio Gali Fayad, un incondicional de Moreno Valle, a cuya esposa Martha Erika Alonso Hidalgo, actual secretaria general del Comité Directivo Estatal del PAN y ex presidenta del DIF –en donde evidentemente tuvo un trato cercano con los actuales funcionarios de la Secretaría de Salud de Veracruz que encabeza el doctor Irán Suárez Villa–, pretenden perfilar como candidata a la gubernatura de Puebla en 2018?
¿Cuál es el acuerdo entre el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y el ex mandatario poblano, quien ha hecho pública su aspiración de ser el candidato del PAN en la sucesión presidencial del año próximo?
¿Acaso a ello se debe que, como lo refirió en su texto el doctor Rangel Abud, “en el Sector Salud despidieron a cientos, tal vez a miles de empleados de contrato con la que creímos era una bien intencionada fórmula para reducir el peso del gasto en el capítulo 1000 de servicios personales”, pero que luego “nos enteramos que ahora están metiendo a otras personas para cubrir esos mismos contratos”, confirmándose “que no era para reducir el gasto” sino “para poner a aquellos que representan sus compromisos de campaña”?
Y es que el ex director de Asistencia Pública del Estado y ex coordinador general de Hospitales, quien está por cumplir 40 años de servicio público, señaló que salvo honrosas excepciones, la gran mayoría de las personas incorporadas a esta área gubernamental son poblanos o boquenses que no tienen experiencia siquiera en la administración de los Servicios de Salud, “que es lo mínimo que deben tener quienes pretenden coordinar las acciones que van dirigidas a una población enferma y cansada de malos servicios, que por desgracia han continuado y van a continuar porque los ‘nuevos’ profetas del Gobierno del Cambio no atinan a saber cuál es el camino y sólo se hacen bolas acomodando a sus amigos y camaradas de partido, cometiendo el mismo error y delito de pensar que en Veracruz no hay gente con capacidad y experiencia para hacer las cosas bien.”
Pero, además, provienen de una administración que no ha resultado bien evaluada pese a sus obras de relumbrón a las que Moreno Valle les dio una gran promoción mediática.
En su edición de este miércoles, por ejemplo, el diario Reforma documenta que el ex gobernador de Puebla dejó a su sucesor Antonio Gali una economía estancada, con empleos insuficientes y una deuda de al menos 35 mil millones de pesos, parte de la cual está oculta.
El periódico capitalino recuerda que el panista llegó a la administración de Puebla en 2011 con un discurso de progreso económico para toda su población. Sin embargo, durante su sexenio, el crecimiento no despegó. Refieren que Moreno Valle presumía que su gobierno tuvo una deuda bajo control, de apenas 8 mil 362 millones de pesos, según los registros de la Secretaría de Hacienda, pero que en su último informe de finanzas de 2016, la entidad reconoció pasivos totales por 23 mil 97 millones de pesos, que incluyen los registrados por Hacienda, así como deudas de corto plazo y otros pasivos contingentes.
Además, de acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, existe el fideicomiso F-0144 del gobierno poblano, en el que hay al menos 12 mil millones de pesos adicionales de deudas que no se contabilizan. “Se trata de un fideicomiso cuyo fiduciario es Evercore, empresa de Pedro Aspe, y tiene recursos que no están considerados como deuda estatal porque la ley que modificó Moreno Valle señala que los proyectos de prestación de servicios no son deuda”, explicó al diario Enrique Cárdenas, director del CEEY.
De acuerdo con datos retomados del INEGI, el crecimiento económico de Puebla se mantuvo casi siempre por debajo del observado a nivel nacional, particularmente en los últimos tres años. En 2014, su crecimiento fue de apenas 1.1 por ciento, lejano al 2.1% del país y de entidades como Guanajuato y Querétaro, que crecieron por arriba de 6 y 7%, respectivamente. En 2015 registró un crecimiento de 2.1 por ciento, también por debajo del promedio nacional, que fue de 2.5 por ciento. Y el año pasado fue peor: mientras México tuvo un crecimiento de 2.3 por ciento, Puebla registró en el primer y segundo trimestres 1.5 por ciento, y para el tercero cayó a 1.1, de los peores del país. El 48.4% de la población no podía adquirir una canasta básica con su ingreso laboral, mientras que la informalidad entre los poblanos se mantuvo en 67%. Durante el último trimestre de 2016 se generaron apenas 5 mil 832 nuevos empleos, cuando su población requería más de 15 mil plazas, al menos.
¿Por eso el éxodo de morenovallistas a Veracruz, cuyos desplantes de “conquistadores” ha agraviado a la burocracia local?