La nota periodística de este domingo fue, sin lugar a dudas, la renuncia –que no cese– de Fidel Herrera Beltrán al Consulado de Barcelona, quien ha anunciado que decidió separarse del cargo diplomático que ocupaba desde el 19 de octubre de 2015 no sólo para defenderse jurídicamente de las acusaciones “falsas, inaceptables, abominables y monstruosas” del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, sino también para hacer “política interna” en Veracruz, donde este año serán renovados los 212 ayuntamientos de la entidad.
Ahora se entiende por qué la semana anterior Yunes Linares, acérrimo enemigo político de Herrera Beltrán, se sacó de la manga la denuncia penal contra el ex mandatario priista por los medicamentos clonados para enfermos de cáncer, lo que francamente se ve muy difícil que legalmente se lo pueda probar.
Por lo mientras este domingo, al ser entrevistado a su arribo a la Asamblea Nacional del PAN en la Ciudad de México, Yunes cometió el error de afirmar que él sabía que del gobierno federal le habían pedido a Herrera que dimitiera y que “el gobierno hizo bien en pedirle la renuncia”, por la denuncia penal que su administración acababa de interponer en contra de Fidel por los medicamentos apócrifos. Sin embargo, en el comunicado oficial número 020 de este 22 de enero, la Cancillería precisó que fue el ex gobernador de Veracruz quien “presentó su renuncia con carácter de irrevocable este fin de semana”.
Otro que aparentemente se apanicó ante el anunciado retorno de Herrera fue el secretario de Gobierno yunista Rogelio Franco Castán, quien entrevistado ayer después de la ceremonia conmemorativa del 32 aniversario del Movimiento Antorchista, instó prematuramente al gobierno federal que no lo dejen que se fugue por si le resultara responsabilidad en la denuncia penal abierta en su contra por la clonación de medicamentos. Sin embargo, a través de Twitter, Fidel reiteró: “Voy directo a enfrentar la calumnia. Es falsedad total”.
Igualmente, el abogado porteño Jorge Reyes Peralta, muy cercano a Herrera Beltrán, tuiteó que “vamos a asumir la defensa de un personaje de la vida económica y política nacional, se le va a acabar la fiesta al ‘farsante’, tiempo al tiempo”.
En vez de intimidar y replegar al ex gobernador priista, pareciera que Yunes y compañía le están creando al ex cónsul de Cataluña las mejores condiciones para jalar los reflectores mediáticos e intensificar su activismo político en Veracruz en pleno proceso electoral municipal, cuyo resultado indicará si el PRI se hunde totalmente o si al menos logra mantener la misma votación del año pasado, lo que le generaría expectativas para la sucesión presidencial y estatal del 2018. De ahí que para el yunismo y el PAN será decisivo que la Fiscalía General del Estado agilice las indagatorias y el proceso penal para que antes de las elecciones municipales de junio próximo el Juez de Control vincule a proceso y dicte prisión preventiva al ex mandatario del tricolor; de lo contrario, el descrédito de la administración panista será todavía mayor, pues hasta la fecha –salvo el caso de Leonel Bustos, ex titular del Régimen Estatal de Seguridad Social en Salud– ni el ex gobernador Javier Duarte y nadie de sus principales familiares y ex colaboradores cómplices han sido encarcelados como lo prometió Yunes durante su campaña electoral.
Y es que esta no es la primera vez que Herrera tiene que comparecer ante el Ministerio Público. En el sexenio del gobernador Miguel Alemán Velasco fue denunciado ante el MP federal por el entonces diputado del PAN, Sergio Vaca, quien lo acusó de vender ilícitamente diesel subsidiado en expendios de gasolina de su presunta propiedad, lo que no le pudieron probar, por lo que contrademandó al legislador porteño que todavía militaba en Acción Nacional, al cual obligó sólo a disculparse públicamente. No obstante este incidente, ambos mantuvieron una buena relación que se prolongó durante su gubernatura.
Si Yunes suponía que con denunciar penalmente a Herrera iba a impedir que el ex gobernador priista se entrometiera en los procesos electorales de este y el año próximo, pues se equivocó. Fidel ya confirmó que viene a defenderse de sus acusaciones y a “hacer política interna”. La primera señal la mandó el viernes 6 de enero en el acto agrarista del puerto de Veracruz, cuando su viejo amigo y cómplice, José Murat Casab, ex gobernador de Oaxaca, encabezó a un grupo de priistas fieles para exigirle al presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa, la salida de Amadeo Flores Espinosa del Comité Directivo Estatal, cuya dirigencia mantenía una relación política tersa con Yunes Linares bajo el argumento de que no convenía acosarlo ni boicotearlo para que el panista no pretextara después que su fracaso se debía a que no lo dejaban gobernar. Pero ese mismo día, ante la intromisión del oaxaqueño –quien en diciembre de 2012 fue clave como coordinador ejecutivo del Consejo Rector del Pacto por México, lo que lo acercó con el presidente Enrique Peña Nieto y el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, recién reincorporado como secretario de Relaciones Exteriores, al que hace un par de semanas, durante una reunión con el cuerpo diplomático en la Ciudad de México, Herrera le habría externado su decisión de renunciar al Consulado de Barcelona para venir a operar políticamente a Veracruz con miras a la sucesión presidencial de 2018–, Flores Espinosa presentó por tercera ocasión su renuncia a Ochoa Reza, pero esta vez de manera “irrevocable”.
Luego de la salida del experimentado político de Cotaxtla se apareció el hijo del ex gobernador, el diputado federal Javier Herrera Borunda, quien ante el CDE del PRI acéfalo, viajó a Xalapa para tomarse la foto con la delegada del CEN priista, Lorena Martínez, anunciando la coalición del PVEM con el Revolucionario Institucional para las elecciones municipales, no obstante que dicha alianza la había negado previamente el delegado estatal del Partido Verde, Francisco Garrido, muy allegado también a Herrera Beltrán.
Este pareciera ser el verdadero trasfondo de la batalla penal y electoral anunciada entre Yunes y Fidel, pues sus respectivos hijos –el diputado Herrera Borunda y el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez– se perfilan para contender en 2018, ya sea por la senaduría o la gubernatura de Veracruz. Pero en el largo historial electoral de Yunes, el panista nunca le ha ganado una a Fidel. Ni siquiera en 2010, cuando con todo el apoyo del presidente Felipe Calderón no pudo vencer a Javier Duarte, el heredero político de Herrera actualmente prófugo, cuya repudiada administración y el sospechoso “exilio diplomático” de Fidel ocho meses antes le facilitaron su triunfo en la elección de 2016.