El prófugo envió estas dos calaveras
dedicadas a los veracruzanos:
I
¡Cuán gritan esos malditos
pero mal rayo me parta
si en acabando esta farsa
no pagan caro sus gritos!”
II
“No os podréis quejar de mí,
vosotros a quien maté;
si buena vida os quité
buena sepultura os dí.”
Sobre el gobernador prófugo ya se ha dicho todo, casi todo. Creemos que es justo y necesario ocuparnos de los ínclitos, inútiles, incultos, tarados y chistosos diputados que a través de la historia han dejado una huella imborrable. En muchísimas sesiones legislativas, tanto a nivel nacional como estatal hemos sido testigo de los sainetes, gritos, pleitos, sombrerazos y hasta cachetadas guajoloteras entre los representantes del pueblo. Total que aunque muchos no quedaron conformes, se votó a favor de alguna iniciativa y a los pocos días ya nadie se acuerda. Y para no hacerla de tos, mejor le platicamos algunas anécdotas, sucedidas ayer y hoy.
Entre tantas sesiones a las que asistimos en la labor reporteril en la ciudad de México para cubrir las actividades legislativas del Congreso que sesionaba en la calle de Donceles, (ya llovió) escuchamos de boca de algunos viejos legisladores estas anécdotas:
Retrocedan para atrás
En León, Guanajuato, la sangre corrió a raudales por la posesión del Ayuntamiento. Hubo una terrible matanza de sinarquistas. El país estaba conmocionado. La Comisión Permanente del Congreso de la Unión se reunió para enjuiciar al gobernador, que lo era el periodista don Ernesto Hidalgo, fundador y exdirector de El Universal Gráfico… Por supuesto, don Ernesto era inocente de lo ocurrido, pero le tocó hacerla de ‘chivo expiatorio’. Cuentan que los políticos se apretujaron en el Salón Verde hasta comprimir a los senadores y diputados miembros de la Permanente.
El senador guerrerense, Nabor Ojeda, que presidía la sesión, ordenó a grandes gritos:
-¡Retrocedan para atrás, señores! ¡Retrocedan para atrás!…
Este mismo legislador y coronel, en su discurso en demanda de la desaparición de poderes, soltó otra perla literaria:
-Yo hablo de lo que me consta… ¡no me guío por las lubricaciones de los periodistas!… (Lo que quiso decir fue “lucubraciones”
Imbécil, comercialmente
Cuando Miguel Alemán y Ezequiel Padilla disputaban la Presidencia de la República, en el Senado se suscitó una violenta discusión. Subió a tribuna el líder de la Cámara, el corpulento ranchero Eugenio Prado, corto de cultura pero pronto para el uso de la escuadra.045. Algo dijo contra el candidato Padilla, y entonces desde su curul lo increpó el senador potosino León García, también de armas tomar y muy machote quien también era padillista.
-¡Es usted un imbécil!, le gritó a Prado.
-¿Qué me dijo?, preguntó Prado, poniendo la mano sobre su pistolón.
-¡Imbécil!… ¡Más que imbécil!…
El drama estaba a la vista: Prado aferró su 45 y avanzó hacia León, que sostenía la injuria. De pronto, el senador tabasqueño “Chelo” –que quiere decir “güero”- Trujillo Gurría, intervino en la disputa:
-Eugenio, el compañero García te llamó imbécil, pero comercialmente.
-¿Comercialmente?, preguntó extrañado Prado.
-Sí, comercialmente, ratificó el tabasqueño.
-¡Ah, bueno!… si fue así, que pase… y subió a reanudar su discurso.
Nadie sonrió siquiera, porque se habría desencadenado la tragedia. Pero ya en la calle, a dos senadores, que eran Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, hasta hipo les dio de tanta carcajada. El ‘güero’ Trujillo Gurría explicaba después: “híjole, es que fue lo primero que se me ocurrió… lo bueno que éste es un bruto”. Como éstas hay más de nuestros diputados.
Pues desde entonces lo inútil y lo tarado ha persistido entre la bruma diputeril que nos gobierna, y la prueba está cuando el lunes 13 de este mes de octubre, la Comisión Permanente de la LXIII legislatura veracruzana sesionó hasta altas horas de la noche para aprobar la solicitud de licencia del prófugo de la justicia, al cargo de gobernador. Los que integran esta Comisión se llaman Octavia Ortega Arteaga, la que asegura que el tecnológico de la ciudad de Pánuco, Ver., es mucho mejor que la Universidad Veracruzana y no gasta tanto dinero, en calidad de presidenta, como vicepresidenta funge Ana Cristina Ledezma López y como secretario Juan Eduardo Robles Castellanos, diputado por el Partido Verde. Éste envió una iniciativa para que cuando veamos un perro en la calle, podemos matarlo. Así sin decir ‘agua va’. Y por otra parte propone se otorgue un reconocimiento denominado “Premio Estatal de Bienestar Animal”. Desde luego, nadie le hizo caso.
Llegado el momento de la autorización de la licencia para separase del cargo de gobernador al fugitivo, se tenía que leer el oficio correspondiente por parte del diputado verde.
-Ciudadanos diputados: Octavia Arteaga, perdón Ortega, diputada…este… ¿cómo se llama usted, compañera?
-Ana Cristina Ledezma…
-Ah, sí, disculpe, diputada Lezama… -carcajadas de la concurrencia-… Y así nos la hemos pasado: escuchando a tarados, chistosos, incultos, sumisos y levantadedos, siempre aprobando las iniciativas que envía el ejecutivo…
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