Aprovechando el reciente relevo en la dirigencia estatal del PRI veracruzano, y en la coyuntura política que se vive de cara a la próxima elección local, hemos pensado en las razones por las que los partidos políticos sobreviven; y viene a colación una pregunta fundamental en el futuro de esos organismos que, en lo ideal, son representativos de la sociedad en sus diferentes necesidades, aspiraciones, pensamiento político y forma de gobierno.
¿Serán los partidos políticos capaces de transformarse?.
Muestras de que no lo han sido sobran, su funcionamiento y estructura no han superado pruebas recientes; cualquiera de los partidos que tienen posiciones de gobierno han sido señalados por malas y una que otra buena. Los que llegaron a Los Pinos después de la breve etapa panista en la presidencia han sido los peores, pero tampoco la alternancia a nivel federal fue de lo mejor, insistimos, ninguno escapa a resbalones.
En opinión de especialistas, el reflejo de la crisis partidaria está en las cámaras de diputados y senadores, ya que tampoco son instancias de plena representación ciudadana, no hay debate, tampoco control. Que mejor ejemplo que los mismos “representantes populares” condenando el alza en el precio de la gasolina, cuando esa decisión pasó por sus manos. En la reciente historia de nuestro país los partidos son tomados como parte del paisaje institucional, el caso de México es más marcado pues la presidencia fue acaparada por un solo partido por décadas, es por ello que esa imagen de partido como un elemento más de la estructura política es casi natural. No cabe duda que ningún estado puede desarrollarse sin política, pero si puede sin partidos, recordemos que antes de institucionalizarse, los partidos no eran más que facciones, incluso en procesos como la Revolución Francesa fueron vistos como un peligro para la unidad nacional, por cierto que esa unidad hoy está de moda en el México unido contra Trump.
Para explicarlo mejor, cito un artículo de Douglas Chacón publicado por la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. “El aspecto más dramático de nuestra esperanza frustrada respecto de los partidos es quizá el hecho de que la historia ha cambiado de modo tan rápido que éstos sólo vieron la polvareda del tiempo y nada más; y que la predicción de los eventos futuros se hace cada vez más angustiosa y los partidos actuales tienen todo menos capacidades anticipatorias, viven un presente presentista, según la frase de Lechner. Si las instituciones están diseñadas para responder a las angustias de los ciudadanos y darles una senda por la cual caminar, entonces, parece que los partidos no están a la altura de los retos y riesgos presentes”.
Lo más triste del asunto es que una verdadera renovación, profunda, positiva, al interior de los partidos que derive en convertirlos en verdaderas opciones de sufragio, no se dará de la noche a la mañana; los ciudadanos entonces seguimos en medio de una estructura de gobierno sumida en intereses particulares, revanchas familiares, todo menos un honesto trabajo a favor de una nación. Vienen elecciones municipales, una oportunidad de demostrar nuestro hartazgo, una oportunidad más de castigar las malas administraciones. Así como pedimos evolución en quienes les toca la administración pública, demostremos que también la sociedad está dispuesta a dar el cambio. Como dirían los veteranos, al tiempo…Escriba a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.comwww.formato7.com/columnistas