No hay día que pase sin que nos enteremos de un hecho delictivo: asesinatos, asaltos y allanamientos en la capital del Estado.
No es la autoridad municipal (Américo Zúñiga y compañía) la que se ocupa de dar seguridad a los jalapeños. Ésta, es responsabilidad de Seguridad Pública del Estado para vigilar y ofrecer tranquilidad a la ciudad.
No hay policía municipal.
El municipio sólo es recaudador de impuestos, tramitador de multas y administrador de bienes y servicios de los empresarios y comerciantes.
El sistema de justicia municipal atraviesa una grave crisis que a últimas fechas se ha visto rebasado por los índices de inseguridad, sobre todo en asaltos a mano armada y robos en negocios y casa-habitación. Se ha dicho que 63 de cada cien víctimas de un delito no acuden a denunciar ante los Ministerios Públicos porque ven violentados sus derechos por las mismas autoridades. Los afectados se resisten a denunciar porque se topan con un aberrante burocratismo judicial como en el caso de una ciudadana que interpuso su querella a las cuatro de la mañana y le pedían, a esa hora, cinco copias de su credencial de elector mientras se estaba cometiendo el delito.
De dos años para acá, en Jalapa, nadie vive seguro, ni de día ni de noche, debido al aumento de
delincuentes domésticos.
La regidora Leticia Amira Delgado Hernández, titular de la Comisión de Participación ciudadana, alerta a los jalapeños sobre la inseguridad en más de 140 colonias, incluyendo el centro histórico. Asegura que tan sólo en un mes han ocurrido más de 20 asaltos a mano armada y 15 robos a casa habitación, algunos de los cuales han sido denunciados pero sin esclarecer. “Todos los días recibimos solicitudes para que se aumenten los rondines de policías en esas colonias. Hay angustia y alarma de los jalapeños”, dijo la funcionaria. Además, alertó a vecinos de las colonias Margarita Maza de Juárez y Arboledas del Sumidero sobre una pareja de jóvenes que andan en motocicleta asaltando a plena luz del día, a los transeúntes.
La funcionaria municipal dijo que todos los días se dan reportes a la SSP sobre hechos delictivos y pidió que haya una mayor y efectiva coordinación porque si no vuelve la policía municipal, entonces que se firme un acuerdo de cabildo a fin de que Américo Zúñiga y compañía tomen decisiones responsables inmediatas para atacar el alarmante problema de inseguridad que padece la Capital del estado.
Mientras, los vecinos de la calle Betancourt, del centro de la ciudad, se manifestaron al son de: “No queremos vivir con miedo” y urgen al fiscal general del estado y a las autoridades municipales para que resuelvan el homicidio de la maestra jubilada, Guadalupe Mora Palacios, cuyo cadáver fue embolsado y encontrado en el interior de su domicilio, ocurrido el 10 de noviembre pasado.
Octavio Pérez Contreras, presidente del comité de vecinos de esa calle, pidió este domingo a las autoridades, que no haya impunidad; que se aclare este hecho porque ya no quieren vivir con miedo. Informó a los medios que en esa zona son comunes los robos a mano armada y los allanamientos y puso como ejemplo el ocurrido a la señora Yadira Hidalgo González, directora del Instituto municipal de las mujeres en Jalapa y que es vecina de esa calle.
Estos habitantes de la céntrica calle Betancourt están pagando 8 mil pesos mensuales a policías privados para que vigilen y ahuyenten a los criminales.
Los más recientes hechos de sangre que han ocurrido se deben a los ajustes de cuentas entre el crimen organizado: los Zetas y Jalisco Nueva Generación. Así se entendió con las mantas aparecidas recientemente y que las firmaban 35-Z y Zetas.
En Jalapa no hay grupos específicos. Aquí, el peligro es de día y de noche por los asaltos y allanamientos. La mayoría de los delincuentes son jóvenes que ya se saben a la perfección los beneficios que les otorga el nuevo sistema penal judicial; por eso ha incrementado la delincuencia porque ocurre que son detenidos por la autoridad y ante el Ministerio Público declaran y obtienen su libertad bajo fianza y mientras su abogado los defiende, ellos siguen delinquiendo.
El sistema de justicia atraviesa una grave crisis que se ha visto rebasada y que abarca, robos, extorsiones, secuestros y desaparecidos.
El Ayuntamiento, como el chinito, ‘milando’.
La autoridad municipal sólo da evasivas a los ciudadanos que se quejan por tanta inseguridad. Su preocupación es vigilar que los antros, cantinas, bares, tugurios, pulquerías, casas de masajes, casas de citas y centros nocturnos vayan al corriente de sus pagos y sus permisos con su licencia de funcionamiento “Giro C” para cumplirle fielmente al Reglamento de Desarrollo Económico y de multar a vendedores ambulantes y ‘marías’ que venden sus productos en las banquetas de las calles y parques públicos.
Los asaltos y allanamientos se incrementan, sobre todo, en las quincenas; son cometidos por delincuentes del orden común a quienes, si son sometidos por la policía y para que no salgan pronto de la cárcel, se les deberían de aplicar otras faltas como terrorismo, robo agravado, auto de vinculación y saqueos a fin de que no alcancen fianza, como se les hizo a los saqueadores de comercios en varias ciudades del Estado en días pasados.
Para el alcalde Américo Zúñiga y compañía no debe bastarles inaugurar callecitas y embanquetados; o llevar a cabo festivales y homenajes. Claro, todo eso está muy bien para la ‘Ciudad de las flores’ y la ‘Atenas Veracruzana’ pero el elemento principal es quitarle el miedo a los jalapeños implementando una serie de medidas de seguridad en coordinación con Seguridad Pública del Estado si no de nada servirán esas obras materiales porque si hay miedo y temor salir a la calle, entonces de nada sirven los pavimentos aunque sean con cemento hidráulico.
Que Jalapa no sea “Candil de la calle y oscuridad de su casa” porque la seguridad está muy flaca y sus habitantes no quieren vivir con miedo.
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